Diría que hay jefes que solo se preocupaban de ti cuando tienes en tus manos una de sus noticias, pero los he conocido que te llaman y te preguntan qué tal han ido esas vacaciones. Podría asegurar que son tozudos, pero hay quien ha compartido conmigo dudas e inquietudes. Diría que gritan y alguno hasta insulta, pero también ha escuchado palabras de ánimo cuando me fue mal. Si los hay autoritarios, también los conocí participativos. Si los hay que escurren el bulto, también los vi dar la cara.
Diría que hay jefes comprometidos con el periodismo y jefes a los que la profesión no les importa nada. Los he visto pedir unicornios y me han aceptado ranas. Con los errores algunos fueron compasivos y algunos buscaron venganza. Con los aciertos a mi no me importa lo que hagan.
Al final solo hay dos tipos de jefes: de los que se puede aprender y de los que no... A los primeros les perdono, a los segundos no. A los primeros los quiero cerca, a los segundos no... los quiero lejos, lejos con sus dudas vestidas de órdenes, lejos la prepotencia con la que no cubren nada.