A lo largo de la historia de la moda el dobladillo de la falda fue subiendo y conquistando nuevas partes de la pierna femenina para hacerlas visibles: primero fueron los tobillos -¡toda una revolución!- y después continuó su ascenso hasta que en los 60 la mini falda causó furor. Ahora que ya no tenemos que demostrar que estamos liberadas podemos elegir el largo de la falda más allá de la tendencia de cada momento.
Cada figura se ve favorecida por un corte distinto: tanto la altura del talle como la del bajo son determinantes para que te veas más o menos estilizada. Las faldas que terminan en algún punto intermedio entre la rodilla y el tobillo son los más difíciles de llevar. Tacones o botas altas suelen ser buenos aliados para lucirlas. También hay que pensar que el resto de las prendas deberían ceñirse lo suficiente al cuerpo para no incrementar visualmente el conjunto consiguiendo un efecto demasiado chato. Sin embargo, con estilo y convicción (lo que nosotras llamamos "defender la prenda") otras combinaciones también pueden ser exitosas.
Buscamos inspiración como cada semana en el #mundoblogger.
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