Revista Humor
Una letra S, una sola letra S, equívoca, tal vez mal situada, puede complicar extraordinariamente la angustiosa situación económica que nos lleve a pignorar un automóvil según proponen estos modernos chamarileros de la crisis (¿encontró la letra?).
¿Acabará la operación en un divorcio, en un desencuentro paterno-filial? Con independencia de ello, el final está condenado al sofocón desde el rotundo y áspero “Autoempeño”, que es vocablo relleno de penurias galdosianas.