Revista Opinión

Movilizaciones y movimientos sociales en España. Mapa de escenarios pos15M, irrupción de la pandemia y guerra en Europa (2016-2023) 2ª parte

Publicado el 16 junio 2023 por Tomasalberich

      La participación de las personas mayores en los movimientos sociales. La Marea de Pensionistas y Jubilados

La variable etaria ha sido históricamente significativa en los movimientos sociales, siendo los movimientos juveniles grandes impulsores de procesos sociopolíticos y culturales de gran impacto social . Sin embargo, las personas mayores como grupo poblacional se habían movilizado poco comparativamente con otros grupos de edad y otros grupos de interés hasta finales de la primera década del siglo XXI . No quiere esto decir que las personas mayores hayan quedado al margen del activismo ciudadano, muy al contrario, sino que su movilización había estado hasta entonces generalmente vinculada a otras identidades más allá de la edad (política, étnica, nacional, de género, cultural, social, etc.) e intereses (ideológicos, ecológicos, laborales, económicos, etc.). No obstante, a partir de la Gran Recesión de 2008 y, sobre todo, de las "políticas de austeridad" que le sucedieron, las personas mayores se activaron como grupo de interés impulsadas por los movimientos de indignados, protagonizando uno de los movimientos sociales más activos, constantes y resolutivos de la última década en España, con la Marea de Pensionistas y Jubilados como referente.

La crisis sistémica de 2008 había puesto contra las cuerdas al sistema económico mundial, incrementándose las desigualdades sociales, el desempleo y los índices de pobreza, afectando principalmente a los colectivos más vulnerables, entre ellos, las personas mayores. En España, tras la implementación de ciertas políticas sociales compensatorias, el gobierno de Rodríguez Zapatero cede a las presiones de Bruselas y comienza a poner en marcha las denominadas "políticas de austeridad" que se traducen en recortes sociales de gran impacto en los grupos sociales más vulnerables. Estas medidas provocaron un fuerte rechazo en la opinión pública, sobre todo entre los jóvenes, que protagonizaron en sus inicios los movimientos de indignados como el 15M y las mareas ciudadanas. Aunque las movilizaciones del 15 de mayo 2011 fueron impulsadas sobre todo por movimientos juveniles, el 15M se caracteriza por tener una vocación integradora que incorpora a todos los sectores de la población, convirtiéndose en un movimiento en defensa de derechos sociales específicos, transversales y transgeneracionales. Inicialmente no se produjo una movilización masiva de las personas mayores en el seno de las múltiples asambleas y actividades canalizadas por el 15M, pero las personas mayores encuentran un espacio propio de reivindicación que da lugar a diferentes grupos activistas, entre ellos los "Yayoflautas". En 2011 se inicia en Barcelona el que sería finalmente el movimiento de los "Iayoflautas". La denominación surge como respuesta al calificativo de "perroflautas" de la entonces Presidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, al referirse despectivamente al 15M. El término combina la expresión "perroflauta" con el apelativo "iayo", acepción catalana de abuelo, como apelativo afectivo a la edad de los activistas . Este apelativo se convierte en un revulsivo para un colectivo que había iniciado su movilización de una manera local e informal, en paralelo al 15M en la reivindicación de derechos sociales más allá de sus intereses particulares. Ciertamente las personas mayores no se percibían como un grupo especialmente afectado por la crisis económica y las políticas de austeridad, en comparación con otros colectivos gravemente afectados como los jóvenes, los desempleados de larga duración, las personas migrantes, etc. Más aún, para algunas familias los abuelos y abuelas, y más concretamente sus pensiones, se habían convertido casi en la única fuente de ingresos de sus hogares, por lo que muchos de ellos eran el sostén de las familias de sus propios hijos. Es en este sentido en el que más ampliamente se puede identificar el carácter integrador del activismo de los yayoflautas, pues, como apuntan Fernández-Planells et al. "con los yayoflautas, tres generaciones de abuelos, padres e hijos -cuatro si contamos los carritos de niños que acompañaban a sus padres/madres- se unieron al movimiento de los Indignados".

De ahí que fueran los recortes en las pensiones lo que finalmente activase la movilización de las personas mayores como grupo de interés. En 2010 el Gobierno había congelado las pensiones y en 2011, la nueva "Ley de actualización, adecuación y modernización del sistema de Seguridad Social" programa el incremento paulatino de la edad de jubilación ordinaria de los 65 a los 67 años y el periodo de cálculo de la base reguladora de la pensión de 15 a 25 años. Pero lo que pone el dedo definitivamente en la llaga es la reforma del nuevo gobierno del PP, de desvinculación del factor de actualización de las pensiones del índice de precios de consumo (IPC), utilizando en su lugar el "índice de revalorización de las pensiones" (IRP) que "vincula el incremento anual de las prestaciones con el saldo estructural del sistema". Como datos de cálculo se utilizan los ingresos y los gastos del sistema de Seguridad Social y la tasa de variación anual del número de pensiones contributivas, fijando su revalorización entre el 0,25 y el 0,5 por ciento, sin tener en cuenta el incremento de precios y siempre que la Seguridad Social no tuviese déficit. Además, se incorpora el llamado "factor de sostenibilidad" para ajustar las pensiones a la evolución demográfica del país, que implicaría en la práctica reducir el importe de las pensiones si aumenta la esperanza de vida. Este factor se calcula en función de los años cotizados, la edad de jubilación y las cuantías cotizadas, por lo que, con unas proyecciones de futuro de incremento de la esperanza de vida, el factor de sostenibilidad implica una disminución progresiva de las cuantías de las pensiones. Este nuevo sistema de cálculo afectaba especialmente a las personas mayores jubiladas con rentas más bajas de las que, en plena Gran Recesión, dependía el sostenimiento no sólo de los pensionistas, sino también de sus hijos e hijas en paro o con empleos precarios y sus familias.

Estas nuevas medidas sí que suponen un punto de inflexión en la acción colectiva de las personas mayores, al afectar a un elemento de interés común como son las pensiones. La indignación se plasma en movilizaciones que reivindican la derogación de la Ley de actualización de las pensiones de 2011, la eliminación del factor de sostenibilidad y la institución del derecho a la vejez digna como un derecho fundamental. Este movimiento se configura como una marea ciudadana, es decir, "espacios plurales de reivindicación y movilización social" en la defensa de los servicios públicos y los derechos sociales. La "Marea de Pensionistas y Jubilados" se fue configurando a partir de dos espacios de reivindicación representados por la MERP y la COESPE.

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Por un lado, la plataforma de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones (MERP) reivindica una "reforma de la Constitución que prohíba expresamente cualquier medida que rebaje el poder adquisitivo de las pensiones o permita la privatización, parcial o total, del sistema público de pensiones" . Por su parte, la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (COESPE, inicialmente CEDSPP) se configura en 2016 como una agrupación de plataformas locales y regionales independientes (entre ellas varias mareas ciudadanas y yayoflautas) que reivindican entre otras medidas "recoger las pensiones como un derecho constitucional, incluirlas en los presupuestos generales del estado, restablecer la jubilación ordinaria a los 65 años, garantizar la revalorización de las pensiones con el IPC real, y la derogación de las reformas de pensiones de 2011 y 2013 y la reforma laboral" . Estos dos movimientos sociales confluyeron en las llamadas "mareas pensionistas" . La Marea de Pensionistas y Jubilados se integra mayoritariamente por beneficiarios de prestaciones económicas por jubilación, aunque también incluye a los beneficiarios de otros tipos de pensiones como viudedad, orfandad o discapacidad. Las movilizaciones de esta marea han destacado por su constancia y tenacidad a lo largo de los años, manteniendo sus convocatorias de movilización activas desde 2011 hasta ahora (2023).

Además de esta constancia, las claves del éxito de las convocatorias se cimientan en: 1) su posicionamiento de independencia y desvinculación de los partidos políticos y los sindicatos mayoritarios; y 2) en la concreción sectorial de sus reivindicaciones y su constancia.

Con respecto a la primera, la marea pensionista ha mantenido sus posiciones ante los diferentes gobiernos de turno sin aceptar presiones: ante el gobierno del PP liderado por Rajoy en las legislaturas XI (2011-2016) y XII (2016-2018) y ante el PSOE y la posterior coalición de PSOE y Unidas Podemos en la legislatura XIII (2018-2022) liderada por Pedro Sánchez. Los gobiernos del PP se vieron fuertemente desprestigiados por las contundentes movilizaciones protagonizadas por un sector de la población considerado un nicho tradicional de voto conservador. El gobierno de coalición de izquierdas también se está teniendo que enfrentar a la marea pensionista que no considera suficientes las reformas planteadas por el ejecutivo. De hecho, pocas semanas después de la investidura de Sánchez las movilizaciones ya portaban en sus pancartas los lemas "Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden", "Pensionistas: no bajaremos la guardia" , como advertencia al nuevo ejecutivo de que el cambio político no implicaba una relajación de las reivindicaciones y que el movimiento estaba a la espera de los cambios prometidos.

Sobre la segunda clave del movimiento, la sectorialización de los objetivos de incidencia política de la marea pensionista en torno a la mejora de las pensiones, logra concitar grandes consensos entre diferentes sectores. Por otra parte, la concreción de las reivindicaciones facilita su traslado a la opinión pública e integrarse en el debate ciudadano. Las personas mayores como grupo de interés ven reflejada la defensa de sus intereses económicos, los sindicatos y los partidos de la izquierda no pueden más que respaldar actuaciones en la línea de sus reivindicaciones tradicionales, y otras mareas ciudadanas y movimientos de indignados se solidarizan con los pensionistas.

Ambas claves se complementan y propician su prestigio entre los grupos de población menos politizados. Al principio de la nueva ola movilizadora se rechaza que a las concentraciones de pensionistas acudan partidos políticos o sindicatos con sus banderas o símbolos, como también ocurrió al inicio del 15M, propiciando que su imagen fuera apartidista y de creación de un movimiento nuevo. En este sentido se diferencian de las otras mareas ciudadanas comentadas, en las que sí se admitían banderas y siglas de las organizaciones integradas en cada marea, ya que se entendía que la "marea" (blanca, verde, etc.) era la suma de todas las entidades ya existentes por un objetivo común.

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Más aún, las nuevas movilizaciones y la marea de mayores tampoco han estado exentas de tensiones internas. Las secciones de pensionistas y jubilados de los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT especialmente) han reivindicado su protagonismo histórico en las movilizaciones por las pensiones. Incluso publicaron, al principio del ascenso de la ola movilizadora (en 2017), videos y manifiestos reclamando ese protagonismo e intentando visibilizar que los sindicatos siempre habían estado con la movilización en defensa del sistema público de pensiones. La nueva ola de pensionistas y jubilados critica a estos sindicatos mayoritarios por considerarles excesivamente moderados, y próximos al sistema de poder establecido. Especialmente la COESPE es muy crítica y se sitúa claramente a la izquierda de los sindicatos. En la práctica también lucha por su propio reconocimiento como nuevo interlocutor social, considerando que se les está marginando injustamente de cualquier negociación sobre la reforma del Pacto de Toledo de las pensiones, curiosamente a la vez que se manifiestan públicamente en contra de ese pacto reivindican estar presentes en él, o en su demandada reforma. Introducen así elementos de tensión entre los movimientos reivindicativos progresistas, divididos entre los que consideran que el Pacto de Toledo fue negativo y hay que rechazarlo y los que, por el contrario, reivindican este Pacto precisamente como un logro y buen punto de partida para cualquier negociación, reivindicando solo su mejora. domesticados

Por otra parte, las organizaciones más radicales en la defensa de las pensiones han rechazado que se les critique por ser corporativas, en el sentido de solo dedicarse a reivindicar más dinero para las pensiones. La concreción de los objetivos no ha limitado su campo de acción, el origen plural del movimiento ha facilitado una apertura a solidarizarse y unir fuerzas con otros movimientos sociales. De hecho, la marea pensionista se ha unido a las reivindicaciones del movimiento feminista 8M y las movilizaciones en contra de la violencia de género, ha participado en la paralización de desahucios con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y ha explicitado la necesidad de "coordinación y encuentro con los sectores socialmente más débiles: precariado, feminismo, trabajadores y trabajadoras en activo y desempleadas, jóvenes en el exilio económico, afectados por la dependencia" .

Aunque las principales reivindicaciones por parte de COESPE se centran en la regulación de pensiones dignas, la defensa de los servicios públicos y la garantía de derechos sociales universales han ido ocupando un espacio cada vez más amplio en sus demandas. A este respecto, desde la Marea pensionista se reivindica también un cambio de modelo de financiación argumentando, sobre el vigente modelo fundamentado en la autofinanciación de las pensiones con las cotizaciones sociales, que ya no es viable dado que

"La precariedad instalada tras las reformas laborales ha dinamitado tal concepción de la autofinanciación; contratos temporales y a tiempo parcial, junto a los bajos salarios, son responsables directos del déficit de la Seguridad Social" .

En esta misma línea, en la IV Asamblea de COESPE (5/9/2020) se elabora una tabla reivindicativa en la que se señalan las principales exigencias del movimiento referidas tanto a la regulación de las pensiones (como objetivo de interés específico del movimiento) como a reivindicaciones de derechos sociales para otros colectivos, entre las que destacamos:

  • Regulación de las pensiones como un derecho constitucional

  • Jubilación ordinaria a los 65 años

  • Revalorización anual igual al IPC

  • Pensión mínima igual al 60% del SMI (de acuerdo con la Carta Social Europea)

  • Eliminación de la brecha de género

  • Pensiones de viudedad al 100%

  • Jubilación anticipada sin penalización con cuarenta años cotizados

  • Derogación total de las reformas de pensiones de 2011 y 2013

  • Defensa de los servicios públicos

  • Derogación total de las reformas laborales de 2010 y 2012

  • Oposición y rechazo al Pacto de Toledo

  • Pleno funcionamiento de la Ley de Dependencia

  • Reforma fiscal justa y progresiva

En cuanto al alcance de las movilizaciones, las más multitudinarias se produjeron entre 2017 y 2018. Tras un impás en el verano de 2019, a la expectativa de las medidas que pusiera en marcha el nuevo gobierno de coalición de izquierdas, en septiembre de 2019 se reactiva la marea con cientos de micromovilizaciones originadas o animadas por la Marcha en Defensa de las Pensiones Públicas hacia Madrid que partió en dos columnas: la columna norte desde Barakaldo (Vizcaya) y la columna sur desde Rota (Cádiz). Estas marchas a pie de cientos de kilómetros recorridas por algunas decenas de personas mayores, cruzando poblaciones del interior, no obtuvieron demasiada cobertura mediática. Sin embargo, con la confluencia de las dos columnas a su llegada a Madrid y la adhesión de más de 250 plataformas de todo el Estado, la movilización fue masiva y una de las más multitudinarias de los últimos años, congregando a miles de manifestantes -8.000 según la policía local de Madrid (La Vanguardia, 2019) y cerca de 100.000 personas según fuentes de la organización (65ymás, 2019) . El éxito de la convocatoria propició que las reivindicaciones de pensiones dignas con cuantía mínima mensual de 1.080 euros y actualización con el IPC, se convirtiesen en el centro de todas las atenciones y se posicionase en la agenda política de todos los partidos. De hecho, las personas mayores se convierten en la población diana de todas las formaciones políticas durante la campaña electoral de los comicios generales del siguiente mes de noviembre de 2019, con una especial atención a las pensiones de jubilación.

En cuanto a la consecución de objetivos de la acción colectiva de la marea pensionista, sus movilizaciones han logrado victorias parciales, como la restauración de la revalorización de las pensiones con el IPC en el proyecto de ley en 2021, diez años después del inicio de las movilizaciones. Pero el movimiento considera que el proyecto de reforma del sistema de pensiones que el ejecutivo de Sánchez tramita "mantiene y ratifica los recortes" como ejemplifica la sustitución del factor de sostenibilidad de la reforma de 2013 (que no llegó a entrar en vigor) por el denominado "mecanismo de equidad intergeneracional" (MEI) que se introduce en el texto legal vía enmienda de 2022 para cumplir con el calendario pactado con la Unión Europea. La Marea pensionista incide en que uno de los principales obstáculos reside en que la reforma se está llevando a cabo con los agentes sociales en el marco del Pacto de Toledo, pero sin contar con la participación del principal colectivo afectado, los propios pensionistas y sus organizaciones. Por ello la Marea pensionista convocó nuevas movilizaciones en octubre y noviembre de 2021 para protestar contra el acuerdo sobre esta reforma legislativa. El 16 de noviembre se confluye de nuevo en Madrid en una manifestación, con una participación de diez a quince mil manifestantes, según diversas fuentes.

Según el manifiesto publicado, se "perpetúan unas pensiones mínimas miserables, cambia de nombre el Factor de Sostenibilidad manteniendo su esencia de precariedad, y deja la puerta abierta a la privatización del Sistema Público de Pensiones (SPP) y a nuevos recortes" . Por ello, el movimiento considera necesaria una auditoría del sistema de pensiones que dilucide si su funcionamiento es apropiado y se ha gestionado adecuadamente para garantizar su sostenibilidad . Manteniéndose en sus posiciones se reclama la revalorización de las pensiones conforme al Salario Mínimo Interprofesional (SMI); revertir la edad de jubilación a los 65 años; eliminación de la brecha de género, pensiones de viudedad al 100% y el resto de demandas especificadas en la IV Asamblea . Para su consecución consideran imprescindible romper con el estatismo del Pacto de Toledo en futuras negociaciones de la reforma del sistema de pensiones y apostar por la constitución de un espacio de negociación colectiva que integre a todos los agentes sociales incluyendo a los protagonistas de esta reivindicación social representados por la Marea de Pensionistas y Jubilados .

Como señalaba Ferrer , la acción colectiva de las personas mayores será decisiva en el futuro a corto y medio plazo. Por un lado, las proyecciones de futuro del INE sobre envejecimiento poblacional indican que, si en 2020 las personas de 65 años y más eran el 19,6% de la población, en 2050 representarán el 31,4%, casi un tercio del total de la población. Por otro, como muestran los datos del Barómetro Social del CIS, las personas mayores presentan tasas de participación electoral muy altas con respecto a otros grupos de edad. Estos hechos conferirán a los mayores más peso electoral y, por tanto, más capacidad de situar sus intereses colectivos en la agenda política (pensiones, servicios públicos de salud, de dependencia, etc.). Como hemos comentado, en 2018 coinciden con las mayores movilizaciones feministas y se produce un amplio conocimiento público:

"El movimiento de pensionistas se dio a conocer de manera amplia el 22 de febrero de 2018, cuando convocados por la COESPE, miles de personas, en su mayoría pensionistas, se movilizaron en multitud de ciudades [...] En las televisiones y periódicos se repitieron las imágenes de pensionistas enfadados, rompiendo la carta de la ministra de Trabajo, Fátima Báñez (PP) ... en la que anunciaba por quinto año seguido, la subida del 0,25% de las pensiones."

En 2022 el movimiento se ralentiza debido al logro histórico, aunque parcial, que obliga por Ley a la revalorización de las pensiones con arreglo al IPC. Sin embargo, en la primavera de este año el malestar crece de nuevo por la inflación: la revalorización de las pensiones de principios de año resulta exigua respecto a la constante subida de los precios de todos los artículos de primera necesidad.

En julio 2022 se hace un llamamiento para confluir con otros movimientos: "el 15 de octubre de 2022 realicemos una gran manifestación/concentración de los movimientos de pensionistas y del resto de movimientos sociales y sindicales en defensa de lo público, en todas sus áreas: sanidad, educación, dependencia, medios de comunicación y pensiones públicas" , manifestación que de nuevo fue un éxito de movilización.

Por otra parte, surgen iniciativas individuales, como la campaña 'soy mayor, no idiota' para que los bancos -que han cerrado varios miles de sucursales en toda España con despidos masivos- volvieran a un trato humano y directo a sus clientes. Recibió el apoyo inmediato de todos los medios de comunicación y de los partidos políticos tradicionales, siendo recibido su impulsor por la Vicepresidenta del Gobierno. ¿Por qué este apoyo unánime? Las causas tenemos que verlas en que ha sido una iniciativa oportuna, individualista, espontánea y apartidista. Los grandes medios de comunicación, y especialmente los canales de televisión, no apoyan las acciones colectivas ni fomentan la organización en asociaciones o sindicatos, pero les encantan las acciones individuales apartidistas:

"Carlos San Juan, impulsor de la campaña 'Soy mayor, no idiota', recogió cerca de 650.000 firmas para reclamar un trato más humano a la banca y ha conseguido algunos logros tras reunirse con la ministra Nadia Calviño, el gobernador del Banco de España o representantes del sector financiero. El jubilado que se enfrentó (y venció) a los bancos: Los mayores nos enfrentamos también a la exclusión en la Administración y la Sanidad "

Aparte de las tres grandes olas históricas del conjunto de los movimientos sociales (obrero, nuevos movimientos, altermundialización), también en algunos movimientos se diferencian etapas y se sugieren diferentes olas internas. En el movimiento feminista podemos diferenciar cuatro:

La segunda ola es radical, socialista y relacionada con los Nuevos MMSS, participa del movimiento contracultural, el pacifismo y el ecofeminismo, a partir de los años 60 del s. XX, con figuras como Simone de Beauvoir y Betty Friedan. Reivindica "lo personal es político".

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"Hasta hace poco, el movimiento feminista en España estaba viviendo un momento dulce, de aparente unidad, donde las diferencias quedaban en un segundo plano ante la fuerza de su presencia pública. Hoy asistimos a una especie de impasse en el que los conflictos enconados, sobre todo a partir de la cuestión trans o del trabajo sexual, han mostrado fracturas aparentemente irreconciliables. Las divisiones en el movimiento no son nuevas, sí lo son los contextos y la manera en la que se producen"

Efectivamente el tratamiento y diagnóstico sobre la prostitución y la transexualidad han divido profundamente al movimiento feminista, hasta el punto de que el 8 de marzo de 2022 y del 2023 se convocan manifestaciones separadas (en Madrid y otras grandes ciudades) convocadas desde las dos corrientes "unitarias". En el tema de la prostitución la división está entre el feminismo partidario de la regulación y control estatal y el de la abolición/prohibición en todas sus formas (cierre de clubs de "alterne", multas a los clientes, etc.). En el tema de la transexualidad la división se produjo principalmente por la auto-asignación libre de género, a favor o en contra. En ambos casos se producen agrios debates entre las distintas corrientes y posiciones, especialmente cuando ambas se concretan en proyectos de ley a debatir en el Congreso de los Diputados.

Aparte habría que tratar otros movimientos que se materializan en campañas y nuevas asociaciones sectoriales, como las realizadas contra la trata, relacionada con la inmigración ilegal para la prostitución forzada por mafias internacionales. También habría que considerar las acciones de denuncia sobre nuevas formas de explotación de las mujeres, como los vientres de alquiler planteados como "gestación subrogada", legalizado en varios países.

Las movilizaciones convocadas por el movimiento ecologista habían sido menores a las de otros movimientos "jugando un papel relativamente secundario en los últimos años en comparación con los movimientos feministas, contra los recortes y la exclusión social, o de pensionistas" . Pero la situación cambia radicalmente cuando en vez de hablar de movilizaciones convocadas por el referente del "movimiento ecologista" pasamos a visualizar y citar las movilizaciones por el cambio climático. Se muestra así una mayor pluralidad "relevante a la hora de capitalizar el enorme potencial de movilización que muestra una nueva generación de activistas involucrada en novedosas y potentes campañas internacionales como el . Aunque las manifestaciones masivas por el medio ambiente han sido encabezadas por líderes que se autoconsideran ecologistas, no ha sido este su referente, no han sido convocadas por el movimiento ecologista, son llamamientos para la defensa del medio ambiente y contra la crisis climática. Han acertado al poner en primer plano la gravedad de la crisis climática y la exigencia a los Estados de medidas urgentes y concretas de actuación, dejando a un lado el discurso más global e ideológico. Una nueva generación de jóvenes activistas contra la crisis climática ha tomado el relevo y son la imagen del nuevo movimiento, encabezadas por jóvenes sin dejar de ser movilizaciones intergeneracionales, masivas y de gran constancia y permanencia. Por ejemplo, las realizadas todos los "viernes por el futuro". La adolescente Greta Thunberg ha personificado una de las imágenes más potentes, enganchando hábilmente a las nuevas generaciones, superando controversias y ataques personales y poniendo por delante lo colectivo a lo personal .

Paralelamente, el movimiento animalista ha seguido creciendo en nuestro país. Relacionado, por un lado, con una mayor conciencia social contra el maltrato animal, en todos sus aspectos y niveles, y que tiene su mayor exponente en el hispano espectáculo de los festejos taurinos, denunciado repetidamente como tortura pública de animales. Y, por otro lado, en el paralelo crecimiento de los movimientos vegetariano, vegano y antiespecista, que relacionan directamente, pero en diferentes grados, las posiciones de conciencia y de consumo saludable individual con el bienestar de la naturaleza y con la salvación de la humanidad frente a las amenazas como el citado cambio climático. Como ejemplo paradigmático estos movimientos coinciden en plantear que la disminución del consumo de carne es beneficiosa tanto para proteger nuestra salud individual como la del planeta.

Como en los otros movimientos y bloques de movimientos citados, también entre los ambientalistas hay diferentes corrientes de expresión y posicionamientos que, en algunos casos, entran en confrontación. Tradicionalmente se clasificaba el movimiento ambientalista en dos corrientes principales: conservacionistas y los partidarios del "ecologismo social". Ambas se encontraban y unían en múltiples campañas. Ahora, la evolución a peor del deterioro ambiental y el reconocimiento oficial del cambio climático, tanto por la comunidad científica como por la mayoría de la comunidad político-económica. ha cambiado la situación.

Así, algunos autores históricos del movimiento ecologista, como Almazán y Riechmann denuncian que la plantea una salida verde a la economía de mercado, apostando por el fetichismo tecnológico que predica que, básicamente, no hay que cambiar nuestros modelos de vida y de consumo, porque los avances tecnológicos permitirán seguir creciendo indefinidamente, se realizará una transición energética 100% renovable, con automóviles eléctricos, industria no contaminante, etc. Es la apuesta conocida como capitalismo verde o, más críticamente, el Sociedad de la Mercancía lavado verde. greenwashing,

En la posición alternativa al consumismo infinito estaría buena parte de la comunidad científica y la mayoría de los movimientos ecologistas, que muestran que este modelo productivista, basado en la superexplotación, el extractivismo y la energía de los combustibles fósiles -que ha tardado cientos de millones de años en producirse en la Tierra- no puede ser sustituida por las energías limpias y renovables, al menos en el corto y medio plazo añadiríamos nosotros. Las alternativas pasarían por el decrecimiento global, en definitiva, la austeridad bien entendida . La transición ecológica tiene que ser "fuertemente decrecentista e igualitaria" aseguran Almazán y Riechmann , propugnando el no crecimiento y un "ecosocialismo descalzo", terminología desde luego poco atrayente para la mayoría social.

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Por otra parte, en los movimientos animalista, antiespecista y vegano son frecuentes las posiciones autoaisladas respecto de otros movimientos sociales, como el movimiento ecologista, movimientos proteccionistas de medio ambiente o de protección de la sociedad rural. Rechazan cualquier ideología que admita la utilización de animales para provecho de la raza humana, ya que lo consideran una explotación deleznable. Se centran en la reivindicación del cuidado y protección de los animales por encima de otras consideraciones, rechazan el humanismo -ya que consideran que la raza humana no es superior al resto de las especies animales- y frecuentemente practican la acción directa individual, casi heroica. Como ejemplo extremo podemos citar al grupo "Individualidades antiespecistas", su denominación lo dice todo

Entre los primeros, las movilizaciones de corte clásico, citaríamos las provocadas por el cierre de la planta de Coca-Cola de Fuenlabrada, que da lugar a una larga huelga. Y las movilizaciones por el cierre o disminución de la carga de trabajo de numerosas empresas, provocadas en parte por la deslocalización de la producción a otros países (fruto de la globalización neoliberal), como en astilleros de Navantia, empresas automovilísticas, etc. Las movilizaciones más numerosas se producen en las empresas metalúrgicas de Cádiz en noviembre de 2021, con una huelga general en toda la zona que duró ocho días y solo terminó cuando se alcanzó un acuerdo con los sindicatos. También la huelga general de la metalurgia de Cantabria (julio 2022).

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Las Kellys son las "camareras de piso", personal que se encarga de la limpieza y adecuación de las estancias de un hotel. A partir de 2016 protagonizaron numerosas movilizaciones y protestas denunciando su pésima situación laboral, derivada de las subcontrataciones y contratos precarios. Las movilizaciones dieron sus frutos en algunos convenios colectivos y acuerdos sindicales. Desde el Gobierno estatal se han promovido varias reformas legales de protección, también para el conjunto del personal de trabajo doméstico (o "servicio del hogar").

El crecimiento de las grandes plataformas digitales se produce a partir de la crisis económica de 2007/8, con la búsqueda de sistemas de economía de servicios más flexibles y desregularizados y, en definitiva, más baratos para las empresas. Los avances tecnológicos relacionados con internet, las nuevas redes sociales y el uso masivo de smartphones permitió esa expansión, que en España es discreta hasta que, en 2020, con la pandemia, se multiplica exponencialmente. El proceso de uberización o economías de plataforma está "fuertemente marcada por la precariedad y las condiciones de trabajo atípicas" . Aunque hay que recordar que el desembarco de plataformas como Uber ya habían provocado protestas por los sectores en competencia más afectados al menos desde 2016, con diversas manifestaciones y huelgas de taxistas en todas las grandes ciudades (y especialmente en Madrid y Barcelona).

En el capitalismo de plataformas las empresas han tratado de vender su imagen como simples entidades de "economía colaborativa", en las que no existen trabajadores asalariados ni propiamente se autodenominan empresas, solo hay convenios de colaboración entre los creadores de la plataforma digital y el personal autónomo, los trabajadores son obligados a darse de alta como autónomos para poder trabajar. Esta falacia fue tumbada por diversas sentencias del Tribunal Supremo español que declararon que sí existía relación laboral en las empresas de reparto con los empresarios (repartidores, de empresas como Deliveroo o Glovo, que contaba con más de diez mil trabajadores en España). Esta situación ha cambiado con la promulgación en 2021 de la ley que obliga a la realización de contratos laborales. riders

La acción reivindicativa de los trabajadores -falsos autónomos- de estas empresas se ha visto perjudicada por diversos factores, como el "aislamiento y la falta de espacios compartidos por quienes trabajan en estas plataformas (ausencia de centros de trabajo para repartidores...)" . El objetivo empresarial desmovilizador ha sido que el personal no se considere a sí mismo como trabajadores sino como "colaboradores", autónomos. En España se creó el colectivo estatal "Riders x Derechos", presente en las grandes ciudades, y en el estudio de Dufresne de 2019 se contabilizaron 24 colectivos y asociaciones de afectados en toda Europa .

"La epidemia también ha demostrado a través de la aparición de diversas redes de solidaridad que existe una cultura solidaria. La que proviene de nuestra naturaleza empática y social, que no solo funciona a nivel militante en organizaciones estables, sino que es capaz de ponerse en marcha tanto en momentos de crisis como en momentos de confrontación generalizada".

Durante la ola pandémica surgen multitud de iniciativas de solidaridad dirigidas a atender todo tipo de necesidades a partir de "soluciones creativas" con "una capacidad para sobreponerse ante situaciones excepcionales, de la premisa de no dejar a nadie atrás" . Son mayoritariamente acciones colectivas de la ciudadanía autoorganizada con ayuda puntual de organizaciones del tercer sector y de la administración desde "lógicas comunitarias para compartir recursos escasos -como los alimentos o las medicinas"

"La 'preocupación y el cuidado por los extraños en hospitales de campaña', las cocinas colectivas, los albergues improvisados o despensas solidarias fueron parte de una transformación que llevó a miles de personas a 'dar un paso al frente para hacerse cargo de otras', escribió en marzo de 2021 la activista ecofeminista Yayo Herrero, un proceso que para esta antropóloga es 'irreversible aunque parezca que desaparece con el paso del tiempo'. Las despensas solidarias fueron quizá el fenómeno más visible, pero el abanico de iniciativas ciudadanas fue mucho más allá. De apoyo en trámites administrativos a donaciones o préstamos de dispositivos tecnológicos para evitar el aislamiento, de actividades educativas y de ocio para la infancia a prestar apoyo a una soledad no deseada, de ayudas en compras de primera necesidad a donaciones de libros y material escolar, pasando por roperos solidarios, paseo de mascotas, asesoría legal y administrativa o distintos tipos de atención psicológica" .

Con la pandemia en 2020 se multiplican las acciones contra la pobreza y la exclusión social: nuevas despensas solidarias, grupos de ayuda mutua y el renacimiento o removilización de la marea blanca y las plataformas en defensa de la sanidad pública, que la pandemia ha colocado en el primer orden de las prioridades sociales. Ambos movimientos han estado interrelacionados. La pandemia trajo el confinamiento total en marzo-abril de 2020, mostró nuevas desigualdades y exclusiones sociales, incluso en el acceso a la alimentación. Por ejemplo, personas mayores que viven solas y que no sabían cómo realizar la compra, paralelamente al cierre de los comedores públicos de los centros de mayores. Movimientos de solidaridad dieron lugar a la creación de nuevas plataformas y asociaciones, creándose miles de despensas solidarias en barrios y ciudades por todo el país, con algunas experiencias más amplias y bien publicitadas, como "Somos Tribu" de Vallecas (Madrid).

Movilizaciones y movimientos sociales en España. Mapa de escenarios pos15M, irrupción de la pandemia y guerra en Europa (2016-2023) 2ª parte

La forma de manifestar el apoyo de la población a todo el personal de la sanidad primero y de los servicios básicos después (limpieza, emergencias, seguridad, supermercados...), fue el aplauso público a las 8 de la tarde desde todos los balcones de España. Esta peculiar neomovilización familiar, desde casa, tuvo poca continuidad al final del confinamiento, pero sí se mostró en la convocatoria de múltiples microconcentraciones delante de los centros de salud de atención primaria y de manifestaciones en defensa de la sanidad pública. Continuó después uniendo a la población más activista con las movilizaciones del personal sanitario, despedido y readmitido según han ido y viniendo cada ola pandémica, especialmente en algunas CC.AA. como la madrileña. Las nuevas olas privatizadoras en la sanidad también han animado/empujado a la respuesta social. En marzo de 2023 se convoca la movilización nº 98 de la Marea Blanca madrileña -como cada tercer domingo de cada mes- con la asistencia de varios miles de personas, creciendo la participación en las movilizaciones al hilo de las huelgas del personal sanitario y de las enormes movilizaciones organizadas por una nueva estructura unitaria "Vecinas y vecinos de los pueblos y barrios de Madrid por la sanidad pública" que, sumando asociaciones vecinales, plataformas unitarias de distritos y organizaciones sanitarias profesionales, han protagonizado las movilizaciones de 13 noviembre 2022 y 12 febrero 2023, con más de 600.000 personas cada una. En otras capitales regionales también han crecido las movilizaciones por la sanidad.

Como ocurrió anteriormente a partir de 2015/16, con la salida de la crisis de la Gran Recesión, en 2022 la situación socioeconómica empieza a cambiar y los movimientos de solidaridad con la pobreza extrema también. Así, por ejemplo, la citada Somos Tribu anuncia que "muere para seguir viviendo":

"Disolverse no es desaparecer. Tras disolverse un sólido, éste vuelve a cristalizar con otras formas y colores. Disolverse es reorganizar personas, fuerzas y pulsiones, es contribuir en los sitios de siempre y en los muchos sitios nuevos que se están abriendo en Vallekas. Disolverse será adaptarnos para ser más fuertes y seguir vivas. Muchos más vivas de lo que nos quieren".

Además de los citados, otros movimientos sociales y asociaciones contra la precariedad y la exclusión social han seguido trabajando en estos años, tan numerosos que sería excesivamente prolijo describir aquí, donde hemos querido señalar solo esos seis grandes bloques, protagonistas principales de las movilizaciones de estos años. Recordamos algunos movimientos relacionados: las movilizaciones de la PAH y de nuevas asambleas de vivienda parando desahucios, también por impago de alquiler y con nuevas asociaciones de inquilinas, y contra la pobreza energética; los centros sociales autogestionados -con colaboración municipal o todo lo contrario; las asociaciones de personas con discapacidad y de diversidad funcional, etc. Y, en un ámbito muy diferente a todo lo anterior, las movilizaciones puntuales de negacionistas contra la vacunación frente al Covid, el uso obligatorio de mascarillas, etc. en 2020 y 2021.


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