El presidente ruso habló así por primera vez desde que estalló el escándalo que amenaza con complicar las relaciones entre Washington y sus aliados.
Trump está en el centro de una nueva polémica, menos de cuatro meses después de su llegada a la Casa Blanca, y a pocos días de su primer viaje internacional.
Este nuevo escándalo se produce una semana después de que Trump dejara cesante al director del Oficina Federal de Investigaciones (FBI), James Comey.
En una conferencia de prensa en Sochi (sur de Rusia) junto al primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, Putin mezcló ironía y críticas para evocar el escándalo en Estados Unidos.
En un primer momento bromeó al prometer una “amonestación a su ministro de Relaciones Exteriores porque “no compartió sus informaciones secretas” con él o con los servicios secretos rusos, lo que provocó la risa del propio Lavrov y de responsables rusos.
Luego, más seriamente, anunció que “si la administración estadounidense lo autoriza, estamos dispuestos a proveer la grabación de la conversación entre Lavrov y Trump al Congreso y al Senado estadounidenses”.
Apenas terminó la conferencia de prensa, el consejero del Kremlin, Yuri Ushakov, citado por las agencias rusas, precisó que no se trataba de una “grabación de audio”, sino de una transcripción “hecha por una persona especial que está presente en las entrevistas” de este tipo.
Donald Trump fue acusado por el Washington Post de haber divulgado informaciones respecto de una operación en preparación del grupo yihadista Estado Islámico (EI), en ocasión de una reunión el 11 de mayo con Lavrov y con el embajador ruso en Estados Unidos, Serguei Kisliak, en la Casa Blanca.
Según fuentes coincidentes, esa información había sido ofrecida a Estados Unidos por Israel con la condición de no traspasarla a nadie, ni siquiera a otros países aliados, para no exponer a la fuente.
Furioso, el senador republicano John McCain afirmó que se trataba de un “mensaje inquietante a los aliados” de Estados Unidos.
Por su parte, Chuck Schumer, jefe de la oposición demócrata en el Senado, pidió que la transcripción del encuentro entre Trump, Lavrov y Kisliak fuera entregada a las comisiones de inteligencia del Congreso.
Para Putin, este escándalo resalta el clima “creciente de esquizofrenia política” en Estados Unidos.
“¿Qué van a inventar ahora esas personas que ventilan estas tonterías? Si no entienden que perjudican a su propio país, son simplemente estúpidos. Si entienden todo, son peligrosos y deshonestos”, estimó.
Donald Trump insistió en Twitter sobre su “derecho” a compartir informaciones sobre “terrorismo y seguridad aérea”, una opinión compartida por la primera ministra británica, Theresa May.
“Las decisiones sobre el tema de discusión del presidente Trump con la gente que recibe en la Casa Blanca conciernen al presidente Trump”, declaró May. “Continuamos trabajando con Estados Unidos y continuamos compartiendo informaciones con Estados Unidos, como lo hacemos con otros en el mundo”, insistió.
Un responsable de la administración estadounidense confirmó el martes por la noche a la AFP las informaciones del New York Times, según las cuales las informaciones que compartió el presidente estadounidense provenían de Israel, adonde Trump viaja la próxima semana.
Por su parte, Israel no comentó el escándalo directamente. El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, tuiteó este miércoles que “las relaciones de seguridad entre Israel y Estados Unidos, nuestro mayor aliado, son profundas, importantes y sin precedente”. “Esto continuará siendo así”, agregó.
Con información de AFP.
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