Fuente: Wikimedia Commons
Bueno, en realidad son cinco cuadros. ¿Para qué empezar con uno si puedes hacer cinco? Sin comentarios.
La cuestión es que justo acababa de descubrir que existía el scrap y me había picado el gusanillo. ¿Mezclar mi pasión por las fotos con papelitos y decoraciones? De cabeza que me tiré. Y compré mis primeros libros para inspirarme (porque aquí una no tiene imaginación por si sola y necesita muuuuchas fuentes de inspiración, véanse si no mis tableros en Pinterest). Entre ellos estaba “Cuadros de Scrapbooking” (Drac) y para qué quise más.
Porque confieso que esto de los álbumes me atrae, pero como he visto cosas tan impresionantes siempre pensaba que por qué había que tenerlo guardado, que lo mejor era tenerlas a la vista y por eso no me acababa de tirar el tema de los minis o los LO. Y en ese libro encontré la solución: scrapear en lienzos.
Y se acercaba el día de la madre y pensé “qué mejor manera de probar que haciendo el regalo para mi mami?” Así que decidido, iba a hacerle unos cuadros a mi madre, inspirada en uno de los trabajos que había en el libro. Lo único malo es que entonces no tenía ni una octava parte del material que tengo ahora. Es más, no tenía ni un solo papel (imprimía los que tengo en digital), no había empezado la colección de washis, tenía algún que otro troquel, y alguna cinta y botones que había recuperado de esos que vienen de recambio en las camisas y vestidos de las enanas.
Compré algo más (ya lo veréis en los cuadros) pero poca cosa. Los pinté con pintura acrílica porque eso de que el fondo fuera blanco no me acababa de gustar. Y para pegar en lienzo pintado primero usé cola, al poco descubrí que no pegaba lo bien que necesitaba y tiré de celo ancho de doble cara. A día de hoy todavía no se ha despegado nada así que funciona.
Y ya no hay mucho más que contar porque lo hice muy simple, así que aquí os dejo con mis primeros cuadros:
Y así quedó montado (para unirlos hay que usar bisagras):