Revista Cine

Muerte dulce. Félix G. Modroño.

Publicado el 26 octubre 2016 por Meg @CazaEstrellas
 "El cortejo fúnebre ascendía con aire cansino hacia la cima del Colisa. Unas pocas plañideras lloraban sin excesiva convicción. Los demás rostros del escaso grupo denotaban más cansancio que tristeza. Solo una joven mujer parecía sentir la pérdida del difunto, misteriosamente asesinado. El sol de julio se mostró galante, atenuando la fuerza de sus rayos para incidir con suavidad en la muchacha. La rubia cabellera de Gorane Otamendi brillaba altiva sobre su ropaje enlutado. Era la única persona empeñada en acatar la última voluntad de su primo de ser sepultado en la ermita de San Sebastián y San Roque, en lo más alto de su querido monte."
Muerte dulce. Félix G. Modroño.Sí el lunes os contaba sobre "La sangre de los crucificados" que me había encantado, hoy vengo con "Muerte dulce", que me ha gustado más si cabe. En esta ocasión nos situamos en Balmaseda, 1683. Comenzamos conociendo a la joven Gorane Otamendi, cumpliendo la última voluntad de su primo, Pedro Urtiaga, que ha sido envenenado con una copa de vino. Sabiéndose en sus últimas horas de vida, Urtiaga escribe al doctor Zúniga poniéndolo en conocimiento de todo y pidiéndole un último favor: que investigue quién se encuentra tras su envenenamiento. Fernando de Zúñiga viajará a Balmaseda para esclarecer los hechos, esta vez en compañía de Pelayo, Leonor (que abandona el convento temporalmente con el pretexto de cuidar a su padre), Isabel (la ama de llaves) y su padre. Nuestro protagonista descubrirá pronto que la muerte de su amigo está relacionada con un juego recién nacido: el mus, y que no será la única que tenga lugar.Nuevamente he disfrutado de la forma de contar de Félix. Ya desde el principio, con el funeral me he metido de lleno en la historia. El comienzo, así como lo que sigue al fragmento que comparto al principio, es detallado (que no lento), visual. Sientes la difícil subida al Kolitza, la combinación de verdes del lugar. No sé dónde he leído, pero juraría que lo he leído, que el autor hizo la subida para describirla posteriormente en la novela, y es que se nota el rigor que persigue en sus historias, algo que transmite no solo en el primer capítulo, sino también, por ejemplo,  cuando rinde homenaje al mus o cuando habla de la muerte por envenenamiento. Ese rigor se encuentra a lo largo de toda la novela, combinando ficción e historia a la perfección. 
No obstante, en esta ocasión, he disfrutado más de los personajes que de la ambientación y el contexto histórico-cultural, y es que se profundiza más en ellos. Me ha gustado ser testigo de la evolución de Zúñiga y de Pelayo, de conocer  más  sobre Leonor e Isabel, así como a secundarios como Gorane, un personaje que llega a confundir, y que es considerada de distinta forma según los ojos que la miran (desde los míos, del siglo XXI, una pelagarta).
Sorprendida gratamente con la primera entrega, con esta segunda he disfrutado muchísimo también. Mañana sale a la venta la tercera, una nueva aventura de este personaje que ya nos ha cautivado a tantos. Habrá que hacer una visita a la librería. Lo veo.
 
"Nuestro mundo íntimo se encuentra en guardia permanente. Las luchas interiores forman parte de nuestro ser. Y, aunque aparentemos coherencia y actuemos con ella, algo intrínseco de nuestra alma nos hará dudar cada vez que tengamos que elegir entre dos caminos."


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