Revista Sociedad

Mundial

Publicado el 26 junio 2018 por Salva Colecha @salcofa

Gooolllll!!! Eso fue lo único que escuché cuando me sacaron del sopor ese que te entra cuando estás tomando un café por pura supervivencia, la tarde es muy larga y queda “mucho por arar”. Justo en el momento ese en el que se mezcla el “memuerodesueño” y el Mundial“vengaaltajo” van y me gritan a la oreja que nosequién había metido un golazo. Eso debería tipificarse como crimen de lesa humanidad. La verdad es que al entrar había notado un silencio muy raro, como el que se respira en el “Saloon” de las películas del Oeste cuando entra el forastero de turno, malcarado y con cara de “se va a liar parda”. Al marcar alguno de los que corrían en pantalón corto por la tele todo cambió. Goooollll! se desgañitaba el comentarista desde la tele, gritaron todos a la vez. Empezaron a abrazarse, besarse y saltar de tal manera que del susto se me cayó el café a la cara. Son cosas del Mundial. Bien pensado y vistos los efectos del baloncito igual valdría la pena dejarse de política y estructuras varias, el fútbol todo lo anestesia y todo lo homogeniza, es una idea (no me toméis en serio, serán cosas del sopor veraniego).


Al preguntar a Paco si quedaba mucho para que acabase el mundial y dejasen a Rusia en paz  me dijo que cada vez menos pero que ya

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estaban preparando el próximo, en Qatar, para noviembre y diciembre del 2020. Supongo que sospecháis que no soy demasiado futbolero pero tampoco hace falta serlo como para que se me cayesen los palos del sombrajo al saber que el próximo mundial se celebra en Qatar. Todo cobra sentido al ver lo que pasó con el mismísimo Sarkozy y  los “mandamases de la FIFA” y los regalos, los coches y los “untamientos” que acabaron con la designación de un emirato donde hablar demasiado de igualdad, derechos humanos y cositas por el estilo puede acabar separándote la cabeza del cuerpo. Igual no hubiese estado de más pensar en ello y en los valores que se quieren trasmitir junto con “el balón que todo lo domina” antes de enviar a las selecciones allí donde no es que haga fresquito precisamente y no se que van a inventar para que el balón no se funda en la cabeza de cualquiera de los jugadores, me imagino que jugarán por la noche.


Pero claro, por muchos petrodólares que se tengan hará falta que se construyan campos de fútbol en mitad del desierto, y eso no parece fácil ni siquiera para Florentino. Parece ser

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que se les ocurrió a los jeques que lo de la construcción de las pirámides estuvo bien así es que, manos a la obra, se procuraron unos 800.000 migrantes, la mayoría nepalíes, a los que explotar, igualito que Faraón. Ellos son la mano de obra que no veremos pero que se desloma para construir las instalaciones del mundial de Qatar (muy chulas las maquetas) done acudirá gente de todo el mundo a gritar, emocionarse y llegado el caso llorar por la suerte que sufra su selección. Trabajan, según denuncian las organizaciones internacionales, durante largas jornadas de trabajo de 16 o 18 h diarias sometidas a altísimas temperaturas de 50º. Es algo así como estar metido en el horno de la cocina, ¿has visto que el termostato empieza justo a esa temperatura? Al próxim@ que pase quejándose de que el aire acondicionado no está muy fuerte le explicaré esto (en todas partes hay algun@).


A los currantes se les trata como a animales, duermen en condiciones detestables, se les

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alimenta lo justito, se les retira el pasaporte y hasta se les prohíbe la posibilidad de intentar cambiar de empleo. Las condiciones son tan duras que, según Amnistía Internacional más de 2000 nepalíes han perdido la vida. La FIFA mira hacia otro lado, por lo visto los Derechos Humanos y el deporte de la pelotita no tienen demasiado que ver. A final parece que el que la pelotita entre todo lo perdona, incluso el que las camisetas de las selecciones se empapen con la sangre de vidas anónimas en mitad del desierto. No se pide a los del fútbol que dejen de ganar dinero, eso sería como tirar piedras al Sol, pero si que intenten parar la barbaridad que supone el hecho de que un deporte como el fútbol acabe ligado a un baño de espanto.


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