Revista Opinión

Muchos españoles dispuestos a aceptar un dictador, si es decente y capitanea la regeneración

Publicado el 26 enero 2016 por Franky
Los españoles están tan decepcionados que muchos de ellos ya están preparados para aceptar un dictador, con tal de que sea mas eficaz y decente que los actuales políticos y esté dispuesto a capitanear la regeneración. Una parte de la sociedad española, decepcionada de su clase política, incapaz de regenerar la política y gobernar con eficacia y justicia, ya espera un líder capaz de capitanear la regeneración y el renacimiento de la nación, aunque ese líder deseado fuese un dictador. Un amigo que dirige una gran empresa demoscópica, del que me fío, me asegura que la sociedad española está cada día mas predispuesta a soportar una dictadura, con tal de que sea mas eficiente, justa y decente que el actual sistema de partidos, del que sólo surgen líderes sin altura y capaces sólo de construir una sociedad injusta, sin valores y decadente. Por ahora, la predisposición a la tiranía no es mayoritaria, pero su rápido crecimiento es preocupante y refleja el profundo fracaso de la clase política española, cada día más rechazada por los ciudadanos. --- Muchos españoles dispuestos a aceptar un dictador, si es decente y capitanea la regeneración El deseo de entregar el poder a un líder eficaz, aunque fuera un dictador, una opción cada día mas popular, sobre todo en las capas mas cultas, informadas y politizadas del país, es producto de la decepción, el hartazgo y la indignación ante la baja calidad de la clase política española actual y los estragos que los gobiernos falsamente democráticos están causando a la nación, cada día más depauperada, al borde de la ruptura, con su democracia en bancarrota, dividida, desanimada e infectada por virus tan letales como la corrupción, el abuso de poder y el profundo desprestigio de las instituciones y el liderazgo político.

La búsqueda de un líder eficaz, aunque se trate de un dictador, es cada día mas popular y aparece reflejada en las encuestas, aunque esos datos no se publiquen. El desprestigio de los políticos parece haberse disparado después de las elecciones del 20 de diciembre último y tras el bochornoso espectáculo de las negociaciones para formar gobierno entre los cuatro dirigentes con mas escaños: Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera.

La búsqueda de un líder diferente y mejor que los que han surgido en las últimas décadas del sistema de partidos en los últimos años no es novedosa, pero si es nuevo el hecho de que ahora se admita a un líder que esté al margen de los partidos políticos y de los procesos electorales.

En sociología política eso significa que los españoles están cada día más decepcionados con la democracia y cada vez mas preparados para aceptar una dictadura, con tal de que sea más eficaz y decente que los últimos gobiernos.

Lo que reflejan las encuestas no es un abandono de la democracia, sino una decepción profunda ante el actual sistema de partidos políticos y ante el comportamiento de los políticos profesionales, una decepción que puede estar creciendo de manera intensa y profunda, impulsada por el mal gobierno, el abuso de poder, los privilegios inmerecidos de los poderosos, la injustica, el deterioro de la democracia, la crisis económica y otras carencias del sistema.

Esa búsqueda de un líder capaz no significa que los españoles renuncien a la democracia, pero sí significa que están dispuestos a acoger un liderazgo eficaz aunque no proceda del juego democrático. Parece evidente que la opinión pública se mueve hacia la eficacia, dejando a un lado las formas, o lo que es lo mismo, preferir un liderazgo eficaz y honrado al actual juego de las elecciones, del que no salen dirigentes que España necesita pasa resurgir.

Mi amigo el demoscócípico, tras analizar la tendencia observada en las últimas encuestas, no duda en afirmar que cada día son más los españoles que están tan cansados de corruptos e ineficientes al frente de los gobiernos que acogerían con los brazos abiertos a cualquier líder honrado, eficaz y decente, aunque fuera un dictador.

Aquel pueblo español que, recién muerto el general Franco, fue considerado como uno de los que más valoraban la democracia en todo el mundo, ha desaparecido, víctima de la decepción que le han provocado los políticos, sobre todo los del PSOE y el PP, responsables del gobierno de España en las últimas tres décadas.

España es hoy un país que aprecia cada día menos la democracia como sistema y el que peor califica a sus políticos, a los que considera como el segundo mayor problema de la nación, después del desempleo y junto con la marcha de la economía. Pero, si se tiene en cuenta que el desempleo y la mala situación económica son resultados de los errores de los gobernantes, los políticos son, con gran diferencia, el mayor problema de España.

Aunque los medios de comunicación no hablen de la crisis de la democracia en España y sigan dando por sentado que España es un país democrático, la verdad es que el sistema está en crisis profunda, no sólo porque carezca de los valores genuinos de la democracia (Ley igual para todos, elecciones realmente libres, separación e independencia de poderes, controles al gobierno y otros muchos), sino porque la desconfianza del pueblo en sus dirigentes y el divorcio entre los ciudadanos y sus políticos deslegitiman el sistema y lo hacen inviable, ya que la democracia se basa en la confianza de los representados en sus representantes, confianza que en España hace aguas por numerosas grietas.



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