En un programa de televisión (creo que visto en diciembre) escuché que durante el franquismo, no inmediatamente terminada la guerra, sino después, en los 50 y siguientes, las muertes infantiles provocadas por violencia adulta se acercaban a 200 niños muertos al año. Terrorífico. (Hoy son menos de 10, espantoso).
Empecé a acordarme de aquella sociedad en la que parecía que no pasaba nada, porque todo se silenciaba, y como este elemento de no querer mirar, de no querer ver, se metió en las conciencias individuales para resistir y seguir viviendo. Nada de lo cual hubiera sido posible sin la profunda complicidad e implicación de la Iglesia.(Además de las muertes citadas, están los robos de niños durante los 50 y 60 hasta los 70, y los robos en la postguerra denunciados por Garzón en su auto y los centros de confinamiento de menores, reflejados maravillosamente las historietas de Carlos Giménez que editara La Torre)
Cuántas muertes de mujeres?, si de niños eran 200 no es difícil aceptar cifras muy superiores. Cuantas violaciones para conseguir que los hijos pudieran comer, para poder llevar un paquete a la cárcel. Cuanta corrupción? nunca ha existido tanta como ahora, dicen los voceros de la derechona, mejor sería decir que nunca se habló tanto de ella como ahora, efectivamente, nunca supimos tanto. Se construían barrios enteros por los amiguetes de los ganadores, saltándose todo tipo de normas, multiplicando por mucho la edificabilidad, infraestructuras estatales solo para amigos, organización territorial solo para camaradas vencedores.
Concesiones franquistas a las hidroeléctricas para que dispusieran del agua de este país casi gratis para sus negocios todavía las estamos pagando hoy, negocios y empresas montadas al calor de los ganadores y sus familias, en muchas ocasiones arrebatados a los perdedores. No, no se veía corrupción, era imposible diferenciar nada porque todo ello era corrupto, incluido robos y muertes de niños.
La reflexión se puede traer hasta hoy con muchos asuntos, el respeto a las leyes por ejemplo, se leen opiniones sobre lo intolerable que es el abuso de las leyes por parte del gobierno, pero se dice, se expresa en cualquier medio y nadie es perseguido. En el pasado nadie se extralimitaba. Por favor que la democracia no transforma a los seres humanos en angelitos, solo permite que se conozcan y persigan mas delitos y no solo a los pobres.
Maltrato infantil y juvenil, abusos y vejaciones de curas, obispos e instituciones de Europa y América a decenas de miles de niños, que han empezado a conocerse hace pocos años. Antes, en el pasado es fácil imaginar los crímenes masivos que se cometieron y fueron tapados, de los que poco a poco van saliendo informaciones y documentos. En EEUU ya son 8 las diócesis en bancarrota por las indemnizaciones a pagar a las víctimas.
Se conocen miles de casos de violaciones a niños en Irlanda, Reino Unido, EEUU, centro Europa, Alemania, Australia, pero mira por donde, muy pocos de los específicamente españoles que hayan sido publicados en la prensa. Es que ‘aquí los curas eran mejores’, dicen algunos. Joder cuanto hay que aguantar, algún día empezarán a salir miles y miles de casos generados por esos curas por esa institución, que actuaba como brazo represor colectivo y personal, de una ideología y un régimen que gobernó España por los siglos de los siglos. Cuantas mujeres y campesinos fueron masacrados por Felipe II, y ejércitos papales, cuantas ciudades sepultadas en fuego porque no eran católico romanos. ‘Que Dios los separe, maten a todos y arriba que elijan los suyos’, decía el legado papal Aranaud Amaury al mando de los ejércitos de cruzados papales al exterminar la población de Béziers en el sur de Francia (en larga disputa con la corona de Aragón).
Lo que no se escribía y ahora no se ve, no existe, parece que se ha instalado en nuestras mentes los viejos sistemas de antaño. Acaso, sin verlo, no imaginábamos que muchas de las cuestiones reveladas por Wikileads ocurrían. Sí, mejor con pruebas, es la gran explosión, pero ocurría, unos opinan sobre otros, los poderosos quieren influir sobre otros.