Pocoyó y sus amigos empezaron a hacer las delicias de mi hijo cuando comenzamos con las papillas. Se quedaba hipnotizado viendo a los muñecos moverse, ese fondo blanco propicia que los bebés puedan distinguir bien los colores, los movimientos y como bien sabéis se quedan hipnotizados.
Hace unos cuantos meses que Pocoyó ya no suscitaba el interés de mi hijo, empezaba a ver otro tipo de dibujos, para más mayorcitos. Pero hace unas semanas descubrimos el Mundo Pocoyó, una página web donde hay juegos y muchas cosas más. Además están promocionándola por los centros comerciales y un día de casualidad nos encontramos con todo un mundo Pocoyó en el Centro H2Ocio de Rivas Vaciamadrid. Ordenadores pequeños para que los niños jugasen, actividades, muñecos. Todo listo para hacer las delicias de los peques.
Desde entonces se ha empeñado en ver de nuevo los dibujos animados. Pero esta vez lo ve desde otra óptica, entiende las moralejas del final de los episodios, comprende todo lo que cuenta el narrador, y yo que pensaba que era ya muy mayor para verlos estoy dándome cuenta que Pocoyó tiene mucho jugo, y todavía puede enseñarle muchas cosas: el valor de la amistad, el respeto por los demás, no ser egoista, la empatía, ponerse en el lugar de los otros, compartir, los diferentes juegos. Y ahora lo ve desde los ojos de un niño más desarrollado, más comprensivo y está disfrutando mucho, de nuevo.
Yo aprovecho las lecciones que le dan a Pocoyó para reforzar comportamientos y buenas acciones que, aunque adquiridas, a veces olvida un poco. Estamos pasando por una de esas fases de reafirmación de la personalidad y conlleva un poco de rebeldía añadida. Así que estos dibujos, con la sencillez que les caracteriza me están viniendo de perlas para motivarle un poco, recordarle lo aprendido y hasta relajarle un poquito.
Una de las razones por las que siempre recomiendo estos dibujos es porque incide mucho en las relaciones humanas, en las emociones. La educación emocional que damos a nuestros hijos es básica en edades tempranas. Casi más importante que cualquier educación intelectual o aprendizaje. Es la base que permitirá a nuestros hijos crecer y desarrollarse de un modo sano y libre.
Pero a la educación emocional la dedicaré el post que se merece.
Disfrutad de Pocoyó y sus amigos en familia, reiros con vuestros hijos, divertíos con este gracioso personaje, merece la pena.