Revista Cultura y Ocio
Tomo notas para unas clases futuras en las que quiero trabajar sobre la narrativa de Elena Garro (México, 1916-1998) y he leído las miradas de cinco escritoras en la edición de Alfaguara de 2019 de Los recuerdos del porvenir, la novela principal de la autora mexicana que voy a programar en el curso. El pasado tuve la experiencia de vivir la fascinación por Elena Garro demostrada en la elaboración de un trabajo de fin de grado de Adriana Sánchez Vaquero que mereció la máxima calificación, centrado en ese caso en el eco de la escritora en España, y, principalmente, en su faceta de poeta, pues ha sido una editorial española —extremeña para más señas— la que más ganas ha puesto y está poniendo en dar a conocer su obra poética completa: Cristales de tiempo. Poemas de Elena Garro. Edición, estudio preliminar y notas de Patricia Rosas Lopátegui. Galisteo (Cáceres), La Moderna, 2018. Es una edición hecha sobre la que se publicó en la Universidad Autónoma de Nuevo León en enero de 2016, para celebrar el centenario del nacimiento de la escritora. Lo cierto es que quien quiera leer en España su poesía tiene felizmente a su disposición esta edición promovida por David Matías y Lidia Gómez en La Moderna. En lo que ando ahora es en Los recuerdos del porvenir, la obra que, junto con los cuentos, ha tenido más recorrido editorial en España, y una de las que mejor representa la postergación de la autora y de su literatura en relación con la presencia y la pujanza de los escritores contemporáneos de su entorno mexicano, desde Juan Rulfo o Carlos Fuentes, hasta el que fue su marido, Octavio Paz. «Se la ha considerado una ‘precursora’ del realismo mágico, del mismo modo que a Juan Rulfo aunque a ella se le ignoró por décadas» (pág. 317), dice Gabriela Cabezón Cámara. Esta escritora argentina es la encargada de abrir el apéndice —«Más allá de Ixtepec»— que se incluye en la edición citada de Los recuerdos del porvenir; «una gran aventura para leer y releer» (pág. 323), según la chilena Isabel Mellado, la violinista autora de Vibrato (Alfaguara, 2018). Muy oportunamente, la española Lara Moreno escribe sobre «Las mujeres de Ixtepec», pero también sobre el narrador y sobre el espacio de este libro «hermoso, suave y duro como un paisaje olvidado» (pág. 332). Completan estas miradas sobre Elena Garro dos autoras de la misma edad, la mexicana Guadalupe Nettel y la colombiana Carolina Sanín. La primera es una de las más firmes en protestar por determinadas circunstancias de subestimación y en reivindicar el lugar que merece la literatura de Garro y un título como Los recuerdos del porvenir, «la mejor novela mexicana escrita en el siglo XX» (pág. 340); y Sanín destacará de nuevo la evidencia de lo femenino y de una noción de lugar en ese relato en su texto «La piedra aparente», que retoma la primera frase de todo: «Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente» (pág. 15). Es un buen coro de voces para envolver Los recuerdos del porvenir, un coro sobre el que ya llamó la atención otra mujer, Berna González Harbour, en el diario El País, en donde Javier Rodríguez Marcos publicó una ocurrente columna —«Las fajas las carga el diablo»— sobre la metedura de pata de una editorial española en la promoción de la reedición de la novela Reencuentro de personajes (2016), de Elena Garro: «Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges». ¡Ay!