Mujeres liberadas: ¿nueva filosofía o mera rebelión?
El concepto de “liberación de la mujer” representa para muchos una lucha contra la desigualdad de género y la discriminación, mientras que para otros es una forma de rebelión contra viejos códigos de comportamiento. La liberación de la mujer se basa en la igualdad, en la premisa de que tantos hombres como mujeres deben trabajar juntos para construir una nueva sociedad con las mismas oportunidades y posibilidades para ambos géneros. También promueve la idea de que cada mujer tiene el derecho de decidir cómo dirigir su vida. Esta nueva ideología no es exactamente una lucha en contra de los hombres, sino en contra de la opresión.
Considerando su evolución histórica, la liberación de la mujer se constituye como un movimiento social que se ha desarrollado en diferentes países del mundo durante las últimas décadas. Representa un cambio en la mentalidad y actitud de las mujeres, volviéndose independientes en lugar de sumisas. Esta filosofía rompe también con el estereotipo de que los hombres son los protagonistas y las mujeres meras seguidoras. La primera ola de este movimiento se inició en los Estados Unidos durante el siglo XIX, dándoles a las mujeres el derecho a votar en el año 1920. Una segunda corriente, que es la que ha continuado hasta la actualidad, empezó en Estados Unidos y el Reino Unido en 1960, con el objetivo de conseguir igualdad en las oportunidades laborales. En ese tiempo, lo socialmente aceptado era que las mujeres se quedaran en casa cuidando de su familia. Aquellas que trabajaban afuera eran solamente aceptadas como enfermeras o secretarias, recibiendo salarios bajos y soportando constantes acosos.
¿Cómo impactó este movimiento en la institución del matrimonio? Basta con pensar en la frase del famoso cantante Frank Sinatra: “A doll I can carry the girl I marry should be” “Una muñeca que pueda cargar la chica con la que me case debe ser”. Esta frase refleja claramente cuál era el comportamiento que se esperaba de las mujeres cuarenta años atrás. Debían ser muñecas que obedecieran a sus esposos sin queja alguna. Sin embargo, los días en los que el matrimonio era el sueño dorado de una mujer se han desvanecido. Hoy en día, los roles tradicionales están mutando, con varios conflictos aparejados. En los últimos veinte años, la tasa de divorcio se ha incrementado notablemente, ya que muchos consideran al matrimonio como un conjunto de reglas preestablecidas, y descubren en medio del juego que estas reglas ya no se siguen a rajatabla. Por supuesto, esto no es fácil de aceptar, siendo que los hombres solían ser los asertivos y las mujeres las dóciles
Hoy en día, estos estereotipos se han quebrado. Miles de mujeres casadas reconocen que se sienten más plenas cuando trabajan también afuera de su casa; mientras que muchas jóvenes han decidido posponer el matrimonio y la maternidad para priorizar su profesión. Si sus parejas no pueden lidiar con esta actitud y continúan esperando una esposa que se quede en casa, no hay duda de que las relaciones colapsarán al poco tiempo. Las mujeres han asumido un nuevo rol en el matrimonio: son esposas, madres, amas de casa, pero también trabajan afuera del hogar y en varios casos, son el soporte económico de la familia.
De más está aclarar que mujeres fuertes, desafiantes e independientes no son siempre aceptadas en sociedades conservadoras. Incluso las generaciones de mujeres más adultas, en su mayoría, consideran que la idea de “liberación” no es más que una búsqueda egoísta de identidad. En más de una ocasión, el rechazo hacia las que quieren liberarse es incluso violenta. Muchos hombres consideran que aquellas que luchan por sus derechos no merecen respeto, y que cualquier agravio hacia ellas es aceptable como castigo a su actitud “rebelde”. Treinta años atrás, el maltrato hacia la mujer era escondido detrás de un velo de silencio, pero cuando ellas empezaron a alzar sus voces y compartir sus experiencias, surgieron movilizaciones para brindar apoyo y hacer frente a los agresores. Actualmente, las mujeres asumen un rol activo para crear consciencia sobre la importancia del respeto hacia su género y para promover estrategias de cambio. La organización británica WAR (Women against rape / Mujeres en contra de la violación), por ejemplo, ha sido creada para luchar contra los abusos sexuales hacia las mujeres, ya que en muchos países estos agravios ni siquiera son considerados crímenes.
A pesar del rechazo hacia las mujeres fuertes y liberadas, también es importante resaltar que hay lugares dónde éstas han sido forzadas a tomar un rol más activo. En Siria, las mujeres solían tener un estilo de vida muy predecible antes de la guerra. Ahora, están envueltas en actividades que quizás nunca imaginaron: están a cargo de familias enteras, son responsables de los centros de asistencia y arriesgan sus vidas a diario tratando de conseguir medicina y alimentos. Estas mujeres también han asumido un rol preponderante en materia de educación: debido a la guerra, muchos niños no asisten a la escuela. Aunque las mujeres sirias que viven en áreas rurales en su mayoría no saben leer ni escribir, han aprendido para enseñarles a sus hijos y poder educarlos en casa. Se han convertido sin duda en agentes de cambio. Su compromiso para combatir la guerra sin violencia es el mejor ejemplo de liberación en un contexto opresivo.
Ahora, ¿cómo una mujer puede liberarse? Muchas mujeres dicen que quieren hacerlo, pero que no saben cómo, porque son víctimas de sus propias inseguridades o temen ser juzgadas. Sólo como una opinión, aquí van algunos consejos:
- La meta de convertirse en una mujer confiada e independiente es totalmente alcanzable, pero la de ser la Mujer Maravilla es irreal y utópica. Necesitar a otros y ser necesitada es parte de nuestra naturaleza humana. Para ser una mujer independiente, no es necesario pretender que no necesitamos a nuestra familia, amigos o pareja.
- Tomar decisiones propias es fundamental. Toda mujer puede elegir ser y hacer lo que ella quiera libremente, ya sea estudiar, trabajar, viajar, casarse o formar una familia.
- En cuanto al matrimonio, toda mujer que se precie de ser liberada considera a su esposo como su compañero, con quien comparte proyectos y también miedos. Ambos se reconocen como iguales y comparten responsabilidades, incluyendo las tareas de la casa y las cuentas.
Resumiendo, la liberación de la mujer trae consigo un replanteo de ideas, donde las mujeres reconocen su valor y se expresan sin prejuicios. Esta liberación es solamente posible si el cambio abarca a la sociedad entera; si tanto hombres como mujeres trabajan juntos para construir un nuevo modelo de sociedad, basado en el respeto y en la igualdad.