Revista En Femenino

Mujeres en sala de espera

Publicado el 22 junio 2012 por Daniela @lasdiosas
Esta semana en Ayacucho comenzaron las primeras audiencias del juicio oral del caso Cabitos 83, denominación que alude a los dolorosos hechos ocurridos entre 1983 y 1985 en el cuartel  Los Cabitos en Huamanga, donde fueron torturados, asesinados y hasta quemados los detenidos, como para que no quede huella de los  crímenes que cometían los responsables de la lucha contrasubversiva.  La primera testigo del juicio fue la señora Angélica Mendoza, más conocida como Mamá Angélica, quien volvió a narrar como tantas otras veces la noche en que su hijo de 19 años le fue arrebatado para siempre de su casa por un grupo de militares. En su idioma relató los sucesos, que lo llevaban para declarar, le dijeron,  como si no pudieran esperar el día, en la noche se lo llevaron, cuenta, mientras una traductora oficial mal traducía lo que decía, según se ha informado. Mamá Angelica es una de esas muchas  madres que en el país han luchado por saber la verdad y que durante años han buscado a sus hijos e hijas, a veces con alguna esperanza de verles aparecer cruzando la puerta, como cuando se los llevaron, con las ganas de que pese a los años pasados sigan manteniendo la sonrisa joven abierta al futuro. La búsqueda de la verdad para estas madres ha sido terriblemente dolorosa y sigue siendo inaceptable que nunca aparecerán con vida, por lo que siguen levantando la voz como tantas otras madres en América Latina que gritan “con vida los llevaron, con vida los queremos”. Para la mayoría de las madres, incluso para algunas que no hayan elegido el momento para tener un hijo o una hija, pensar en el futuro con ellos y ellas es un dinamizador. ¿Quién no quiere lo mejor para su hijo? ¿Quién no sueña que su hija tenga las oportunidades que una no tuvo, un futuro distinto? Las madres de los cientos de desaparecidos también siguen soñando con que la justicia llegue algún día y que la verdad sea conocida, que antes de morir puedan saber siquiera dónde están los cuerpos de sus hijos e hijas, y que los culpables sean juzgados.   No hemos visto en los medios ninguna palabra de solidaridad frente a estos hechos ni hacia las mujeres que testifican de parte de la ministra de la Mujer y de las Poblaciones Vulnerables, ni ningún compromiso de su parte con estas madres que después de 30 años siguen buscando justicia. Lo que sí hemos visto son las declaraciones del presidente Humala y de la ministra Jara sobre una marcha de mujeres embarazadas que ha sido convocada por los dirigentes cajamarquinos. Más allá de que si existen intenciones no tan santas de los dirigentes, las expresiones de la primera autoridad del país y de la ministra de la mujer han puesto en evidencia la forma cómo se sigue concibiendo a las mujeres en el Perú, más aún si se trata de mujeres campesinas, indígenas. “No comparto las políticas de utilizar a madres gestantes en marchas políticas, no me parece correcto”,  ha dicho el mandatario (1), dando cuenta de que él cree que las mujeres que estarían dispuestas a asistir a este llamado son todas ovejas que siguen cual rebaño a cualquier hombre que se le ocurra llamarlas, por tanto no tienen pensamiento propio, ni verdaderas preocupaciones por el futuro hijo o hija que llevan en su vientre. Por su lado, la ministra, que muy poco o nada  ha dicho frente a las agresiones que han sufrido las mujeres en las manifestaciones que durante días y días se han dado en Cajamarca, pese a que han sido arrastradas,  disparadas y golpeadas (2) en repetidas ocasiones por la policía, en este caso ha declarado que  “en vista a la convocatoria a la marcha el día de hoy (martes) en Cajamarca, hemos hecho coordinaciones con el Ministerio Público (...) para que adopte las medidas pertinentes para salvaguardar la integridad del concebido.” (3)  Además la ministra no ha ahorrado palabras para la amenaza y para esgrimir el código penal, que señala una condena privativa de la libertad de uno a tres años al “que hace daño al cuerpo o a la salud del concebido”, y no a quién lo pone en peligro como señala la ministra, diciendo: “La participación de embarazadas en protestas públicas por decisión propia, exponiendo al peligro el cuerpo y salud del concebido, está penalizado (sic) por nuestra legislación y evidencia una utilización política y falta de respeto por la vida que es intolerable e injustificable”, dijo en RPP. (4) Es  evidente que para la ministra, son  las mujeres las que tendrían la culpa si son agredidas por la policía de la forma como han venido siéndolo en las manifestaciones. Parece que para ella, las mujeres fueran sólo un recipiente conteniendo al concebido. No ha acompañado sus declaraciones por ejemplo con un llamado a la policía para que evite las agresiones a las que parece se están acostumbrando gracias a la impunidad y al apoyo de determinados sectores. Otra vez culpables ellas por una actuación pública y política,  culpables ellas por las agresiones en los que puedan incurrir los encargados de la seguridad que, por el nivel de rabia con la que actúan, nos hacen preguntarnos cuál es la formación que están recibiendo y por qué parece que tuvieran tanto odio por las mujeres campesinas e indígenas que manifiestan, aun de la forma más pacífica.  No puede negarse que colocar la culpa en las mujeres e imponer el modelo punitivo abona a construir la imagen de la mujer indígena y campesina como carente de inteligencia, susceptible de manipulación, borrega, despreocupada de sus hijos e hijas, que requiere ser controlada y castigada por su despreocupación materna.  Mientras tanto en Cajamarca, pese a las amenazas, un grupo de embarazadas que salió  a marchar gritaba por las calles; “Agua con cianuro mi hijo sin futuro” dejando en claro en dónde residen sus preocupaciones como futuras madres. Qué lejos estamos de aquellos días en que una publicidad de una joven embarazada conmovía  a la opinión pública cuando decía “Vamos con Ollanta, para hacer la diferencia” y expresaba los sueños de miles de mujeres y hombres peruanos que quieren un país donde su hijo o hija “tenga oportunidades para que estudie, para que chambee”. (5) Tal parece que,  por lo dicho en estos días por el mandatario y la ministra, ahora a las mujeres embarazadas sólo les cabe esperar a ver si lo que se decía en la publicidad se cumple, sin protestar, pues ya sabemos el riesgo que corren. Se habla también en estos días de la  posibilidad de que la próxima Mesa directiva en el parlamento esté integrada totalmente por mujeres y que sea presidida por la actual ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Quizá sea sólo para dar de qué hablar a la prensa y a las organizaciones de la sociedad civil, mientras se realizan otras negociaciones, o quizá quienes tienen esta propuesta se han visto influenciados por los grandes avances y recuperación de Islandia, donde, luego de la bancarrota  que sufriera el país por la actuación de los banqueros, la mayoría hombres, son las mujeres las que lo han salvado, tomando la rienda de las principales instituciones públicas e incluso de empresas privadas. Vale señalar que en ese país, las mujeres no tienen que decidir entre el trabajo y la familia porque los derechos sociales, económicos, civiles y políticos están garantizados. Lamentablemente, en nuestro país, no tenemos tanto optimismo frente a la actuación de las representantes políticas y su compromiso con  derechos de las mujeres y con la igualdad de género.  Una mujer con conciencia de género estaría más preocupada por que las mujeres no tengan que ver morir a sus hijos por el frío o sufrir por la contaminación que en condenarlas por expresarse, o mostraría más compromiso con las madres de los desaparecidos que siguen esperando justicia y verdad, expresaría su rechazo abierto y firme frente a las agresiones a las mujeres de todo tipo, vengan de donde vengan, pelearía por la asignación de presupuestos para las políticas a favor de la igualdad, estaría en mayor disposición de escuchar los temores de los millones de mujeres que sueñan con un futuro distinto. No las señalaría como culpables de lo que les pasa a ellas,  incluso cuando sufren las peores agresiones, como en el caso del abuso cometido por el congresista Acha contra su entonces asesora, en que una mujer parlamentaria sugirió que se lo habría buscado.  Es una pena decir que en estos momentos  una mesa directiva dirigida por mujeres no necesariamente hará la diferencia. Declaraciones como las que hemos  mencionado abonan a nuestro pesimismo. Por Rosa Montalvo Reinoso [email protected] Fuente: Noticias Ser Perú
Notas: 1)  “Ollanta Humala condenó marcha de embarazadas en Cajamarca”, El Comercio. 19/ de mayo del 2012http://elcomercio.pe/politica/1430309/noticia-humala-sobre-marcha-embara... 2)  Para muestra un botón: ABUSO POLICIAL CONTRA CAMPESINAS CAJAMARQUINAShttp://www.youtube.com/watch?v=srielgqCRK4&feature=share 3)  “Perú amenaza con arresto a embarazadas que se oponen a mina”, Reuters 19 de junio del 2012http://lta.reuters.com/article/topNews/idLTASIE85I0BN20120619 4) Ana Jara: “Embarazadas que participen en marcha incurren en delito”, Perú 21. 19 de junio del 2012.http://peru21.pe/2012/06/19/actualidad/ana-jara-embarazadas-que-particip... 5) http://www.youtube.com/watch?v=2uZtZY5oGZo

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