Sabía, os lo juro, que no ibais a estar de acuerdo conmigo porque el jodido resplandor os iba a cegar los ojos, a lo peor, es que para ver lo que ahora está sucediendo en el mundo y, por ende, también en España, hay que tener los ojos tan cansados de mirar, y de ver, como ya están los míos, pero mucho me temo que las hojas no os dejen ver el árbol y éste impida que veáis el bosque.Leed mi post de ayer bien. Yo no he asegurado con toda la certeza del mundo que detrás del 15 M esté el jodido Arriola y dudo más aún de que lo esté Rubalcaba, de lo que sí que estoy completamente seguro es de que ambos, ahora, luchan denodadamente, entre candilejas, para arrimar el ascua a sus respectivas sardinas.Y de lo que también estoy seguro, con absoluta seguridad, es de que el movimiento 15 M lo es todo menos espontáneo e inocente porque, como decíamos ayer, se han meditado largamente cosas tales como el enfoque neutral y equidistante de la presentación de tal modo que nadie se pueda sentir ofendido ni mucho menos rechazado por eso ese esfuerzo tan gigantesco, por aparentar neutralidad e imparcialidad, como hacer que su gente, tal como aparecía ayer en Público, en un saludo multitudinario, elevara sus brazos ¿al cielo? pero teniendo el mayor de los cuidados en que sus manos no estuvieran cerradas como puños-no, al marxismo o comunismo-ni tampoco rígidas en su extensión como sucede con el saludo fascista sino que presentaban sus dedos abiertos.Todo esto, mis queridos amigos, está pensado y repensado, demasiado estudiado para mi gusto porque yo adoro las manifestaciones espontáneas de los auténticos sentimientos y no los pastiches prefabricados de encender una vela a Dios y otra al Diablo, que, si me apuráis,incluso me parecen una actuación auténticamente repugnante.Ni que decir tiene que todo lo que estoy diciendo es perfectamente compatible con el entusiasmo genuino de la gente que acude todos los días a Sol, claro que sí, pero cuando digo esto, camaradas, sólo me estoy refiriendo a la que yo, robándole la frase a Saroyan, no me canso de llamar “la hermosa gente”, otra cosa muy distinta es lo que pienso de los organizadores, auténticos equidistantes, que quieren asumir algo que yo considero totalmente imposible, la neutralidad y todavía más imposible aún, la imparcialidad.Ante los crímenes de lesa majestad, y crear y mantener 5 millones de parados lo es, no se puede asumir una actitud neutral e imparcial porque de ese crimen algunos tienen que ser necesariamente los culpables y yo, viejo chocho ya, en mi ingenuidad senil, creo, con todas las fuerzas de mi alma, que son los neocons ultraliberales capitalistas, o sea el PP, que especulan todos los días en los jodidos mercados con la sangre, el sudor y las lágrimas de todos los desheredados de la Tierra,y de ninguna manera todo lo que huela a socialismo, de modo que a otro perro con ese hueso, a mí, que no me venga nadie, ni siquiera vosotros, a los que quiero con todas las fuerzas de mi viejo corazón, a decirme: “tranquilo, eutiquio, pero esta vez te has equivocado, o “Sr. Palazón, esta vez no estoy de acuerdo con v. porque voy todos los días a Sol y veo lo que allí está ocurriendo y aquella gente es sincera”, claro que lo es, pero ¿y los que mueven el guiñol, también pensáis que son sinceros cuando igualan a Abel con Caín?Joder, coño, no seáis tan ingenuos, se os tenían que revolver todas las tripas, como a mí, cuando oís decir eso de que todos son iguales, exactamente iguales, Rajoy y Zapatero, Mayor Oreja y Rubalcaba, Gallardón y Hereu, y ante vosotros, que me conocéis ya tanto tiempo, no tengo que repetir que soy marxista-comunista hasta lo más profundo de mi ser, que aborrezco a muerte a González, aquel tipo que abjuró del marxismo y que desprecio a Zp no, porque al final haya tenido que rendirse a los mercados, sino por no haber luchado a tiempo contra la crisis de la única manera que puede hacerse, inyectando financiación a las empresas a través de los Bancos públicos, ahí estaba el Ico y hasta las depauperadas cajas de ahorro, pero le faltaron cojones para enfrentarse a la Banca privada, a la que teme más que a la propia muerte.Pero como decía, ayer, Ramoneda, no podemos caer en el suicida idealismo de luchar por lo que ahora, en estas determinadas circunstancias,es absolutamente imposible, sino recurrir desesperadamente al jodido posibilismo porque de lo que se trata de verdad, dejando los puñeteros sueños aparte, es de impedir que gane tal vez para siempre la ultraderecha y perder otra vez no ya años ni lustros sino quizá siglos de sufrir, otra vez, esa inicua explotación por la criminal ultraderecha que se ríe de nosotros, desde el fondo de todos los siglos.Ramoneda, el tipo que quizá más se preocupa hoy por estar al tanto de lo que filosóficamente sucede en el mundo, decía que hay que votar al mal menor, lo que claramente presupone que el Psoe es un verdadero asco pero es el mal menor, coño. ¿Tan difícil es de entender la misma, la puñetera evidencia? Dejémonos de monsergas idealistas y aceptemos la realidad tal como es, no se trata de abdicar de lo que pensamos sino de no favorecer, con nuestros voto en contra o con nuestra abstención, la llegada de todos los demonios al dominio de nuestro país sólo Dios sabe por cuantos años.Y todo esto es lo que han querido equiparar monstruosamente los teóricos del 15 M y yo les grito que NO, que no es igual PP que Psoe, que unos, aunque ahora cobardemente renieguen de su historia, fueron un día tan marxistas como yo y alienado y eso, lo queramos o no, como el sacerdocio católico, imprime carácter, de modo que a Rubalcaba se le hielan los cojones cuando piensa en un triunfo del PP en las elecciones porque sabe muy bien lo que eso significa y eso, estoy seguro, que lo saben también los teóricos que están detrás del 15 M, ésos que han dado órdenes para que todos seamos iguales, para que las manos de los manifestantes cuando se alzan al cielo no estén cerrada como puños sino abiertas con los dedos extendidos como las de los ángeles del fascismo.Lo siento, compañeros, pero conmigo que no cuenten, porque no admito, porque creo que no existe, la neutralidad, porque también es absolutamente imposible la imparcialidad. Salud.