Me estoy leyendo un ensayo sobre las diferencias de género en relación con la sostenibilidad y estamos sacando muchas ideas en claro en la oficina.
A grandes rasgos dice que entender las diferencias en las formas en que hombres y mujeres tienden a pensar y comunicarse pueden tener importantes implicaciones para la sostenibilidad.
Según un estudio realizado en 2003 por el Instituto para la Política de la Mujer “se encuentran niveles más altos de empatía, altruismo y responsabilidad en las mujeres, por lo que están más interesadas en el ambientalismo como una forma de proteger no sólo sus familias, sino también a los demás”
La empatía puede ser clave para promover la sostenibilidad. Cuando una persona tiene la costumbre de considerar el bienestar de los demás como ella toma sus propias decisiones, es más probable que anticipe las consecuencias a largo plazo.
Según una reconocida socióloga estadounidense, las mujeres se comunican para encontrar un terreno común, mientras que los hombres tienden a iniciar la comunicación a través de comparaciones de posicionamiento. Esta tendencia podría dar a las mujeres una ligera ventaja en la formación de redes de apoyo necesarios para la construcción de comunidad y cooperación en torno a temas de sostenibilidad.
La sostenibilidad no es un movimiento que puede ser dirigida por un puñado de personas poderosas Lo estamos viendo con los movimientos del 15M y el 19J: los agentes de cambio más poderosos podemos ser cada uno de nosotros y nosotras, trabajando juntos y motivados.
Parece que muchas mujeres son más receptivas al ecologismo y la sostenibilidad no necesariamente por razones ecológicas sino por el bienestar de sus familias. Y si la paternidad es un factor crítico para fomentar la sostenibilidad como sugieren algunos estudios, deberíamos fomentar las políticas de conciliación para hombres y mujeres por sus implicaciones positivas para la sostenibilidad.
Teniendo en cuenta lo que sabemos sobre los rasgos y características que parecen estar detrás del interés y el compromiso de la sostenibilidad, las empresas, organizaciones y universidades puede hacer algo para asegurar que este pensamiento “femenino” sea más natural para todos y todas, que estimule y fomente, que incluya y no excluya.
El enfoque competitivo, estereotípicamente masculino probablemente nos ayudó a meternos en este caos medioambiental en el que nos encontramos. El fomento de la empatía y un mejor equilibrio entre lo que se ha percibido como masculino y femenino seguramente nos llevará a un mundo más sostenible y duradero.
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