Todo empezó porque a Elena le encantaban las catrinas mexicanas y las coleccionaba, pero quería crearlas para ella, con su propio estilo, inspirándose en todas las cosas que le gustan: la música, la pintura, el cine, libros, personas que va conociendo, vivencias personales o de sus amigos... Todo eso plasmado en una muñeca. Por eso cada figura es única y tiene su historia que le cuento a quién tiene curiosidad por saberlo.
Sus catrinas están hechas con papel maché y llevan una estructura de alambre en su interior a modo de esqueleto. Elena dedica mucho tiempo a cada una porque cada creación es única y no la saco a la luz hasta que no está contenta con su resultado. Todas las que muestro en mis exposiciones podrían estar decorando mi casa. No hay ninguna que no me guste ni que yo no me quedaría. Aunque es cierto que siempre hay algunas de las que me cuesta especialmente separarme por el sentimiento especial con que las hice en ese momento.Suele vender sus muñecas en pop-ups porque le gusta conocer quién las compra. Es como cerrar el ciclo. Es una figura que he creado paso a paso, con todas sus dificultades,conociendo todos sus entresijos y resolviendo todos los problemas que se plantean en algunas hasta llegar al resultado y lo más bonito es conocer quién se siente atraído por ella y se la lleva a casa. Y lo mejor de todo, es que muchos de los clientes que me han comprado una,después me han vuelto a comprar. Se crea una conexión muy especial.
Excepcionalmente están a la venta en la Librería Dadá, ubicada en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, (IVAM) y el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM),ambos en Valencia y en el restaurante Mexsiadel reconocido cocinero Óscar Calleja, en Santander.
Elena admite pedidos siempre y cuando le den libertad para crear.Lo más bonito y lo mejor que me ha aportado este proyecto, sin lugar a dudas son todas las personas que estoy conociendo gracias a él.