Revista Opinión

Mujeres malignas

Publicado el 13 enero 2014 por Cronicasbarbaras

 

Existen mujeres malignas, sacos de malignidad tan terrible como la de los peores varones, aunque las leyes antimachistas protejan su falsa debilidad.

De ser ciertas las acusaciones por las que se han reiniciado diligencias contra ella, una así es la abogada de etarras Arantza Zulueta, cuya detención anterior la anunció el entonces ministro Rubalcaba como un triunfo estratégico antiterrorista.

Con otros siete colegas Zulueta ordenaba la conducta que debían seguir los asesinos etarras encarcelados. Sus avisos hacían palidecer de terror a los peores terroristas.

Siempre bajo la presunción de que las acusaciones son ciertas, podemos imaginar a Arantza Zulueta advirtiéndole a un preso que si no obedece podría terminar como la exetarra Yoyes, asesinada delante de un hijo por no seguir sus órdenes.

Según los informes policiales Zulueta es la más dura de los duros. Ella misma declaró que mataría para cumplir los deseos de ETA, y rechazaba que la sesentena de presos liberados por el Tribunal de Estrasburgo, con casi 350 asesinatos encima, anunciaran que no volverían a matar.

Exigía que dejaran una puerta abierta a nuevos asesinatos, pero era tal el agotamiento de los presos que querían que todo acabara lo antes posible, claudicando ante el Estado.

Así que hicieron masa para oponérsele. La mujer tuvo que claudicar con terrible rabia interior, sin gente para ejecutar sus espantosas represalias: por eso apareció con los expresos cuando anunciaron que desistían de cometer nuevos asesinatos.

Uno piensa en la convivencia con mujeres así, que en su casa podrían ser igualmente malignas, y si el pobre diablo que cohabita con ellas les llama brujas, porque no resiste más, ellas llaman a la Guardia Civil, lo denuncian por malos tratos y lo envían a prisión.

Claro que el pobre diablo diría “¡Qué suerte!”, porque sabe que podría haber muerto estilo Yoyes, desaparecido como el etarra indisciplinado Pertur, o ser ejecutado por una debil dama  celosa que asesina en nombre de la patria.


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