Ayer por la tarde me enteré de la pérdida de Montserrat Minobis i Puntonet, toda una referente en el mundo del periodismo y del feminismo en Catalunya. Una mujer profundamente trabajadora y luchadora infatigable, que precisamente perdió la vida luchando por su salud al no superar una operación por una dolencia cardíaca.
Recientemente he estado trabajando en buscar mujeres referentes de varios ámbitos para construir un curso que impartiré a distancia desde el centro de formación y recursos del personal docente de Xàtiva. Este centro, que es pionero en la formación sobre temas como coeducación, micro machismos, prevención de la violencia de género, etc. me confió la tarea de montar este curso, sólo con nombres de mujeres. Intenté ser ambiciosa y logré hacer una recopilación de cien nombres de mujeres desde la antigüedad hasta la actualidad. Y ahora siento no haber incluido a Montse Minobis. Por supuesto, lo haré en una ampliación próxima.
Durante el tiempo de mi investigación también desapareció la luchadora por los derechos civiles y última superviviente del campo de concentración nazi de Ravensbrück, Neus Català i Pallejà. Esta gran mujer, que si figura en la genealogía, fue obligada a trabajar en la industria armamentística nazi. Allí formó parte del llamado Comando de las gandulas, un grupo de mujeres que boicoteaban la elaboración de las armas que se fabricaban en Holleischen, una fábrica que dependía del campo de concentración de Flossenbürg. Gracias al sabotaje, muchas mujeres forzadas a trabajar en aquella fábrica inutilizaron unos diez millones de cartuchos y estropearon numerosas máquinas de fabricación de armamento.
Puedo afirmar que gracias al empeño indirecto de mi amiga y escritora Rosa Roig Celda, he descubierto a Isabel de Villena que me pareció una erudita y feminista precoz y me preparo con reverencia para leerla.
Y tantas otras mujeres silenciadas por siglos de patriarcado que nos dejan huérfanas de referencias históricas a las mujeres y las niñas de todo el mundo.
Siglos de incultura y silencios que, salvo honradas excepciones, nos han mostrado mujeres de clases nobles y poderosas que ocultaban a mujeres campesinas o trabajadoras, o investigadoras, o artistas o aventureras, que poco a poco y como forma de reparación a la falta de memoria histórica de las mujeres, van apareciendo de la manos de, mayoritariamente, otras mujeres.
Seguro que el mundo sería diferente y, seguramente peor, sin la aportación silenciosa y continuada de las mujeres. Sin las sufragistas, seguramente el derecho al voto femenino hubiese llegado mucho más tarde, por ejemplo.
Sin una Rosa Parker que inició el movimiento por los derechos de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos de América, quizás hoy sus derechos serían peores. Sin embargo, quien pasa por ser el precursor y gran luchador por estos derechos fue Martin Luther King.
Y así un sin fin de mujeres anónimas que lucharon y forjaron hitos pero quedaron sepultados por el polvo de la historia contada de forma androcéntrica que siempre las ocultó.
Afortunadamente y gracias al trabajo de mucha gente, esta situación va cambiando y ya se va tomando conciencia de la necesidad de incluir a las mujeres referentes en los libros de texto de nuestro alumnado para que las vayan conociendo desde la edad más temprana.
Porque la sociedad la hemos construido hombres y mujeres. Pero a las mujeres se las ha ocultado y, existir, como las meigas, han existido.
Se necesitan muchas más iniciativas como la llevada a cabo por el Centro de formación y recursos del personal docente de Xàtiva para que estas grandes y casi mayoritariamente desconocidas mujeres entren en las aulas en pie de igualdad y que nuestras criaturas las conozcan y reivindiquen. Y, sobre todo, para que nuestras niñas no crezcan huérfanas de referentes de mujeres a las que desear parecerse de mayores.
Esperemos que los nuevos Gobiernos autónomos que salgan de las urnas, sean sensibles a esta gran carencia y/o ausencia en la educación.
Ontinyent, 12 de mayo del 2019
Teresa Mollá Castells