Estaba un día en el sofá de casa viendo la televisión mientras jugueteaba aburrido con Ginebra (mi guitarra acústica), cuando de pronto vi una imagen increíble, era un cuadro de una pintora española de la que yo nunca había oído hablar, Maruja Mallo.
Esta mujer había estudiado en Madrid y formado parte del grupo de Lorca, Buñuel, Dalí, que andaba detrás de ella como loco, y de toda aquella cuadrilla de genios. También formó parte de un grupo de chicas junto a María Zambrano, Rosa Chacel y muchas otras, a las que la prensa de la época llamaba "Las sinsombrero" . Hay que decir que en aquella época, que una "señorita bien " fuera sin sombrero, era algo inconcebible y ellas se lo quitaban para saludar a los señores y ya no se lo volvían a poner, excepto cuando les daba la gana, como debía ser, "aunque les apedrearan", cosa que le llegó a suceder, como ella misma contaba, cuando paseaba junto a Lorca, Margarita Manso y Salvador Dalí por la Plaza Mayor de Madrid.
Por supuesto estaba viendo un reportaje de la 2 y en él se explicaba que se exilió durante la dictadura, que volvió justo en la época de la "Movida Madrileña" y que había estado también metida en todo aquel despertar de la cultura pop y rock.
Por lo visto, todos los pintores músicos y cineastas de aquella época la adoraban porque era una artista genial y una persona y un personaje sin igual, y aunque ya era mayor, le invitaban a todas las fiestas y acudían a las que ella misma organizaba.
¿Cómo era posible que no se supiera nada de una artista tan buena y de un personaje que había influido en muchos de otros grandes artistas, de dos épocas tan lejanas en el tiempo? ¿Había acaso alguien que hubiera vivido tanto tantas cosas y que además hubiera pintado tan bien?
Empecé a seguir su rastro y pude ver alguno de sus cuadros en exposiciones colectivas de "Pintoras" y no fue hasta hace poco cuando, qué casualidad, en otro reportaje de la 2, apareció de nuevo su nombre ligado al poeta Miguel Hernández, con quien tuvo una relación amorosa.
Maruja Mallo realizó portadas de algunos de los libros de Ortega y Gasset, quien le organizó su primera exposición. Cuando marchó al exilio conoció a la poetisa Gabriela Mistral que la recibió en Portugal, donde era embajadora de Chile. Frecuentó en este país a Pablo Neruda a quién había conocido años atrás en París, escribió en publicaciones literarias, triunfó en Nueva York donde se codeó con Picasso, Magritte y con Miró. Realizó decorados para la ópera y para el teatro, fue maestra, catedrática, acudió a fiestas, las organizó, se quitó el sombrero cuando quiso y sobre todo pintó.
Lo que más me impresionó de esta gran mujer fue todo lo que vivió y sobre todo su forma única de vivir, de pintar y de crear un estilo totalmente nuevo basado en la geometría y las matemáticas, un estilo que además es hermoso. Mallo es sin duda la mejor pintora de su generación y merece un lugar en nuestra historia.