Revista En Femenino
El día 8 de marzo fue el día de la mujer trabajadora. Hay quien no le da ninguna importancia a este día, quien se mofa del nombre que le han puesto o quien replica que "¿para cuándo un día del hombre?". Bien, la verdad es que somos libres de pensar según nos venga en gana y de expresarnos como queramos, siempre dentro del respeto y la empatía (se supone); pero... Sí, hay un "pero". Porque resulta que el 8 de marzo es un GRAN DÍA.
¿Que no debería celebrarse porque entonces estamos tirando por tierra la igualdad que tanto pedimos y blablabla...? Para los que así lo crean, puede ser. No me lo planteo. Lo que tengo claro es que lo que se conmemora en sí es importante. No hay más. Si yo hoy estoy escribiendo en mi blog, expresándome sin pudor o temor, es porque hubo unas mujeres que en su tiempo lucharon para que esto fuera posible. Sin su lucha, sin sus reivindicaciones, su movimiento y sus ganas de comerse el mundo, yo no trabajaría fuera de casa, entre otras cosas. Así que, para mí, el 8 DE MARZO ES UN DÍA IMPORTANTE. Más allá de meternos en intríngulis de machismo o feminismo. Más allá de querer ir de "modernas" o progres. El hecho de que la mujer trabaje, según su libre elección, FUERA DE CASA es, o debería ser, considerado un hito histórico y no una excusa para inventarnos un día "femenino". Aún así, y a pesar de que por algo se empieza, creo que (tristemente o no, según se mire) queda muchísimo por hacer respecto a este tema. Las mujeres que trabajamos fuera de casa, también trabajamos dentro. Y las que sólo trabajan dentro, lo hacen y mucho, y sin remuneración ni reconocimiento a cambio. La cuestión es que hemos ganado en independencia pero seguimos siendo carne de cañón, porque, y siempre contando con que generalizar no es del todo correcto, AHORA TRABAJAMOS EL DOBLE. Sí, me explico. Trabajamos fuera y ese trabajo remunerado depende de nosotras, de cómo lo ejecutemos. Estamos mucho más expuestas a irregularidades que los hombres, siempre en el punto de mira si hablamos de embarazos, bajas por riesgo, permisos de lactancia y demás. Nuestra sociedad es moderna, pero no está preparada ni adaptada a una CONCILIACIÓN REAL. Casi que tenemos que pedir disculpas por quedarnos en estado, a pesar de que, por norma general, aguantemos tanto que nos falten segundos para dar a luz en el trabajo en muchas ocasiones. En mi caso, he vivido de primera mano el sentir que "las maestras no tenemos derecho a tener hijos, porque "abandonamos temporalmente" a los de otras". Patético, ¿eh? Pues real como la vida misma, y triste muestra de que, efectivamente, las primeras que hemos de creernos lo de la CONCILIACIÓN somos nosotras. Si no, no hay tutía.Si digo que trabajamos doble es porque, al llegar a casa, nuestra jornada continúa. Y hay de todo: quien tiene ayuda de personas externas a las que paga, quien cuenta con familia dispuesta, quien se lo come todo sola-solita-sola y quien tiene una pareja o "parejo" que entiende de verdad de igualdad y hace exactamente lo mismo que ella, es decir, ni "colabora", ni "ayuda", HACE. Que digo yo que eso es lo que toca, ¿no? que para algo los hijos son comunes y los espacios de casa también.Peeeeeero... Sí, siempre hay un "pero". Pero, a pesar de aquellas mujeres que tienen al lado un compañero/a en todos los sentidos, aún así, CARGAMOS MÁS DE LA CUENTA. Sí, o al menos así lo veo yo, y está claro que habrá de todo. Es nuestro sino, o nuestra genética y predisposición natural. Hemos tenido que luchar durante años por poder hacer cosas (que ahora vemos tan normales) como ir a un bar a tomar unas cerves o votar, y sin embargo, no hemos cambiado ni un pelo en cuanto a "la maternidad". La maternidad quitando el lado "físico" o "instintivo" que lleva implícita la palabra, digo. Seguimos sintiéndonos intrínsecamente responsables de todos y cada uno de los aspectos que nacen o desembocan en nuestros pequeños. SOMOS PUÑETERAS AGENDAS. Podemos salir de casa sin calcetines y con un zapato de cada color, y sin embargo, jamás, o en contadísimas ocasiones, olvidaremos lo primordial relativo a ellos (dejando a parte situaciones dignas de chiste y minucias diarias). Es decir, llegamos de trabajar y no paramos el ritmo hasta que no caen rendidos y dejamos todo listo para el día siguiente, que viene a ser como pronto sobre las 23:00. A esa hora ya podemos dedicarnos a la faena relativa al trabajo remunerado y poco más, porque nos queda la energía justita para llegar a la cama. Que si sumamos la lactancia prolongada, sumamos también las noches de sueño interrumpido, claro está.La historia es que, cansadas o no, con la espalda mal o con un gripAZo de tres pares de narices, no bajamos el ritmo ni a la de tres. Todo, o prácticamente todo, lo relativo a niños y casa pasa por nosotras. Y así, día tras día. Entonces, llegado a este punto, es cuando en mi mente resuena con fuerza la famosa frase "SEXO DÉBIL". ¿PERDOOOOOOOOOOOOOOOOÓN? ¿Decía usted? ¿Sexo qué? ¡Anda ya!LAS MUJERES MOVEMOS EL MUNDO. Es lo que hay, señores (y señoras). ¿Que lo mareamos más que los hombres? No digo yo que no. Pero lo hacemos girar.El ginecólogo que hacía la parte teórica en mi preparación para el parto de Pichu (con Rubiazo no fui, ya se sabe, segundos y tal), lo primero que nos dijo a las mother-to be que estábamos allí fue: "ES ADMIRABLE (e increíble) QUE LA MUJER, A PESAR DEL ENORME PESO QUE LE SUPONE LLEVAR A SU HIJO EN EL VIENTRE, A PESAR DE QUE ESE CAMBIO EN EL PUNTO DE GRAVEDAD LE REGALE UNA GRAN INESTABILIDAD, ADEMÁS DE DOLORES MUSCULARES Y ÓSEOS, SEA CAPAZ DE SEGUIR CAMINANDO ERGUIDA Y NO DEJE DE HACER SUS ACTIVIDADES COTIDIANAS EN NINGÚN MOMENTO, COMO SI NADA". Ahí lo tenéis, va en nuestra naturaleza. Somos de naturaleza salvaje, de supervivencia pura, de instintos; somos fuertes, mucho. SOMOS AUTÉNTICAS MÁQUINAS. Movemos el mundo en compañía o solas, según elección, pero merecemos que se nos considere PERSONAS más allá de si causamos baja laboral o no por embarazo. Y sí, tenemos un día dedicado a nosotras, o mejor, a nuestros logros, dejando de lado feminismos, machismos y extremos. Y ES UN DÍA IMPORTANTE, aunque aún quede mucho por hacer. Ya sé, lo ideal habría sido que no hubiera tenido que existir el 8 DE MARZO, y que no hubiera sido necesario tener que cambiar ciertos aspectos que venían con defecto de fábrica socialmente hablando, partiendo de la base de que TODOS SOMOS PERSONAS. Pero no podemos cambiar la historia. Así pues, seamos hombres o mujeres, alegrémonos por los avances sociales y culturales, y celebremos que hubo un día en que un grupo de mujeres se atrevió a alzar la voz y hacerse oír, y que gracias a ellas, hoy las mujeres podemos disfrutar de placeres tan simples, y tan enriquecedores, como, por ejemplo, leer un buen libro.CON M DE MAMÁ