Palabras Finales para la MOREHOUSE, en ILISA, Costa RicaEl caribe es una porción de tierra imaginada alojada a lo largo de la región atlántica que abarca desde la parte baja sur de Estados Unidos, toda América Latina, incluida Venezuela, Perú y circunvecinos, y aunque no se crea, Puerto Rico y Haití, que siempre ha considerada el familiar pobre de cualquier cultura, es decir, estrechamente tomada en cuenta hasta que autores como VH Naipol, o Dereck Walcott, ambos premios Nobel, empezaron a dar referencia sobre su gente y mundo: poco después alcanzó marea alta los cuentos de brujas y demonios de Piratas del Caribe, un libro literariamente hablando inexistente, pues es sabido que solo fue una atracción creada para moverse entre bastidores de una feria itinerante en NY; en donde las mujeres hemos sido cuestión de sobrevivencia silenciosa, solamente guiada por nuestro Motuola, es decir, nuestra forma particular de ver y enfrentar el mundo; que es propio de cada quién aunque se vivan las mismas circunstancias…
Para las mujeres, en particular, no nos ha sido fácil, asumir esa prerrogativa sobre todo cuando pertenecemos a las etnias…
Victimas obligadas de discriminación por ser mujeres, en primer lugar, por negras, indígenas, o xino-descendientes en segundo y, finalmente por su educación e inserción tanto dentro de la cultura como en los sectores sociales, conforman una hélice de la marginación social que representa no poder tener una vida establecida como las demás, y estoy hablando estrictamente del rol asignado a las mujeres en el rol hegemónico predominante en que la mujer vale por el apellido de su cónyuge, en primer lugar, o su desarrollo profesional, siempre en miras de mejor su posición dentro de la nómina familiar, cuya tónica es la permanente melancolía de la incomprensión que les alienta a escribir como medida de posicionamiento en el mundo que les rodea…Nosotras, las mujeres de la etnia afro, en especial somos distintas y no tenemos tiempo de vivir más allá de lo que vivimos pues, fuimos genéticamente creadas para saber que todo lo que hagamos está destinado a ser, en ciertos sentidos, visible solo para cuestionamientos, pues a nosotros sí, que nadie nos entiende…
El canon social de los estudios académicos, desemboca en aquello que se ha llamado con el tiempo LITERATURA del CARIBE, pero que no necesariamente refleja el mundo de la etnia afro-nativa como yo le llamo, pues mi creencia personal es que solo descendemos de las alturas o lugares de peligroso Para mí, somos descendientes de un largo hilo de inconclusiones metafóricas y sociales es como querer masticar un trozo de vidrio… Por tanto, asumir que se sabe de qué se trata el mundo interior de lo que escriben las etnias, en especial de las mujeres, por su Nomolo, el significado de la mirada según los antiguos, varía según de quienes estemos hablando y que cabemos en los dedos de la mano de la literatura étnica que desarrollan prioritariamente mujeres: Eulalia Bernard, Joyce Anglin, Prudence Bellamy, Marcia Reed, Shirley Campbell, Caroll Britton González, Delia Mc Donald, Kiria Perry, y Ana Yanel Matarrita McCallá…, y porque todos los dedos de la mano no son iguales tal vez existan más, pero solo conozco la oblea literaria de Dolores Joseph y Quince Duncan M., cuyo estudio analítico de obra y palabra, es decir, imagen y desarrollo profesional ha sido hecha por quienes ejerciendo distintos tipos de entendimientos que terminan siendo estéticas literarias que nos enmarcan de uno u otro lado del corpus literario, en un estudio determinado como acreditación profesional terminan por definirnos como literatos de sumisión evaluativa de quién puede o, no escribir de acuerdo a su educación; o posicionamiento global dentro del esquema literario general en que no calzamos en ninguna parte por nuestra incapacidad de adaptarnos al medio y expresarnos de manera apropiada, es decir igual que las otras, que mi tío, mi tía o, mi abuela que se oculta en la cocina; pues en el PAIS DEL PURA VIDA todos somos escritores, aunque no sepamos ni media la misa, porque se cree que escribir es fácil: todos lo hacemos de distintas maneras solo que en el campo literario se llevan a cabo batallas que solo la ficción podría crear y creer…La experiencia personal, rememora que la primera vez que empecé a escribir, la acogida fue más bien rara, fría y extraña. Rara, porque yo andaba en busca de una forma de expresar lo que tenía que decir, me explicó después francisco Zúñiga, cuyo taller jefeo actualmente, que simplemente despiertan y nos obligan a buscar soluciones. Claro que mientras llegaba al taller de la casona, pasé por muchos lugares y en dos de los lugares me preguntaron por la razón por la que escribía, ¿Razón?, si, su esposo, novio o, concubino…¿Para qué es necesario eso?...Sin eso no se puede ser poeta…¡Ah!, ¿De veras?... Fletada
Fría, porque después dijeron que había que moldearme, para ser como las otras…¿Qué?, diría mi buen amigo Franklin, obviamente que cuando eso no pasó eso, empezaron los ataques de todo tipo, pues existe en el medio literario una cierta clase de racismo que llamo latente, pues es del todo fácil juzgar aquello que no conocemos, o vivimos, y que no es solo para poner comida sobre la mesa sino para decirnos quienes somos frente a la vida que en combinación con ese macho feminismo, porque las mujeres no escapan a eso, resulta una combinación letal en que son capaces de decir por ejemplo, que llevas drogas en tu bolso para que te detengan en el aeropuerto, o decir que no sabes de literatura, ni de nada porque no fuiste educada dentro de los cánones establecidos en que se es negrita buena y se obedece todo lo que te dicen que hagan los que estudian tu obra…Extraña, porque pese a que solo soy distinta en lo que hago de las otras mujeres de mi etnia, nunca he ganado premios aquí, soy parte de la Biblioteca del Congreso con cuatro, de mis cinco libros, parte del régimen académico de estudio de por lo menos 9 universidades norteamericanas, e igual o parecido de distintas europeas, miembro de la academia de escritores colonenses, resulta que les tengo envidia a otros escritores con su propia trayectoria y desarrollo profesional, razón por la cual se me ha prohibido el acceso a varias bibliotecas nacionales cuyas directoras son amigas de esas personas y, en concreto al Instituto Tecnológico donde al parecer protagonicé una reyerta con lesiones serias a varios miembros del Concejo Directivo, del que el rector estando ahí no supo nada; o simplemente negarse a entregar una edición de libros porque no se aceptaron las correcciones que sugirieron y, decir que es culpa del autor porque no se entregó a tiempo pero si hay que agradecer el esfuerzo que hicieron al publicar una obra así…Para Costa Rica, no existe una literatura escrita por las etnias. Escrita por mujeres, menos. Asumamos pues, que Mujer, Caribe y Literatura, son una confluencia que no necesariamente confluyen en el mismo lugar ni son lo mismo pues dependen de esas miradas de las que hablábamos anteriormente; y que islas, mares y mareas, distintos bagajes culturales que por compactación forman una identidad que les hace parecer siempre las mismas, cuando en realidad hablamos del más allá de la literatura: hablamos de la somatización de lo que en los últimos tiempos se ha dado en llamar LITERATURA DEL CARIBE, y más concretamente de lo que escriben las mujeres de las etnias, que como la luz de Dios, sobrepasa todo entendimiento sobre todo porque para ciertos académicos; gestiones personales la literatura es solo una y no varía en ningún concepto, y no existe nada nuevo bajo el sol…



