Revista Cultura y Ocio

Muerte sin resurrección, de Roberto Martínez Guzmán

Publicado el 25 enero 2013 por Goizeder Lamariano Martín

Muerte sin resurrección, de Roberto Martínez Guzmán Título: Muerte sin resurrección Autor: Roberto Martínez Guzmán Editorial: Autoedición Año de publicación: 2012 Páginas: 253 ISBN: 9781480279575 Conocí a Roberto Martínez Guzmán a finales del año 2010, cuando me envió un ejemplar de su primer libro, Cartas desde el maltrato. Después de leerlo y reseñarlo mantuve el contacto con él por email durante una temporada y aunque con el paso del tiempo la relación se enfrió, eso no ha impedido que ahora, dos años después, el pasado 8 de enero Roberto me enviase un ejemplar de su última novela, Muerte sin resurrección, por lo que desde aquí le doy las gracias por el libro, por acordarse de mí, por el detalle y, cómo no, por la preciosa dedicatoria. Había leído varias reseñas de esta novela y tenía muchas ganas de leerla. Sabía que me iba a gustar, que me iba a atrapar, a seducir, a enganchar, que me iba a encantar. Pero no sabía que tanto. Para que os hagáis una idea, empecé a leerlo el viernes 11 y lo he terminado el domingo 13. Y lo peor, o lo mejor, según se mire, es que me ha sabido a poco, a muy poco, y me ha dejado con ganas de más, de muchísimo más.
La historia se desarrolla durante ocho días, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, a lo largo de toda la Semana Santa, en Galicia, concretamente en las ciudades de Vigo y Ourense. La protagonista es Emma, una joven enigmática, de rasgos casi perfectos que resulta atractiva y, al mismo tiempo, puede pasar desapercibida. Algo ocurrió hace seis años, también en Semana Santa, y supuso el nacimiento de la motivación que ha guiado la vida de Emma durante todo este tiempo. La otra protagonista es Eva Santiago, una inspectora de policía decidida, inteligente, volcada en su trabajo, que ahora consiste únicamente en encontrar a Emma, detenerla y, por encima de todo, entender sus motivaciones y lo que le empuja a hacer lo que está haciendo esta Semana Santa. Cada día mata a una persona y deja junto al cadáver una pelota de golf. Tiene que comprender qué le empuja a matar a esas víctimas para adelantarse a sus movimientos y salvar a esos inocentes. Se trata de una historia policíaca, llena de asesinatos, de intriga, de tensión, de suspense. Un thriller psicológico que engancha muchísimo desde la primera y hasta la última página. Una historia que nos habla de muerte, de asesinatos, pero también de venganza y de justicia. Una historia en la que desde el principio conocemos a la inspectora y sabemos quién es la asesina. Pero eso, lejos de quitarle intriga, suspense e interés a la novela, le añade una gran dosis de originalidad, un plus que además nos permite reflexionar palabra a palabra, frase a frase, párrafo a párrafo y página a página sobre el pasado que todos tenemos, las consecuencias que pueden tener nuestros actos, el hecho de que casi siempre nada es lo que parece y que muchas, demasiadas veces, los buenos no son tan buenos ni los malos tan malos. Si a todo esto le añadimos un ritmo fluido, ágil, trepidante y electrizante, en el que los asesinatos se suceden sin que nos dé tiempo a respirar, obligándonos a seguir leyendo para intentar descubrir, junto con Eva, quién será la próxima víctima, cuál será el próximo movimiento de Emma en su desesperada carrera hacia la venganza, el odio, la ira y el rencor, el resultado es una novela negra que, sin duda, os hará disfrutar. También me ha gustado mucho cómo están construidos los personajes. Es inevitable querer ayudar y apoyar a Eva e, incluso, entender, comprender y sentirse identificado con Emma. ¿Qué tiene que ocurrir para que sintamos lástima y compasión por un asesino en lugar de odio o repulsa? Pero no solo las dos protagonistas. También el resto de personajes, especialmente las víctimas, nos resultan cercanos, humanos, nos sentimos identificados con ellos porque los conocemos de cerca, en su día a día, en su rutina. Tan solo puedo ponerle una pega a esta novela: las erratas y las faltas de ortografía, de estilo y ortotipográficas que, en muchos momentos del libro, me han sacado de la historia, algo que, como sabéis, me molesta mucho. Quizá el error más grave esté en las páginas 52 y 58, ya que en la primera se nombra a un personaje como Javier Fernández Martínez y en la segunda como Javier Fernández Losada. Sin embargo, estos errores y estos despistes son fácilmente solucionables y corregibles y espero que en las siguientes ediciones ya no haya nada que impida a los lectores adentrarse de pleno en el ritmo, la tensión, el suspense y la intriga de descubrir poco a poco qué ocurre cuando en plena Semana Santa gallega la muerte ya no tiene resurrección. 

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