Lo bueno de hacer una mudanza es que puedes encontrar por fin la Moleskine que creíste haber perdido para siempre.
Si antes publicamos una imagen de nuestro lugar de trabajillos varios, antes nos ponemos a destrozarlo todo para cambiar de lugar nuestras cosas. Por fin cada uno de nosotros tiene su espacio propio para dejar volar la imaginación mientras trabaja “en lo suyo“, escuchar la música que prefiera o simplemente hacer el ganso contemplando las musarañas.
Aunque poco a poco, seguimos avanzando. Y, tal y como están las cosas, es decir mucho.