Revista Cine
Para hablar de esta magnífica película, me gustaría comentar antes ciertos antecedentes de su equipo:
Jeff Nichols: Nichols es el director de una ópera prima muy interesante, titulada Shotgun Stories, y que cuenta la rivalidad entre dos familias a través de sus correspondientes hijos; protagonizada por el gran Michael Shannon, aquel filme venía a decir que, en cuestiones de consanguineidad, no se debe bajar la cabeza o mirar a otro lado, porque la familia es lo primero. Luego Nichols rodó Take Shelter, en la que también Shannon era el actor principal (en Mud también aparece, pero esta vez en un papel meramente testimonial, casi como un guiño del director a sus anteriores trabajos); ya hemos recomendado varias veces esa película en este blog o en las redes sociales, así que no comentaré más al respecto… salvo apuntar que, dos años después de su estreno, me sigue obsesionando. En Mud, Jeff Nichols demuestra de nuevo su elegancia en la planificación, su ritmo pausado para contarnos una historia (muy alejado de las prisas y del montaje frenético de los blockbusters), su habilidad para extraer lo mejor de los actores y su complejidad narrativa (sus películas siempre contienen varias interpretaciones y varias capas de lectura). Y en Fotogramas dijo que sus personajes se inspiran en autores como Mark Twain, Larry Brown o Harry Crews, algo que me parece esencial a la hora de entender a sus criaturas: fugitivos, trabajadores, tipos rudos, alcohólicos...
Matthew McConaughey: McConaughey empezó con fuerza en el cine, sobre todo gracias a Lone Star (la peli donde lo vi por primera vez) y a Tiempo de matar. Luego vinieron Contact y Amistad y el éxito y comenzaron los errores, salvo algunos aciertos (a mi juicio, estaba muy bien en Escalofrío y en El imperio del fuego). Y entonces enfocó su carrera hacia las comedias románticas. Planes de boda es la primera y la última que me tragué, y renuncié a seguir sus trabajos. Es por eso que me he perdido, según dicen, algunas actuaciones sorprendentes, como las de El inocente o Killer Joe (quise ver Magic Mike, pero pasó como un suspiro por la cartelera madrileña), algo que quiero remediar este año. Porque, a partir de Mud, McConaughey me parece un monstruo de la interpretación. Alguien me comentó en Twitter que quizá haya cambiado de agente, porque el giro que ha dado su carrera es espectacular: de comedietas con Jennifer López y Kate Hudson ha pasado a rodar con Jeff Nichols, William Friedkin, Steven Soderbergh, Martin Scorsese y Christopher Nolan, sin olvidar ese papel en Dallas Buyer Club, para el que se ha quedado en los huesos y que seguramente le garantizará varios premios. En Mud está extraordinario, a lo cual contribuye el acento de Arkansas que se ha currado y que se perderá en el doblaje.
Tye Sheridan: Sheridan era uno de los hijos de Brad Pitt en El árbol de la vida. En Mud también está fantástico, y no se queda atrás el otro niño, el debutante Jacob Lofland. Ambos forman una pareja que remite a Tom Sawyer y Huckleberry Finn. En realidad, el auténtico protagonista es este niño, Ellis.
Mud: Mud es un fugitivo de la justicia que, como Magwitch (el convicto que Pip se encuentra el principio de Grandes esperanzas), traba amistad con un par de muchachos a los que pide ayuda para escapar de las autoridades y de unos gángsters. Mud (Barro) se refugia en una pequeña isla, viviendo dentro de un barco encallado en un árbol. En el pueblo le espera su antigua chica, Juniper (Reese Witherspoon). En la orilla del río también vive Tom (un envejecidísimo Sam Shepard), el hombre que antaño se ocupó de cuidar a Mud. Ellis, uno de los niños, está enamorado de May Pearl, una chica algunos años mayor que él, y mantiene una relación tensa con su padre, Senior. Si cito todos estos nombres es porque tienen mucha importancia en lo que voy a explicar a continuación. [A partir de aquí: SPOILERS]. Lo que en realidad cuenta la película es la historia de cómo un niño va creando castillos en el aire, va cifrando sus esperanzas más altas en el amor, la amistad o la idolatría y va a comprobar el modo en que todo eso va cayendo igual que una torre de naipes al viento. De cómo un niño metido hasta el cuello en la inocencia, va a perderla poco a poco. Porque siempre es así. Da igual lo que hagan aquellos a quienes admiramos en la infancia: tarde o temprano se nos caerán. Mud es una obra que también habla de relaciones paterno-filiales: Ellis parece haber perdido a su padre, Senior, porque éste “lo trata con dureza”; Mud tuvo una vez algo que fue “lo más parecido a un padre”, es decir, Tom… pero ya no lo tiene. En medio de estos fracasos familiares, Ellis comienza a ver a Mud como una figura paterna. Pero también está la cuestión de los amores. Mud siempre ha estado enamorado de Juniper, mientras que ella iba y venía de su lado. Ellis se enamora de May Pearl, que acabará haciendo con él lo mismo que Juniper le hacía a Mud: largarse con el primero que pasa. Estas relaciones y estos paralelismos entre ambos personajes, Mud y Ellis, me parecen importantísimos en el filme. Porque lo que nos está contando, además, es el pasado de Mud y Juniper. Sabemos, hacia el final de la película, que muy probablemente, cuando Ellis y May Pearl crezcan… serán como aquellos dos adultos, si no le ponen remedio. Ellis también es impulsivo, igual que Mud. Pero luego hay otro nivel muy importante (ya explotado en esta temporada en películas como El Llanero Solitario): hasta qué punto lo que nos cuenta alguien es verdadero o falso. Mud cuenta muchas historias. Y hay algunos personajes que afirman que es un mentiroso. Pero siempre quedará en el territorio de la leyenda. Porque es mejor que el misterio de las grandes leyendas (como El hombre que mató a Liberty Valance) nunca se aclare para el pueblo. ¿Es Mud un héroe o un impostor? Depende de la mirada de cada uno. Depende de cómo Ellis lo recuerde.