Revista Tendencias
Tengo que confesaros que soy una mujer enganchada al mundo gif. Es que hay para todo. Es impresionante la cantidad de tontadas que se han podido crear en estos pocos años de la creación de esta gilipollez. Que pones en el buscador acelga y te aparece fijo una hoja saltarina y sonriente.
¿Y los gatitos? ¡Es que son tan monos y tan cuquis! La verdad es que el reino animal da mucho juego para estos inventos modernos: perritos, monitos, pandas, mapaches...
¡Todos me valen! Quién le iba a decir a Deunostrusenió que cuando inventó las especies acabarían repitiendo sus movimientos más locos en bucles de un segundo.
Lo que me faltaba a mí, que encima ahora puedas convertirte tú en tu propio gif. ¡Madre mía, no estoy chocha yo con esto! Como no me gusta hacer el tonto ni nada...
Qué mal, yo que soy mujer de letras y que soy de extenderme en conversación absurda a la mínima sólo me faltaba decorar mis frases con gif, memes, stickers y emojis, que ya me veo que pronto acabaré enviando un pdf de varias páginas para decir que ya salgo de casa, esperarme que llego en cinco minutos.Porque con los emojis también... Déu ni do! Mi amiga Me, que está casi tan loca como yo, descubrió el juego del siglo. Te haces una foto y la aplicación, haciendo magia, te crea tu propio emoji en forma de dibujito. Entonces, con tu avatar listo ya puedes optar a un sinfín de emojis con tu caricatura haciendo básicamente lo que sería el capullo en dibujo. ¡Fantástico!
El problema es que esto es un no parar de mentes imaginativas incontrolables que a saber qué va a ser lo siguiente. ¡Miedo me dais! Siempre me ha fascinado que, la raza humana en general, podamos operar un cerebro a milímetro con un brazo mecánico mientras que el resto de gente normal nos limitamos a enviar el, ya más que clásico, emoticono de la mierda con ojos. Así que entre gif, emojis y memes la poca seriedad que tenía se ha ido a tomar por el...