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Por Micaela Urdinez
Frente a los grandes desafíos que les presentó 2010 se remangaron para asistir a los grupos vulnerables más necesitados y seguir sembrando esperanza.
Está lejos de sentirse una líder social, pero sin duda actúa como tal. A su motor interior lo alimenta la conciencia de lo mucho que hay por hacer para derribar los prejuicios que obstruyen la construcción de una sociedad más justa.
A María Amelia Schilardi el hecho de vivir la discapacidad en carne propia fue lo que la impulsó definitivamente a transitar el camino de la construcción de espacios inclusivos. Siempre se sintió orientada a colaborar con esta problemática, pero luego de sufrir un accidente automovilístico que le dejó una lesión en la médula espinal, sus energías se potenciaron.
"Desde adolescente colaboré en la iglesia y mientras cursaba la Facultad, con un hogar y comedor de niños. Desde 2008 comencé a colaborar más intensamente en proyectos sociales, principalmente en la empresa en la que trabajo, donde me dan la oportunidad de crear en este sentido", dice esta psicóloga, de 35 años, que vive en Mendoza.
Sus propias experiencias son las que la llevaron a querer allanarle el camino a otras personas en su situación. Desde hace varios años, Schilardi es una de las principales impulsoras del Club de Empresas Comprometidas, que intenta favorecer la empleabilidad de trabajadores con discapacidad.
"Este club comenzó a funcionar en Buenos Aires, en 2008 se inauguró uno en Mendoza y luego siguieron los de Córdoba y Rosario, con muy buenos resultados. Pronto se inaugurará el club en Salta y estoy intentando formar la red para que este club pueda abrirse en San Luis y San Juan", dice Schilardi entusiasmada.
Mientas tanto, esta joven pasa sus días sensibilizando a la sociedad sobre la discapacidad, dando testimonio de cómo estas personas pueden tener una vida plena. Junto a un grupo de compañeros del Club de Empresas Comprometidas dan charlas en universidades, congresos o foros. "Lo que intentamos es brindar información del tema y así derribar ciertas barreras sociales que son las más difíciles para quienes tenemos una discapacidad", concluye Schilardi.
Múltiples desafíos
"Durante 2010, los líderes sociales se han enfrentado a múltiples desafíos. La realidad cotidiana no ha cesado en necesidades y urgencias, en muchos casos se ha profundizado. Estos líderes son identificados como personas capaces, honestas, bien intencionadas, deseosas de aportar su capital social, intelectual y relacional para la construcción de una sociedad más justa e inclusiva", explica Guillermina Lazzaro, directora Cono Sur de Ashoka.
Para Lazzaro, el rol y el alcance de los líderes sociales estarán dados por la capacidad que tengan de aceitar su relación con el Estado, y las alianzas que consigan generar con las empresas.
"La Argentina necesita compromisos y agentes de cambio deseosos de aportar pensando en las futuras generaciones", concluye Lázaro. En este línea también trabaja Avina, que en 2009 invirtió 879 mil dólares para financiar proyectos de emprendedores sociales en nuestro país.
Su valor agregado consiste en su capacidad de convocar a los medios y pararse frente a las cámaras. Manuel Lozano, director de la Red Solidaria y digno discípulo de su maestro, Juan Carr, logró durante 2010 posicionarse como el líder social más joven del año. Fue la voz y la cara de numerosas movidas solidarias como la campaña por el tornado en Pozo del Tigre (Formosa); la construcción, junto a la Fundación Soledad Pastorutti y la Universidad del Salvador, de casas con envases de botellas, y los recorridos, junto con 650 voluntarios, por las calles porteñas durante el invierno para repartir comida y ropa de abrigo a la gente de la calle.
Ya a los 14 años se ofreció como voluntario en un hogar de niñas y un comedor comunitario en Chascomús, su ciudad natal. Al mudarse a la Capital comenzó a buscar nuevas formas para involucrarse; a los 18 encontró la cátedra de Cultura Solidaria que dictaba Red Solidaria y desde ahí comenzó como voluntario. "Al principio atendía el teléfono escuchando, conteniendo y orientando a quienes nos llamaban por diferentes problemáticas sociales. Con el tiempo fui involucrándome más y desde 2008 estoy como director de Red Solidaria en la Argentina", dice este abogado, de 26, que cree que cada vez son más los que apuestan por un cambio positivo.
La esencia de la Red Solidaria es dar visibilidad a problemáticas sociales desatendidas. Por eso, gran parte de la tarea de Lozano es recorrer el país para adentrarse en estas realidades y sacarlas a la luz. "Estamos trabajando con los comedores comunitarios y las escuelas rurales de todo el territorio. No sólo en la asistencia de sus necesidades básicas, sino intentando generar proyectos a largo plazo ligados con la autosustentabilidad y la cultura del trabajo. A su vez continúo creando redes solidarias en el interior, ya que conseguimos fundar 73 redes y sólo nos restan Santa Cruz y Formosa."
A modo de balance, Lozano sostiene que 2010 fue un año intenso, pero de grandes logros, y que es sin duda el resultado del trabajo en equipo de todos los voluntarios que conforman la red. Sin embargo hace hincapié especial en la oportunidad que tiene la generación de jóvenes de entre 15 y 35 años de cambiar la realidad. "Mientras haya jóvenes y chicos dispuestos a comprometer su vida por el cambio, hay esperanza. Y por suerte son muchos y cada vez más. Hay una nueva juventud que está trabajando y se está formando, y de allí saldrán los líderes de un mañana no tan lejano", concluye.
Contra los mosquitos
Viviana Villalba vive en la localidad de Clorinda, Formosa. Desde la secundaria empezó a sentir que su comunidad necesitaba de espacios que les permitiera a los jóvenes informarse sobre temas tan críticos como el dengue.
"Empecé en 2005 a través del movimiento de jóvenes que participaba del club de estudiantes de mi escuela secundaria. Después llegó una invitación de formar un Ecoclub con estos jóvenes y desde hace 5 años estamos trabajando para mejorar la calidad de vida de la población", explica Villalba.
Como directora de la organización maneja varios proyectos enfocados al bienestar de la comunidad. En 2006 inició Lucha contra el Dengue, que consiste en concientizar a la comunidad sobre cómo prevenir esta grave enfermedad. "Realizamos un recorrido casa por casa, registrando los patios de los hogares para observar si contienen lugares que favorezcan el desarrollo de los mosquitos, y brindamos información sobre prevención y manejo", explica Villalba, emocionada con el vínculo generado con las familias y la confianza que les transmiten al visitar sus hogares.
Estos son sólo tres ejemplos de los miles de líderes sociales que, durante este año, se pusieron al hombro las necesidades del país.
PROYECTO SONRISAS
Desde 2004, Martín Ferreira lleva adelante el Proyecto Sonrisas, que consiste en generar lazos afectivos sólidos entre los niños en situación de riesgo y los diferentes agentes de la sociedad, que los ayuden a incorporar las herramientas necesarias para su desarrollo personal.
En pos de esta misión generan alianzas fuertes con sus familias, los colegios, sus docentes y el municipio. "Cuando el niño juega permanece activo. Todo el tiempo hace nuevas observaciones, pregunta y responde, hace elecciones y amplia su imaginación y creatividad. El juego le proporciona al chico la estimulación y la actividad física que el cerebro necesita para desarrollarse y aprender", dice Ferreira.
COMO COLABORAR
Red Solidaria
http://www.redsolidaria.org.ar/
Proyecto Sonrisas
proyectosonrisas2010.blogspot.com
Ecoclubes
http://www.ecoclubes.ar/
Ashoka
http://www.ashoka.org.ar/
Club de empresas comprometidas
http://www.empresascomprometidas.org/
Fuente: lanacion.com.ar