Al empezar el mundial de Alemania, pocos aficionados habrían apostado por que los checos regresarían a casa con una medalla. Los “sin nombre”, así apodó la prensa nacional al equipo, que no pudo contar con muchas de sus mayores estrellas. El seleccionador Vladimír Ruzicka tuvo que prescindir de casi 30 jugadores que rechazaron la convocatoria por lesión o por el cansancio tras la larga temporada.
Pero contra todo pronóstico, el subestimado combinado nacional, liderado por el veterano Jaromír Jágr, de 38 años de edad, logró llegar hasta la final, en la que topó con su eterno rival, Rusia.
Ha pasado mucho tiempo desde la ocupación soviética de Checoslovaquia pero los partidos contra los rusos siguen siendo muy emocionantes para los checos. Estos choques evocan a cuando las canchas de hockey sobre hielo se convertían en el único lugar donde podían luchar contra el opresor.
La escuadra checa entró en el partido final de manera magnífica: Jakub Klepis la adelantó en el marcador nada más empezar el partido y eso ya marcó de manera importante el desarrollo del encuentro.
Cuando el capitán checo Tomás Rolinek anotó el segundo gol en el minuto 39, los rusos aumentaron al máximo la presión para lograr por lo menos el empate. Sin embargo, alcanzaron sólo reducir las distancias en el último minuto del encuentro, gracias a un tanto de Pavel Datsyuk.
Rusia tuvo sus oportunidades pero, como ya sucediera contra Alemania el día antes en la semifinal, sufrió más de lo previsto. Individualmente ofreció momentos de cierta brillantez pero poco a poco sus hombres importantes se fueron desquiciando. Como conjunto no confirmaron la superioridad que se les suponía.
Así pues, el equipo checo pudo celebrar su decimosegundo título mundial en hockey sobre hielo, aunque bien es verdad que, a principios del campeonato, todo apuntaba a que un mal resultado histórico.
Por su parte, los rusos eran la viva estampa de la decepción pues, al contrario de los checos, presentaron un equipo de relumbron (Datsyuk, Ovechkin, Malkin, Kovalchuk, Gonchar…) con un objetivo muy claro: quitarse el mal sabor de boca que se les quedo, a ellos y al resto de Rusia, con el mal resultado en los Juegos Olímpicos de Vancouver.
No lo consiguieron y veremos si en breve se ven rodar cabezas en ese equipo.
En la lucha por el tercer lugar, los alemanes no lograron dar otra sorpresa a su afición y cayeron ante los favoritos suecos por 1-3. Aún así, los anfitriones consiguieron su mejor resultado en toda la historia.
La Copa de Campeones Mundiales vuelve a Chequia.
Por un momento pareció que las armas iban a eclipsar al guerrero, pero a Jagr se le recordará por, con 38 años, haberse echado a un equipo sin opciones a la espalada y haberlo llevado a la gloria.