Movie Review…por César del Campo de Acuña
Dirección: Alexandre Aja.
País: Estados Unidos.
Año: 2006.
Duración: 105 minutos.
Género: Terror. Suspense.
Guion: Alexandre Aja y Grégory Levasseur (Remake: Wes Craven).
Reparto: Aaron Stanford, Ted Levine, Kathleen Quinlan, Vinessa Shaw, Emilie de Ravin, Dan Byrd y Robert Joy.
Fotografía: Maxime Alexandre.
Música: Tomandandy.
Montaje: Baxter.
Dirección artística: Grégory Levasseur y Tamara Marini.
Diseño de producción: Joseph C. Nemec III.
Estreno en Estados Unidos: 10 de marzo de 2016.
Estreno en España: 30 de junio de 2016.
The lucky ones die first
El nuevo siglo trajo al cine de terror una corriente de revisionismo y adaptación al nuevo formato narrativo y la explosión de los films adscritos al subgénero “torture porn”. Si no recuerdo mal, y creo que no, el primer remake que llego a las grandes salas fue La matanza de Texas dirigida por Marcus Nispel en 2003. Gracias al éxito en taquilla y a la aceptación generalizada del público de la citada película, no tardaron en producirse otras nuevas versiones de las franquicias vinculadas al horror más famosas de los años 70 y la década de los 80. Es cierto que antes de que llegaran a las salas las revisiones de Halloween, Pesadilla en Elm Street, San Valentín Sangriento, Viernes 13, La ultima casa a la izquierda o Piraña se filmaron dos cintas que nadie esperaba como fueron La casa de cera (remake de la cinta protagonizada en 1953 por Vincent Price) y Las colinas tienen ojos, reimaginación de la incómoda película dirigida, escrita y editada por Wes Craven en 1977. En esta ocasión Craven no dirigiría, escribiría o editaría, solo se dedicaría a producir junto a Peter Locke, cediéndole el timón al francés Alexandre Aja, cineasta francés que por aquel entonces tan solo contaba con dos largometrajes en su haber (Furia de 1999 y Alta Tensión de 2003). El joven miembro del Splat Pack (conjunto de cineastas que desde el año 2002 había comenzado a producir películas de terror de bajo presupuesto pero de alto contenido violento) no se amilano y, no solo se limitó a dirigir, sino que además escribió el guion junto a Grégory Levasseur con el que ya había trabajado en Alta Tensión.
Aja no solo actualizo el ¿mito? de Sawney Bean como ya hizo Craven en ese, a mi juicio, western descarnado e involuntario que le salió en 1977, sino que trato de horrorizar al público dotando a los antagonistas de un pasado trágico que explicara sus motivaciones asesinas pero dejando lo suficiente a la imaginación del espectador para que este creara un origen remontándose a los años 50 (algo que fue anulado por el comic Las colinas tienen ojos: El comienzo). El esquema es el mismo que el de la cinta original llegando a calcar incluso líneas de dialogo, pero en esta ocasión la desafortunada familia no se enfrentaría sencillamente a un grupo de salvajes caníbales sino a un clan de sanguinarios mutantes afectados por la radiación resultante de las diferentes pruebas atómicas realizadas en el desierto de Nuevo México (una licencia de la que película ya que en Nuevo México tan solo se hicieron dos pruebas nucleares, siendo una de ellas la primera explosión nuclear de la historia). Como ya les he comentado, la trama es idéntica, pero en esta ocasión se detiene, especialmente en el tercer acto, en explorar donde moran los caníbales con un viaje al subsuelo y una violenta visita al aislado pueblo que habitan en las colinas. Por otro lado merece la pena señalar que si bien es cierto en la cinta original de 1977 se da un papel preponderante en la trama a Papa Jupiter (aunque Michael Berryman como Pluto le robara los focos a James Whitworth) en esta nueva entrega su presencia es anecdótica (para desconsuelo del icónico Billy Drago, encargado de interpretar a Jupiter en este film) y en ningún momento se señala que fuera su simiente la originadora del clan mutante.
En poco más de 100 minutos Alexandre Aja construye un relato de terror con muy buen ritmo gracias a apostar por la acción en lugar del suspense y por mostrar con todo lujo de detalles la violencia (algo a lo que la cinta original tampoco hizo asco) gracias a unos efectos especiales prácticos y a un trabajo de maquillaje espectaculares. Es cierto que el film tiene efectos especiales generador por ordenador, pero el énfasis que se puso en dotar a los mutantes de una personalidad propia gracias al maquillaje es digno de ser mencionado ya que los convierte en los auténticos protagonistas del film. Lagarto, Pluto, Cyst (Greg Nicotero) y Cerebro resultan villanos memorables y todo gracias a apostar por un nutrido grupo de especialistas y maquilladores que pudieran construir un horror con el que los actores responsables de interpretar a los Carter pudieran interactuar. Es cierto que la película, en momentos puntuales, presenta errores de fotografía/iluminación (cuando están abandonando la gasolinera al principio del film la luz parece indicar que estamos viendo un atardecer mientras que cuando sufren el accidente, algo que supuestamente ocurre a unos 12 kilómetros de la citada estación de servicio parece pleno medio día) y la banda sonora no acompaña al resultar, en contadas escenas, un tanto ridícula y paródica. Pero, si se obvian ese par de defectos, el resultado general es una trepidante reinterpretación y un dignísimo remake.
Puedo decir, sin ruborizarme, que Las colinas tienen ojos de Alexande Aja es mi remake preferido de entre todos los que se han producido inspirándose en los grandes mitos del terror alumbrados durante la década de los 70 y los 80 no solo por revitalizar para la audiencia del siglo XXI una cinta que a pesar de su éxito había caído en el olvido, sino por aportar una historia francamente interesante. Creo que, si son aficionados al cine de terror y no la han visto se pierden una cinta realmente divertida en la que los elementos que les llevaron a aficionarse al género, como los citados efectos especiales prácticos o los maquillajes grotescos, son tratados con sumo cuidado, dotando a la producción de un diseño de la misma memorable y lleno de personalidad. Alexandre Aja supo dar en el clavo con un remake que funciono bien en taquilla (sin llegar a ser un bombazo, para que engañarnos) capaz de generar una secuela y una suerte de precuela en formato comic.
Curiosidades:
- Las fotos de mutaciones que amenizan los títulos de créditos al principio del film no son efecto de la radiación nuclear, sino defectos de nacimiento causados por el uso del agente naranja en Vietnam.
- El set de la gasolinera construido en Marruecos resultaba tan real que muchas personas ajenas a la producción paro para repostar (algo que ya paso en La rebelión de las maquinas).
- Ivana Turchetto, actriz que interpreto Big Mama, accedió a afeitarse la cabeza por 1000 $.
- Wes Craven y el productor Peter Locke querían filmar el remake en las mismas localizaciones en las que rodaron en 1977 pero cuando las visitaron se dieron cuentan que se había comenzado a urbanizar.
- La escena del accidente del coche tardo en filmarse 3 días.
- Hubo muchas dificultades a la hora de filmar la escena en la que apuntaban con la pistola al bebe y no porque se asustara, sino porque no paraba de jugar con el cañón del arma.
- La pistola de Bobby es una Beretta Cougar 8045, el revolver de Big Bob es un Taurus Modelo 66 y la escopeta que aparece en el film es una High-standard model K-1200 riot deluxe model.
- Dos minutos de la película tuvieron que ser cortados para que le dieran una calificación R (No apta para menores de 17 años si no es con la compañía de un adulto) en lugar de la NC-17 (Contenido sólo apto para mayores de 18 años) que en un principio le dieron.
- La mini serie de 2006 Los diez mandamientos se estaba grabando cerca de donde se estaba filmando Las colinas tienen ojos. Los equipos de ambas producciones compartían el mismo hotel.
- Durante la preproducción se pensó en que el personaje de Papa Júpiter tuviera un hermano siamés saliéndole del pecho. Finalmente se abandonó esta idea y se optó porque Papa Jupiter fuera el único de los habitantes de las colinas que no tuviera mutaciones aparentes.
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