
Mas si la engañifa se vuelve sombría en su pobreza, ya roza lo delictivo cuando el personaje a tratar es el gran Bob Esponja, convertido aquí en un muñecote obeso, tal un rutinario oficinista de culo fondón, imposibilitado de vestir unos pantalones cuadrados.Por todo ello, reclamo para los responsables la pena capital.
