Revista Cine
Director: Lee Tamahori
He visto "L.A. Confidential" y he recordado que un año antes había salido una película que a simple vista podría considerarse similar, ya saben, por los policías rudos de extraña moral, la ciudad de Los Angeles clásica, las bellas mujeres, etc... Lo cierto es que en el fondo no son similares, toda vez que la de Lee Tamahori, director de una de las James Bond de Pierce Brosnan y cuya carrera no logró despegar en hollywood, carece de la sordidez y brutalidad y salvajismo que la de Curtis Hanson, y eso que ambas se centran en crímenes amparados por un sistema cuanto menos amoral (para no decir corrupto). No es que no me haya gustado, a fin de cuentas "Mulholland Falls" es una efectiva y correcta película que cumple lo que promete con estimable solvencia, pero a veces queremos cruzar el límite, ¿no? A todo esto, ayer llegamos a los 198 posts, la misma cantidad que subí durante todo el año pasado sólo que esta vez a mitad de septiembre. Qué bonito, ¿no? Nos vamos superando, mientras más películas mejor, sí señor...
Nick Nolte es el jefe de un escuadrón de matones, perdón, de policías, que se dedican mayormente a mantener a raya el crimen organizado de la ciudad, sobre todo cuando el puesto de jefe criminal está vacante. Pero lo que llama la atención de Nolte es el cadáver de una bella dama con la que, a juzgar por sus poco disimuladas reacciones, seguramente esconde un tórrido pasado. Así, el hombre tendrá que investigar y se meterá de lleno en una conspiración que involucra, era que no, altísimas esferas de poder.
La tecla "f" me está comenzando a fallar, maldita sea mi suerte. A veces pienso, sobre todo cuando por fuera de la casa pasan vendedores de cosas inservibles, moteros recolectando adelantos de fiestas patrias, gente hablando por celular, perros ladrando (aunque adoro a los perros, no me quejo de ellos), niños gritando quién sabe por qué..., si es posible ver películas tranquilo. Me pregunto si la solución es la soledad, vivir solo en un pequeño pero cómodo departamento por ahí en algún lugar tranquilo (aunque sería pura lotería, uno nunca sabe), pero hay cosas de las que nadie se salva, por ejemplo los temblores, terremoto en el norte. Estaba viendo "Blade Runner" y comenzó a temblar. Pensé "ok, pasa rápido y seguimos con esta maravilla de film", pero pasó lo típico, gente alterada afuera, gente alterada adentro, imposible seguir el visionado. Más encima a la casa llega una tía con sus tres insoportables hijas y un maldito gato, como si lo nuestro fuera un refugio anti-nuclear, toda una exageración toda vez que acá en Santiago no pasó nada grave salvo objetos que se caen de las paredes y los estantes en los supermercados (aunque en un mall cayeron cosas del techo...); no es como en el norte donde, nuevamente, la gente tendrá que pasar tiempos verdaderamente difíciles. De todas formas tenemos derecho a quejarnos, ¿no? No me malentiendan, no soy un inconsciente ni un imbécil, pero sin películas (y sin nado y sin chicas) me deprimo. Estoy rellenando porque el ajetreo de la casa y de la gente afuera y de la tele me ha robado toda la concentración e inspiración, sumado al hecho de que "Mulholland Falls" no ofrece mucho sobre lo que hablar concienzudamente o reflexionar vagamente.
Jennifer Connelly sí que me ha impresionado, dejado con la boca abierta y babeando por ambas comisuras, no precisamente por su despliegue interpretativo como porque se la pasa desnuda más de la mitad del tiempo. La película tiene momentos, un par de ellos bastante buenos (particularmente cuando Nick Nolte se pone ultraviolento), y en general el tono es correcto y mantenido con buen pulso, pero no puedo decir que la labor de Tamahori sea arriesgada, valiente, elegante, brutal..., a fin de cuentas memorable. La película se ve sin mayores reproches, la trama recurre al crimen de esta femme fatale ausente y fantasmal que en sus entresijos esconde terribles e incómodas verdades, avanzando a través de dos líneas: la puramente personal, la de la pulsión sexual (del detective, de John Malkovich) que nace de la curvilínea figura de Connelly, la que establece que el caso debe cerrarse más para honrar la muerte de la chica que para hacer justicia, la segunda línea, la que esconde los secretos de los altos mandos. Me gusta que el guión sepa cubrir sus huellas apelando a la primera línea, escondiendo lo segundo detrás de la imagen con la que cualquiera se quedaría: si en un plano te muestran un objeto x y una mujer desnuda, piensas que el conflicto es por la mujer; si involucras a varios hombres que tienen en común una sexy mujer, piensas que ella es el conflicto. Nuevamente, me ha gustado que tanto el guión como el director hagan ese ejercicio de ilusionismo narrativo, me parece muy hábil, pero aún así pienso que pudieron haberse esforzado más en la construcción de personajes (aparte de Nolte, que tampoco es un portento de construcción, el resto de personajes son meros esbozos pobremente retratados) y, sobre todo, de atmósfera, de un lugar y una época. Incluso podríamos decir que "Mulholland Falls" es inofensiva, un efectista bluff que aparenta brutalidad y salvajismo pero que en el fondo no es más que un ejercicio florero, de remembranza o de simple y superficial reconstrucción estilística. Por lo demás, trasladen la "conspiración" central a los setenta o los dos mil y, en esencia, no habría diferencia (quizás el resultado sería más terrible, pero insisto, en esencia la cosa sería la misma); y no es porque sea bellamente intemporal, sino porque lisa y llanamente lo de los años cuarenta o cincuenta era un capricho estético. En todo caso, la acción luce bastante bien, ¿no? Que no se justifique y no aproveche la atmósfera inherente de la época es otra cosa...
Si la ven no se encontrarán ante una obra maestra ni tampoco una película memorable, pero tampoco ante un esperpento. Pienso que al director le faltó imbuirse de la energía de la época, esa que mezcla extrema elegancia con extrema putrefacción moral como si fuera lo más natural del mundo. Me ha entretenido, me ha dejado conforme, y ahora que lo pienso, no es la típica película complaciente y sometida a la convención de forzar un final feliz, que no es malo ni bueno, simplemente gris. ¿Se venció, se perdió? Tan no-arriesgada no es, está claro; pero una cosa es ser bueno en el papel, otra es expresar toda su magnitud en la imagen. Allá ustedes.