Revista Cultura y Ocio

Mujeres y libros

Publicado el 05 octubre 2015 por Erre @BlogeRRe

«Obscena, impúdica, lasciva, indigna, indecente y repugnante». Así tildaron a Ulises la “obra del siglo” del irlandés  James Joyce. Obra rechazada por muchas editoriales, entre ellas la Hogarth Press (de Leonard y Virginia Woolf), y que probablemente no se hubiese publicado en formato libro de no ser por la valentía de Silvia Beach, propietaria de la librería parisina Shakespeare and Company.
Mujeres y libros
De lo ruinosa en términos económicos que acabó siendo la “osadía” para Silvia Beach y de cómo previamente otras mujeres  que también confiaron en la obra de Joyce  acabaron en los tribunales, acusadas de publicar pornografía, nos da cuenta Stefan Bollmann en su ensayo Mujeres y libros. Una pasión con consecuencias, editado por Seix Barral.
Mujeres y libros
Bollmann intenta que el binomio “mujeres y libros” sea abarcador y escribe sobre mujeres lectoras, mujeres escritoras, mujeres editoras, mujeres protagonistas de libros… Un paseo de casi tres siglos de relación entre las mujeres y la literatura universal, si bien los ejemplos los limita a la literatura alemana, británica, francesa y estadounidense. Significativo ¿verdad?
El libro, compuesto por 16 capítulos más un prólogo, está estructurado en cuatro partes. La selección del protagonista de cada capítulo no es casual sino que cada uno de ellos, por un motivo u otro, está vinculado con su precedente. Por eso, por ejemplo, cuando nos habla de Joyce y de su Ulises aparecen los motivos por los que Virginia Woolf (protagonista del capítulo anterior) no le publicó su libro. De esta forma el autor consigue que su ensayo se lea como si se tratara de una novela. Y no solo por eso sino por la multitud de anécdotas que a modo de relatos nos cuenta sobre ellos.
La andadura se inicia en el año 1750 con Klopstock (autor de El Mesias) como protagonista y nos habla de cómo a través de la declamación de su largo poema consigue que las mujeres se enamoren de él. Sigue con Richardson quien se valió de la propia correspondencia mantenida con sus lectoras para su famosa novela epistolar publicada por entregas. Pasa por Mary Wollstonecraft, una mujer que hace reseñas de libros y que se preocupa por el derecho de la mujer a la educación, por Jane Austin, Mary Shelley, Flaubert y su Madame Bovary, Sunsan Sontag…, incluso nos presenta a la sexsymbol Marilyn Monroe como una lectora empedernida. Su paseo culmina hablando del superventas 50 sombras de Grey, cuya génesis se debe a la fanficción.
Bollmann  escribe sobre cómo la recepción de la literatura (lectura) se entendía como disfrute de la vida más que una fuente de conocimientos. De cómo las veladas literarias dotaron de voz y estatus social a la mujeres que no tenían acceso a la formación académica. De cómo, más tarde, las novelas constituían una forma de autoconocimiento liberadora y que eran leídas como mensajes de la vida para la vida. De que la literatura se toma como una verdad absoluta y de cómo las mujeres quieren imitar a sus heroínas. De que los editores se dan cuenta de los intereses de las mujeres y empiezan a publicar libros de autoras (momento en el que empieza el criterio analítico), de que en el año 1800 publicaban más mujeres que hombres y de porqué todo eso cambió, entre otras muchas cosas más.
Sobre cómo lo hace solo diré que Bollmann, explícitamente, se manifiesta a favor de la literatura de masas. Es, además de escritor, un astuto editor y sabe que, según las estadísticas, actualmente las mujeres leen más que los hombres. Escribir un libro sobre su vinculación con la literatura, de la forma en que lo hace, le garantiza un cierto éxito  y cree que si a cada capítulo le añade una pizca de contenido erótico el éxito está garantizado (lo erótico vende, afirma  y mueve mucho , añado yo). Por eso es un condimento que ha intentado no obviar en su libro, aunque tratándose de un ensayo se ha limitado a darnos cuenta de ciertas aventuras amorosas de algunos autores, vinculadas con la génesis de sus obras, o a las prácticas bisexuales de otras, que dígase de paso son bien conocidas por todos y no aportan absolutamente nada a la temática del libro.
No obstante, no negaré que se trata de un libro ameno que se lee de una tirada -aunque tenga más de 400 páginas-, bien documentado y que aporta una visión generalizadora de la discriminación que ha sufrido la mujer a lo largo de la historia y de cómo, de alguna forma, la literatura ha influido en su “digamos” despertar a la vida.

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