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¡Ya está bien de filofofía (sic)! - me dicen por aquí-. ¡No es cosa clara, que todo se complica, que hay que variar un poco más! - se quejan -.
Bien, bien, estoy de acuerdo, no hay que abusar y toca relajarse, si no quiere una además que se le seque el cerebro como a un zombi. Así que me decidí a traer algo mucho más ligero, aunque aviso que va a ser mucho más inquietante.
Podría haber traído uno de esos estupendos relatos clásicos de vampiros desinhibidos y que campan a sus anchas por territorios góticos habitados por ciudadanos supersticiosos, ¡pero! finalmente me decidí por estos feos especímenes, mucho más reales. Y que no sorprenda esto, porque si digo que a diferencia de los vampiros estos sí existen no estaría mintiendo. Ya nos avisaron de su existencia misioneros y viajeros del siglo XIX. Y para más desasosiego, si del vampiro no tenemos claro su origen, los zombissssss sí se encuentran muy localizados, exactamente en Haití.
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