Estamos a principios de Enero, y tras pasar una larga semanita conduciendo entre nieve y más nieve, poniendo y quitando cadenas, madrugando para intentar llegar, no siempre se llega, a trabajar…y llega por fin el ansiado viernes por la tarde y dos días de descanso merecido. Y digo merecido porque es algo necesario cuando no se ha tenido. Por propia salud el cuerpo lo pide , lo necesita… y es que irse a la cama viendo caer y caer copos y más copos y ver cómo se desploma el termómetro… e imaginarse las placas de hielo…pues no ayuda mucho a conciliar el sueño, la verdad. Esto es algo que entendemos todos. Pues el viernes llega y veo en el pinar de al lado de casa, a eso de las 7:30 de la mañana las primeras hogueras… y cuando regreso a comer una gran masa de tiendas de campaña, la guardia civil parando a todo el mundo y una masa de moteros que me impiden mi entrada en el pueblo, vaya, a mi casa. Tengo que aparcar más lejos pero no le doy importancia. Voy a comprarme unos tapones de oídos, pienso que van a ser necesarios para armarme de paciencia, y encuentro motos y más motos que ni respetan pasos de cebra, ni horarios comerciales, y que duplican literalmente el número de habitantes de la población habitual. Me dicen que dejan dinero , y lo único que pienso es que me den lo mío y me dejen descansar. Conciertos y ruidos de motor a diario de Jueves a Domingo, aparcar el coche lejos de casa, no descansar de ruido ni de día ni de noche…¿y tenemos que dar las gracias porque nos invadan? Hogueras en un pinar que jamás se nos ha ocurrido hacer a nadie, toneladas de basura, y un trato exquisito por parte del Ayuntamieento… estamos tos muy contentos con este tipo de concentraciones.