Revista Cultura y Ocio

Mujeres pintoras

Por Enlahistorioteca
Tradicionalmente se nos ha hecho llegar la idea de que, a lo largo de la historia, la mujer ha estado relegada al ámbito doméstico y que su participación en el campo laboral, científico o artístico ha sido insignificante. Sin embargo, las investigaciones que se están llevando a cabo en las últimas décadas muestran una realidad que matiza mucho esa afirmación.
Es indudable que la mujer ha estado relegada a un segundo plano y que son pocas las artistas, científicas, escritoras o profesionales de otros gremios que han pasado a la posteridad. La cuestión es que el que no sean conocidas no significa que no existieran. Ya durante la Edad Media está perfectamente documentado que las mujeres trabajaban en los talleres familiares gremiales, pero muy raramente firmaban las obras, los productos o aparecían en los libros de contabilidad. Las niñas frecuentaban los talleres, aprendían el oficio y seguían colaborando en el negocio familiar durante toda la vida, a pesar de no ser visibles en la documentación. Muchas veces fue al quedar viudas y ponerse al frente del negocio cuando empieza a nombrárselas. Ya vimos AQUÍ cómo algunos oficios relacionados con la medicina, como las parteras o comadronas, estaban monopolizados por mujeres.Con todo lo anterior quiero introducir el tema de hoy: las mujeres pintoras. Durante el renacimiento, que es en la época en la que vivieron las protagonistas, los pintores trabajaban en talleres, donde solía haber varios aprendices que ayudaban al artista. Entre esos aprendices se contaban también sus hijas. o niñas con talento.Estas son las historias de dos de ellas.

Mujeres pintoras

Artemisia Gentileschi, Autorretrato

Artemisia Gentileschi, nació en Roma en 1593 y era hija de Orazio Gentileschi, un afamado pintor. Como era habitual, la niña acudía al taller de su padre y éste le enseñó y animó a pintar, viendo las cualidades que tenía su hija. Como por se mujer no podía entrar en la Academia, le buscó un maestro, colaborador suyo: Agostino Tassi. Poco después, en 1612 un episodio marcó su vida para siempre: Tassi la violó. En un principio parece ser que prometió casarse con ella, pero posteriormente renegó de su promesa por lo que Orazio, decidió denunciarlo. Durante la instrucción del caso Artemisia fue sometida a un examen exhaustivo y sometida a tortura para comprobar que decía la verdad. No me resisto a escribir una parte de su declaración:
 Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne.
Tassi fue finalmente condenado a un año de cárcel, pero Artemisia nunca superó completamente aquel episodio, y su dolor se puede ver en sus obras.
Vean la diferencia entre el cuadro pintado por Artemisia y el pintado por Caravaggio sobre el mismo tema: Judith matando a Holofernes.

Mujeres pintoras

Cuadro de Artemisia



Mujeres pintoras

Cuadro de Caravaggio


Un mes después del juicio se casó, un matrimonio arreglado con otro pintor, lo que le restituyó la "honorabilidad", necesaria en aquel tiempo para poder seguir desempeñando su trabajo y continuó pintando con éxito. Vivió en Florencia, en Venecia, Roma, trabajó durante un tiempo en la corte de Carlos I de Inglaterra junto a su padre hasta que éste murió y posteriormente volvió a Italia, a Nápoles donde poco se sabe ya de sus últimos años, excepto que murió alrededor de 1654.
Más amable fue la vida de otra gran pintora del Renacimiento:

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Sofonisba Anguissola, Autorretrato

Sofonisba Anguissola. Nació en Cremona hacia 1532. Era miembro de una familia de la baja nobleza y su padre se interesó en que  sus hijas recibiera una buena educación y cultivaran sus talentos artísticos, de hecho otras cuatro hermanas también fueron pintoras, pero ninguna alcanzó la fama de Sofonisba. a los 22 años se trasladó a Roma y tuvo la oportunidad de conocer y recibir consejos de Miguel Ángel. A pesar de no poder acceder a una formación artística completa por ser mujer, no podía por ejemplo estudiar cuerpos desnudos del natural, se hizo con una considerable fama. En 1558 viajó a Milán para retratar al Duque de Alba que posteriormente la recomendó a Felipe II. En Madrid se convirtió en pintora de la corte además de dama de compañía de la reina Isabel de Valois. En 1570 tras contraer matrimonio volvió a Italia, habiendo recibido de Felipe II una generosa pensión como dote.

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Retrato de Felipe II por Sofonisba, tradicionalmente atribuido a Sánchez Coello

Tras quedarse viuda en 1579 y durante un viaje a Cremona conoció a Orazio Lomellino, capitán del barco en el que viajaba y considerablemente más joven que ella. Se casó con él y se instaló en Génova donde gracias a la fortuna de Orazio y a la pensión que le había otorgado Felipe II pudo vivir cómodamente, seguir pintando y gozar de su popularidad. Murió en 1625 a los 93 años de edad.Podríamos hablar también de Lavinia Fontana, Fede Galizia y otras mujeres que aunque no muy conocidas por el público actual vivieron de su trabajo y fueron reconocidas artistas en su época. Fue el paso del tiempo y los cronistas e historiadores posteriores los que poco a poco las fueron relegando al anonimato.

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