Earl lleva dedicándose a las plantas toda su vida, pero las nuevas formas de venta le han dejado arruinado y en la calle. Así que cuando le proponen un trabajo en el que solo tiene que conducir, Earl dice que sí. Lo que él no sabe es lo que transporta en sus viajes...
Hay que quitarse el sombrero ante el gran Clint Eastwood. Increíble su tesón y maestría para contarnos historias de tal forma que emocionan. No hay duda que a este Earl se le acaba queriendo a pesar de que en su vida no haya hecho las cosas nada bien con su mujer y su hija.
La película funciona, tiene ese toco humorístico que hace que todo fluya. Además es una reflexión sobre la sociedad americana y su estilo de vida. Y todo ello con tintes de thriller. ¿Qué más se puede pedir?
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