Revista Opinión

Moxy brussels city center (bruselas)

Por Candreu
MOXY BRUSSELS CITY CENTER (BRUSELAS)
HOTEL MOXY BRUSSELS CITY CENTER (****)Rue du Prince Albert 21050 Bruselas (Bélgica)
Habitación: 204Fecha de entrada: 07/06/2022
Tarifa: 132€ (SA)
 
En el centro de la ciudad, junto a una de las principales calles semipeatonales, al lado de una zona de bares y restaurantes y a escasos minutos a pie de la zona europea encontramos este edifico de seis alturas con enormes ventanas de techo a suelo en cada una de las plantas enmarcadas por pequeños trozos de fachada de granito blanco retroiluminada en color morado, el color corporativo de la enseña más joven de Marriott. La entrada principal queda en un lateral, en una calle en obras, tras dos enormes puertas de cristal que se abren automáticamente. Toda la planta baja es de cristal, protegido por algunas largas cortinas que semi ocultan la recepción y el bar restaurante, que además tiene una pequeña terraza hacia el exterior. 
Tras las puertas accedemos a un espacio amplio, de techo altísimo, muy moderno. Frente a nosotros se abre una amplia barra de bar en cuyo extremo más cercano a la puerta está ubicado el mostrador de recepción. Una tupida alfombra nos da la bienvenida junto a un armario que vende productos de conveniencia antes de una zona con mesas y sillas de trabajo, estanterías, libros y viejos elementos de escritorio que hace las veces de business corner con una mesa comunal, un par de mesas altas con un Mac. Frente a la barra del bar hay una zona de mesas a modo de cafetería con una altísima pared decorada con una enredadera. Aquí y allá sillas de piel, estatuas, estanterías con libros, música alta, imágenes de cómic, luces de neón, ambiente juvenil... Sensación de moderno, nuevo, rompedor, joven, desenfadado...En el mostrador, hay dos puestos de trabajo. Una joven vestida con un polo con el logo de la cadena y unos vaqueros nos sonríe mientras sigue trabajando sobre el ordenador. Y sigue y sigue. Al cabo de un rato, vuelve a levantar la mirada y nos da las buenas tardes. El proceso de check in es bastante rápido y enseguida nos entrega un cartoncito con las tarjetas -genéricas de la cadena- que hacen de llave de la habitación. Nos invita a reservar el desayuno con un descuento, y nos explica el funcionamiento del wifi (similar al de otros hoteles de la cadena norteamericana) pero que en este caso funciona con bastante lentitud e inestabilidad.
Giramos sobre nuestros pasos y un pasillo que conduce hacia el restaurante nos deja en un recibidor de suelo de linóleo amarillo y paredes pintadas como de graffiti donde están los ascensores. Hay dos. De puertas metálicas automáticas. Su interior es enorme. Suelo en linóleo amarillo con motas negras, un espejo en la pared del fondo, con pintadas de colores aludiendo al hotel y a la ciudad; y el resto en metal con algunos carteles sobre la cadena. En la botonadura hay un dispositivo de seguridad para que sólo tras pasar la llave por el lector se cierren las puertas. Una pantalla indica y dice el piso por el que vamos parando. 
MOXY BRUSSELS CITY CENTER (BRUSELAS)Las puertas se abren a otro recibidor con luces indirectas. Escasa iluminación acogedora rota solo por la luz que entra a través de las ventanas que dan a un amplio y moderno patio interior. Suelo de moqueta tupida en verde oscuro. Puertas en madera gris oscura, con pomo que se abre por contacto con la llave. Tras la puerta, grande y pesada, suelos de moqueta color salmón con puntos grises, paredes en blanco, interruptores en negro. A la izquierda hay una pequeña balda anclada en la parte alta de la pared de la que cuelgan cuatro perchas de madera normales haciendo de armario, claramente insuficiente e incómodo si uno viaja con traje, camisas...  Bajo las perchas, y oculto si colgamos algo de ropa, quedan tres interruptores para la luz. 
El espacio es generoso para lo que la habitación ofrece. En el lado derecho, anclada a la pared hay una reja metálica de la que cuelga un espejo retroiluminado de cuerpo entero, un maletero de metal negro y tiras de tela. Además, un par de piezas de piel que hacen las veces de vaciabolsillos y de revistero. Una tabla de madera cuelga de dos triángulos de piel y hace las veces de incómoda mesa de trabajo. Sobre ellas algunos folletos de información del hotel. Y por debajo de ella un puf redondo de piel marrón y terciopelo en tonos arena. A continuación, y sobre una estrecha repisa de madera negra, que tiene un enchufe normal disponible y dos de USB, se presenta una enorme pantalla de televisión que nos recibe encendida con el volumen un poco alto. A cada lado de la tele hay sendas lamparitas de aire retro. Por encima de todo este es armario (rejas y televisión) corre una tira de luz de led que da calidez a la estancia.
La pared del fondo está plenamente ocupada por la ventana, que da a la calle en obras, y por tanto tiene el cristal bastante sucio. Carpintería de aluminio negra cubierta por un visillo en color verdoso, y un foscurit en dos piezas a modo de cortina en distintas tonalidades de gris verdoso. La insonorización exterior es impecable, aunque el ruido de las obras molesta desde primera hora. Sin embargo, la insonorización interior podría ser mejorable porque se escuchan los ruidos de las habitaciones contiguas.
En la pared de la izquierda queda la cama, amplia para ser individual, algo escasa para ser doble. Vestida con un suave nórdico recubierto por elegantes sábanas de rayas. Dos gruesas almohadas empotradas contra dos cojines de piel marrón que hacen las veces de cabecero. El colchón, cómodo y de buen calibre se sitúa sobre un canapé de madera negra, que tiene una luz por debajo que se activa cuando ponemos el pie en el suelo. Por encima de los cojines de piel marrón que hacen de cabecero, corre otra tira de luz led que entona la habitación. El resto de la pared hasta el techo aparece pintada en gris. En el techo no hay ninguna luz, y toda ella es indirecta creando agradable sensación. A cada lado de la cama hay enchufes tanto normales como USB para cargar los aparatos electrónicos. Y en ambos lados hay sendas potentes lámparas de noche metálicas de estilo retro. A un lado hay una pequeña mesilla redonda de madera. En el otro lado una madera hace las veces de mesilla y su extensión se convierte en un sofá con dos cojines de piel en forma de capitoné bastante incómodo. 
En la pared encontramos el display del aire acondicionado, que resulta de muy sencillo manejo con una gran pantalla y varios botones para subir y bajar la temperatura de forma automática. Aunque funciona de forma muy silenciosa no tenemos claro que la temperatura llegue a ser la indicada en la pantalla. Posiblemente el rango de temperatura del sistema sea más estrecho que el que permite indicar el display. No hay teléfono, ni minibar. Todo es demasiado moderno para alguien que viaja 'de forma anticuada'. Se echa en falta una silla cómoda y una mesa más adecuada para poder trabajar. 
MOXY BRUSSELS CITY CENTER (BRUSELAS)Una puerta corredera de madera gris empotrada en la pared permite el acceso al minúsculo baño. Suelo de porcelana gris, una pared de madera y la otra pintada en negro. A la izquierda, el inodoro, blanco, moderno, de tapas que bajan solas, con la cisterna empotrada en la pared. A su lado, una escobilla. En la pared de enfrente, pintada en negro hay un gran espejo redondo, cuyo borde está retroiluminado. Debajo, una larga encimera de silestone blanco que acoge un lavabo rectangular con una moderna grifería monomando en una esquina. Sobre la encimera hay dos vasos de plástico envueltos en plástico, una caja negra con pañuelos de celulosa y un bote de jabón de color rosa flúor. Debajo de la encimera, en una balda se presentan dos toallas de mano y dos de ducha, blancas, limpias y mullidas, una bolsa de terciopelo negro que recoge un secador de pelo de buena potencia y un par de rollos de papel higiénico. Por debajo de todo ello, en el suelo hay una gran papelera de plástico negro con distintos espacios para el reciclaje.MOXY BRUSSELS CITY CENTER (BRUSELAS)
En el lado de la derecha del baño, protegida por una mampara de cristal con puerta corredera encontramos la cabina de ducha. Suelo blanco y paredes con baldosas blancas de aire retro. Dos botes de color rosa ofrecen gel y champú con cierto aroma a gominola. Grifería termostática que remata en una regadera de teléfono con excelente caudal, presión y temperatura. 
Por la mañana, en el tranquilo mostrador de recepción, demasiado temprano, un simpático joven lleva a cabo de forma rapidísima el cobro y la emisión de la factura, preguntándonos por nuestro descanso y por si necesitamos ayuda para seguir nuestro viaje. 
Calidad/precio: 8Servicio: 8Ambiente: 9Habitación: 8.5Baño: 8.5Estado de conservación: 9Desayuno: Valoración General: 8.5

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