Empiezo hablando de la que fue mi mejor película de enero: Las últimas horas (These Final Hours, 2014), un thriller australiano sobre, literalmente, el Fin del Mundo. En una inquietante cuenta atrás, vemos las últimas horas de todo un variopinto grupo de personajes y qué acciones banales o espirituales realizan. No hay acción ni misterio ni posible vuelta atrás, pues como bien indica el título, son las últimas horas de la Tierra y los humanos han de decidir cómo despedirse de todo y de todos. Podría parecer predecible o vacía, pero sin duda esconde mucho más. No ha sido un filme que haya recibido muy buenas críticas y la mayoría coinciden en que cuenta con un guión pobre y personajes superficiales, pero a mí, sin duda, me ha llegado hondo y se me ha incrustado en el corazón por lo banal que llegan a ser ciertas escenas, como ciertos personajes deciden darle a las drogas para olvidar lo que se avecina o rezar a lo imposible para conseguir un par de minutos extras. Ante todo, me ha parecido una película asfixiante y llena de congoja, porque se hace real y próxima. La fotografía te encoge el alma, pues ves cientos de paisajes y cientos de supervivientes aunque siempre se respire soledad; hay frases desesperadas y muchas miradas de desesperación, acciones estúpidas y unas cuantas despedidas que no saben a nada, pero todo se hace real. En adición, no se describen causas ni el porqué de todo, y mientras sigues a los personajes que han decidido seguir vivos hasta el final, se instala en tu mente la propia pregunta de qué harías tú con las últimas horas de tu vida.
Tráiler completo de Las últimas horas
Las comedias francesas son una apuesta segura para mí y tenía claro que el visionado de Díos mío, ¿pero qué te hemos hecho? ( Qu'est-ce qu'on a fait au Bon Dieu?, 2014) no iba a decepcionarme para nada, pues los franceses siempre tienen un punto de vista muy peculiar de la vida. Esta comedia familiar más que macarra de Phillipe de Chauveron se ríe sin miramientos de todos los tópicos existentes. Sin ir más lejos, ha sido el filme francés con mayor recaudación en su país desde Intocable, otra obra maestra que te hace desternillante pese a la delicadeza de su trama.Pero hablemos de Díos míos, ¿pero qué te hemos hecho?, porque posee un guión ácido y mucha picardía, y nos hace reírnos sin darnos cuenta de la sociedad, las costumbres, las religiones y las meteduras de pata en familia. Quizá no aspira a nada más que hacer reír al público y posee más comedia que crítica, pero desde la primera reunión de Verneuil hasta el final, no hay tregua para la tranquilidad, pues las situaciones hilarantes, las carcajadas a mandíbula batiente y las críticas revestidas de gags están por todas partes. Desde luego, mil veces más ingeniosa y original que nuestra Ocho apellidos vascos, y nos reímos de los mismos tópicos.
Tráiler completo de Díos mío, ¿pero qué te hemos hecho?
Seguimos con los buenos visionados, como la nueva sensación Big Hero 6 (2014), que exceptuando la chirriante pronunciación de ciertos nombres asiáticos en España, deja muy buen sabor de boca.Coincido con muchas críticas en que es brillante y espléndida, visualmente sobrecogedora, además de inventiva y más que enérgica, y aunque no he podido degustar los cómics y poder compararlos, creo que es una película increíble, tanto en animación como historia.
Para los más pequeños es genial por respetar nuevamente los valores de la familia, el amor y la amistad, y para los no tanto, podemos disfrutar con el humor tan peculiar del estudio, y es de agradecer que empiece a calar un pensamiento más adulto y racional en sus personajes, que pese a jugar a ser superhéroes, tengan una chispa de inteligencia. Baymax merece una frase para él solo, otra mascota adorable para la franquicia.Creo que no podría poner ningún pero a Big Hero 6 más que la lenta evolución de Hiro, que llega a pecar de codicioso y egoísta, pero consigue ser guiado correctamente gracias a los amigos, pilares siempre centrales en este tipo de cintas que hacen de su visionado toda una experiencia visual y emocional.
Zombeavers (2014) ya es harina de otro costal, porque durante sus 85 minutos de metraje no haces más que cuestionarse si lo que estás viendo es una obra maestra revestida de gore barato o una auténtica broma pesada e infumable. A día de hoy sigo sin encontrarle un significado real a lo que vi en esta cinta sobre castores zombis que hacen, al mismo tiempo, que las personas se transformen en entes animales y caníbales. Entre folleteos y tetas, diálogos soeces y más tetas, Zombeavers explora un nuevo filón del género del terror con estos enternecedores animales que bien podrían ser la pesadilla de cualquier población. Pero se centra demasiado en tetas.La idea es buena, no podemos negarlo, pero el bajo presupuesto que destila la cinta, y que se centre tanto en las relaciones de los adolescentes -y sí, más tetas-, hace que estemos más pendientes de ver carne que del terror en sí. Tampoco ayuda que los muñecos que encarnan los animales sean auténticas bazofias peludas. Esto, y que el inicio de Zombeavers recuerde irremediablemente a La balsa, de Stephen King, y las comparaciones, siempre odiosas, hacen que acabes desconectando cuando la sangre no mancha lo suficiente la pared.
No tengo lo mismo que decir con Autómata (2014). Si a finales de año me veré las caras nuevamente con Las últimas horas en mi ránking de mejores películas, os adelanto ya que estoy deseosa de entregarle un Razzie a esta decepción distópica que no consigue rescatarla ni Antonio Banderas. Autómata bebe mucho -demasiado- de la adaptación de Yo, robot, situándonos en un contexto postapocalíptico donde los robots velan por los humanos, enumerándonos las leyes de la robótica y mostrándonos un futuro asfixiante donde Banderas, que siempre actúa pareciendo que ha chupado un limón, se tropieza con la posible inteligencia de los robots. Hasta aquí podría parecerme interesante y hasta suculento, un ambiente muy acertado a Blade Runner que haría las delicias de cualquiera, pero tras esto, también califico Autómata de un lío robótico monumental, pues Banderas no parece acertar nunca con su bando, ni los robots con sus discursos de doble moral y posee un final tan soso y carente de significado que debes plantearte seriamente que quería contar Gabe Ibánez.Sin duda, Autómata intenta aspirar a más, y con tantas producciones del género recientes, no hablemos ya de clásicos, se queda en un tímido saludo sobre lo que podría haber sido. La premisa es buena, la fotografía sublime, pero está plagada de vacíos y equivocaciones. Y, por cierto, ¿por qué en un mundo tan devastado siguen usando papel?
Tráiler completo a Autómata
¿Habéis visto alguna de estas películas? ¿Qué os han parecido?