La historia del Perú no es fácil de entender. Es intrincada, contradictoria y en algunos momentos específicos es sumamente violenta. Sin embargo, creo que enfrentarnos al pasado para entenderlo y no repetirlo, es siempre liberador. Exponer los hechos nos enfrenta a lo que somos como nación.
Agnès Varda en Lions Love (si es que la memoria no me falla) se preguntó ¿qué es primero la vida o el arte? Esa pregunta sostiene tantas interrogantes en mi mente mientras veo con atención la historia de este sujeto desconocido para muchos en la historia del Perú, conocido también como “Kerosene”. La historia comienza con la llegada de Jesús Sosa, militar de 23 años, a Huamanga (Ayacucho) en 1983 como parte de un destacamento en la lucha antisubversiva. Sosa no es un personaje de ficción, su paso por el Ejército está documentado. Entre muchas cosas más, él terminará siendo un ex integrante del Grupo Colina.
Muerte en el Pentagonito
Pieza teatral de no- ficción, basada en el libro homónimo de Ricardo Uceda. Es una revisión dura de datos, fechas, nombres y documentos que te explican lo que sucedía “tras bambalinas” en los Comandos del Ejército Peruano. Los investigadores van tras los pasos de Sosa relatando junto con él los horrores de lo vívido no sólo en Huamanga sino también en las matanzas del Santa, Accomarca, Barrios Altos y La Cantuta. Los períodos abarcados en está revisión periodística va de comienzos de los ochentas hasta mediados del 2000. Belaunde, García y Fujimori y su prontuario conocido, sin embargo, hasta ese momento en el que se narran los hechos son desconocidos.
Aquí no hay héroes ni antagonistas, el hombre es un lobo para el hombre. Así de brutal, así de literal. Alaín Salinas, quién interpreta a Sosa, nos cuenta que “él es un hombre ordinario en una situación extraordinaria, tiene dos caminos: vivir o sobrevivir (...) Lo que cuenta el libro es que él tenía una orden y que debía hacerla. Porque alguien tiene que hacer el trabajo sucio. No siento en mi personaje el disfrute en matar sino que constantemente se está sobreponiendo". Creo que ese es uno de los aciertos en la obra, presenciar la metamorfosis de “Kerosene” in crescendo. La violencia instaurada como política de Estado, el oficio de volverte un asesino a sangre fría, a quemarropa, pero aún así seguir avanzando en tu carrera militar por la eficacia de tu labor. Toda esa realidad difícil de presenciar y con mucho más horror de vivirla.
El joven director, Alejandro Guzmán, nos cuenta que busca “explorar el formato teatral para contar historias periodísticas. Este relato me parecía perfecto porque cuenta un suceso dramático y muestra la transformación del personaje.” Guzmán conoció la obra de Uceda, cuando fue alumno de periodismo en la PUCP luego, estudió actuación y es así es como busca juntar sus dos intereses.
Muerte en el Pentagonito va hasta el 1 de junio de jueves a sábado a las 8 pm en el teatro de la Alianza Francesa.
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