En general somos perezosos… si, reconozcámoslo. Y es lógico, siempre buscamos como hacer las cosas con el mínimo de energía, lo cual es bueno y natural, y en el fondo, nos hace eficientes. Pero una cosa es optimizar nuestros recursos y la otra es justamente lo contrario. Por nuestra naturaleza, la tendencia a procrastinar o postergar, siempre esta presente. Pereza en pura esencia. Sabemos y comprobamos diariamente que hay tareas que se accionan por si solas y otras que se nos encallan eternamente, esto tiene muchas y variadas causas.
Y dentro de los múltiples motivos en los que nos excusamos para procrastinar está el largo plazo. Que peligro tiene…
Poner la etiqueta de largo plazo a cualquier proyecto es casi garantía de otorgarle baja prioridad. Y nos estamos equivocando gravemente.
Largo plazo no significa que no hay que decidir las próximas acciones debido a que la hora de la verdad está tan lejos que no hace falta ponerse aún. Largo plazo significa precisamente que deberemos llevar a cabo muchas acciones antes de llegar al resultado. Por lo tanto, cuanto antes nos pongamos a ello, mejor.
Un apunte, concretamente en GTD, no debemos confundir nuestros proyectos de largo recorrido y con metas a largo plazo, con las cosas de Algún día/tal vez. La diferencia principal es que en lo segundo no hay acciones vinculadas a día de hoy, mientras que en lo primero si. No debemos confundirnos a la hora de clasificar, no estamos hablando del final del proyecto, estamos hablando del presente. Acción ahora ¿si o no?
Y en este punto es donde esta la clave, y a lo que hace unos meses ya le dedicaba un post, la definición de la primera acción en un proyecto es clave para activarlo. Categorizar como largo plazo es mal asunto, porque nos predispone a no afrontar claramente y inmediatamente el proyecto. Creo que esta clasificación es una reminiscencia de los sistemas de planificación tradicionales. De los que ya hemos hablado ampliamente hace poco y conocemos los peligros que entrañan.
En general, y en las empresas en particular, creo que es necesario reconsiderar la terminología que usamos. El universo de los planes estratégicos esta lleno de proyectos a largo plazo vagando sin una primera acción definida. Y así van pasando los días, meses o años…
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