Con este nombre acabo de impartir un curso on-line organizado por la concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de mi pueblo, Ontinyent.
En él hemos puesto de manifiesto la ocultación que históricamente se he venido haciendo de las aportaciones de las mujeres en las distintas disciplinas científicas y culturales, así como en la política o en el deporte.
Han sido ciento doce las mini biografías que se han estudiado y que, a su vez ha conllevado cierto trabajo de investigación para poderlas conocer, así en genérico y a otras, poderlas conocer mejor.
Hemos estudiado nombres de todas las etapas históricas como por ejemplo la Reina-Faraón Hatshepsut que vivió, aproximadamente, entre los años 1479 y 1457 aproximadamente. O también a Francisca de Pedraza, una de mis favoritas, que vivió entre los siglos XVI y XVII i que fue la primera mujer en conseguir una sentencia de separación, con orden de alejamiento de su marido maltratador, tanto para ella como para sus criaturas y familiares.
Son pequeñas curiosidades rescatadas de la historia que nos permiten comprobar cómo la historia ha sido escrita por hombres y han ocultado los saberes y los talentos de tantas y tantas mujeres que han contribuido a que este mundo sea como lo conocemos ahora.
Esta es una estrategia más del patriarcado para mantener su prevalencia social, académica, etc.
Una de las derivadas más graves de este ocultamiento de las aportaciones de las mujeres, es la no inclusión de sus nombres y aportaciones en los libros que estudian nuestras criaturas y nuestra gente joven. Y eso permite que el sistema siga funcionando sin mostrar esos nombres de mujeres que han aportado con su inteligencia y sus habilidades que hoy, por ejemplo, disfrutemos de máquinas como el lavavajillas que fue inventado por una mujer, Josephine Cochrane que vivió entre 1839 y 1913. O que a primera mujer programadora en la historia de la informática se llamara Ada Lovelace y era hija del poeta Lord Byron. El padres es mundialmente conocido, pero la hija, Ada, que vivió entre 1815 y 1852, sigue siendo una gran desconocida pese a haber puesto las primeras piedras para la estructura de la informática tal y como hoy la conocemos.
También es una gran desconocida Mª Elena Maseras i Ribera (1835-1905) que fue la primera mujer en matricularse en la Facultad de medicina de Barcelona en el curso 1872-73 aunque finalizó sus estudios en 1878, no obtuvo permiso para hacer el examen de licenciatura hasta 1882 y, ante las enormes trabas que la propia universidad les puso para hacer el doctorado, desistió de ello.
Otra heroína que, aun hoy nos sigue haciendo la vida más fácil es Mary Anderson (1866-1953) que inventó el limpiaparabrisas y patentó su invento en 1903 y la primera marca que incluyó este aparato en sus vehículos fue Ford y, a partir de entonces se convirtió en un elemento indispensable en todos los vehículos que, con anterioridad debían ir parando cada poco tiempo para secar el agua de los cristales.
Tampoco hasta que preparé este material, conocía el llamado “Comando de les Gandules” que eran un grupo de mujeres del campo de concentración de mujeres de Ravensbrück, en el que eran obligadas a trabajar en la industria armamentística nazi. En este comando, que se dedicaba a boicotear la fabricación de armas, y que consiguieron inutilizar unos diez millones de balas, estaba la enfermera Neus Català i Pallejà, recientemente fallecida con 104 años.
Como vemos en estas líneas, a poco que busquemos aparecen nombres de mujeres inventoras, lideresas, activistas, científicas, etc. que el propio sistema de estudios que sigue siendo patriarcal, continua ocultado.
En este curso hemos estudiado 112 nombres de mujeres, unas más conocidas que otras, pero en estudio tengo otro centenar de nombres para, de ese modo, contribuir a la recuperación de la memoria de las mujeres y ayudar en la construcción de una genealogía femenina y feminista.
Ben cordialment,
Teresa