Dado que la agenda es amplia y de desarrollo, intentaremos posicionar la importancia del análisis de género en relación con estos asuntos”.
Este tema se ha abordado en cumbres y conferencias anteriores. ¿Por qué insistir en su importancia?
“El interés surgió al comprobar que las mujeres viven en mayores condiciones de vulnerabilidad ante este fenómeno. Esta no es una reflexión artificial ni impuesta; proviene de la experiencia de países como México, Noruega, Finlandia y Ghana, los cuales han comprobado que el impacto del cambio climático es diferente entre regiones, entre países y entre mujeres y hombres.
“Debido a que hay naciones que viven esas evidencias de forma más cercana, es importante colocar el tema en la agenda de las negociaciones y de las políticas públicas relacionadas con el cambio climático a partir de la evidencia empírica, la recabación de datos y una mirada al problema desde otro ángulo”.
De acuerdo con esa afirmación, hay un reconocimiento social de la vulnerabilidad de las mujeres. ¿Considera que hace falta trabajo científico para comprobarla?
“Hace falta evidencia sobre el cambio climático en general. El Panel Intergubernamental de Expertos aún analiza los impactos de este fenómeno y hoy todavía se debate si el incremento límite de la temperatura global debe ser de 1.5 o 2 grados centígrados.
“Queremos que la COP-16 genere fondos para realizar más y mejor investigación, con un enfoque de desarrollo humano, sobre los efectos del calentamiento global en la salud; el manejo del agua o los impactos en la alimentación. En cuanto al género, se sabe que mujeres y hombres tienen capacidades particulares socialmente construidas que deben ser superadas, transformadas o potenciadas”.
Más allá de la vulnerabilidad, en su opinión, ¿las mujeres pueden ser agentes activos de la adaptación a los efectos del cambio climático?
“Claro. Las mujeres no son sujetos pasivos: son agentes activas capaces de responder a los retos que impone el cambio climático. Al excluirlas de los procesos de toma de decisión, las sociedades excluyen a la mitad de la población mundial contraviniendo sus derechos, los lineamientos de preceptos como la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Plataforma de Acción de Beijing, e incluso los marcos jurídicos de muchas naciones”.
Entonces, las mujeres deben ser incluidas, pero, ¿cómo? Y su inclusión, ¿en qué las beneficiaría?“La COP-15, que se realizó el año pasado en Copenhague, Dinamarca, culminó con un borrador de decisiones sobre género, pero falta llegar a la mesa de los negociadores. ¿Cómo lograrlo?
Una forma es que en esa mesa de negociaciones haya mujeres que posicionen el tema de género. “El PNUD, junto con otras organizaciones, ha fomentado que las funcionarias sean parte de las delegaciones oficiales. Por ejemplo, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático tiene como secretaria ejecutiva a la costarricense Christiana Figueres”.
Para los países en desarrollo, como México, ¿cuáles son los retos para lograr un desarrollo sustentable en igualdad de condiciones entre mujeres y hombres?
“México es un país emergente con un gran potencial que aún padece profundas desigualdades sociales debido a que las relaciones de género dependen de un contexto ambiental, social, cultural, económico y político diferente en cada región; estas desigualdades repercuten en la vida de las mujeres.
Uno de los retos para lograr un desarrollo sustentable con igualdad de género es la participación equitativa en asuntos como la prevención de desastres y la seguridad alimentaría”.
Con el objetivo de analizar el cambio climático con una mirada que integre una perspectiva de género y de derechos humanos, el PNUD ha trabajado con otros organismos de Naciones Unidas, así como con organizaciones civiles y gubernamentales, para acompañar los trabajos rumbo a la COP-16.A este respecto, Magdy Martínez
Solimán afirmó que durante el Evento Paralelo de Alto Nivel que se llevará a cabo en Cancún el próximo 9 de diciembre se resaltará la importancia de la igualdad de género para el financiamiento de las acciones contra el cambio climático, así como la aportación y el liderazgo de las mujeres en la promoción de una economía verde.
Por Anayeli García Martínez
Fuente: Cimac Noticias