Qué emocionante lo que está pasando estos días, empezó en Sol y prendió como una mecha a ciudades de todo el mundo. La verdad es que es algo que, aunque no me esperaba, deseaba desde hace tiempo, un despertar ciudadano, un poner las cartas sobre la mesa, luchar conta la corriente que nos lleva, porque lo que está en juego no es sólo nuestro presente si no también nuestro y sobre todo SU futuro, el de nuestros niños.
Así que ni cortos ni perezosos nos liamos el mei-tai a la espalda -con Valeria dentro, of course- y nos acercamos a ver qué se cocía en la concentración de Fuente Dorada. El ambiente era tan bueno, tan festivo, tan reivindicativo, pacífico y esperanzador, que hemos vuelto a diario, salvo dos días de la semana pasada que estuvimos en Madrid y aprovechamos para acercarnos a Sol.
Obviamente Valeria es muy pequeña como para entender nada, pero está claro que disfruta la experiencia, le encanta gatear en las sentadas, llamar la atención a todo el mundo, dar grititos y escuchar los cantos. Y cuando sea mayor, podrá ver las fotos y ver que estuvimos allí los tres, luchando por su futuro. No sé si lograremos cambiar o no las cosas, pero al menos, cuando crezca, podrá ver que por nosotros no quedó.