Revista Cine

Mujer bajando una escalera. Bernhard Schlink.

Publicado el 23 mayo 2017 por Meg @CazaEstrellas
"Tal vez vea usted el cuadro algún día. Desaparecido durante mucho tiempo, ha vuelto a aparecer de pronto..."
Mujer bajando una escalera. Bernhard Schlink.
No es ninguna novedad que nuestra interminable lista de libros deseados no deja de crecer cuando paseamos por aquí. Y así es como llegué a este libro. Me fui de paseo a la cantina de Norah, un rincón imprescindible para mí y allí encontré una reseña impecable (esta) y un título con la máxima puntuación (este que os traigo). Fui en cuanto pude a la biblioteca, no estaba, y no pude esperar. Sí, con la de libros que tengo por leer, y recién pasado como quien dice el Día del libro,  no pude esperar y me fui a una librería para hacerlo mío. Desde ya anuncio que no voy a estar a la altura de su reseña, básicamente porque me ha gustado mucho, sí, pero con matices.
Un abogado se sorprende al ver en un museo un cuadro que conoce muy bien. En él, una mujer baja una escalera. Está desnuda, es rubia y su cuerpo pálido. Sus piernas son largas, sus caderas redondeadas  y sus pechos firmes. Pura sensualidad. Nuestro protagonista y narrador nos cuenta el origen: un millonario encarga a un joven pintor, Karl Schwind, que retrate a su esposa en esas condiciones. El pintor queda prendado de la modelo. La modelo se deja seducir por el joven. El pintor tiene la sensación de haber dado vida al mejor cuadro que pintará nunca y quiere dar marcha atrás en el negocio. Quiere quedárselo. El marido de la modelo se niega. El abogado, nuestro protagonista, será el intermediario en este asunto, implicándose hasta extremos insospechados.Y así nos adentramos en esta historia dividida en tres partes, en la que el cuadro es el nexo entre el pasado y el presente. Un pasado, con tintes de thriller, donde conoceremos lo que pasó finalmente con la disputa y con las relaciones entre los intervinientes, y un presente que tiene lugar a raíz de encontrar nuestro protagonista el cuadro casualmente en un museo. Y aquí me planto, porque creo que ya he contado lo suficiente (puede que demasiado).
¿Lo mejor?  
*La maestría del autor para sorprender al lector con esta tercera parte de la historia, donde muestra una perspectiva totalmente diferente de la historia y sus personajes, un giro imprevisto  que te deja sobrecogido en algún momento.*Los personajes tan bien perfilados y llenos de contrastes, destacando dos: por un lado el protagonista, un hombre imperfecto, muy imperfecto, pero bondadoso y leal hasta límites que podréis comprobar por vosotros mismos. Un personaje muy creíble, muy común.
 Por otro, la mujer del cuadro, Irene Gundlach, una mujer que desde el principio se siente víctima por su condición de musa para el pintor, o de trofeo, para su marido. Es muy difícil empatizar con Irene, porque no hay justificación alguna para su forma de actuar en determinados momentos. Irene llega a ser abanderada de la crueldad, y es que no es ni musa ni trofeo, sino más bien Femme Fatale. Una mujer deslumbrante a priori, pero que no es ni mucho menos lo que aparenta, aunque esto, como en la vida misma, no todos lo descubren, o no todos al mismo tiempo.
¿Lo peor?
*Mi sensación de que algunos sucesos entre los personajes son forzados, no ocurren de forma natural en la narración. *El final: no lo que ocurre, sino el cómo ocurre, ese toque surrealista tirando a Murakami sobraba, al menos para mí.
Y bueno, en general me ha gustado mucho la novela, y no deja de sorprenderme que Bernhard Schlink  (1944) creara toda esta trama a partir de un cuadro que le inspiró, como nos explica en una nota final. Se trata de "Ema, o desnudo bajando la escalera", de Gerhard Richter. Espero haber despertado vuestra curiosidad. Merece la pena.

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