En su calidad de comisario Cervantes tuvo que viajar por parte de España y visitar las más alejadas aldeas y se puso en contacto íntimo y directo con el pueblo: con palurdos ignorantes, con ricachones avaros, con mujeres hacendosas y hembras de rompe y rasga, con curas de aldea y con hidalgos de villorrio. Tuvo que hacer noche en ventas ruines e incómodas, en las que paraban toda suerte de caminantes, desde el noble señor y la dama principal, hasta el tramposo titiritero o el más vil castrador de puercos. Mundo variado y confuso que aparecerá maravillosamente retratado en el Quijote hasta sus matices más sutiles y con sus notas más características.
Martín de Riquer
Aproximación al Quijote
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Los hombres son hombres en todas partes. Incluso en la cárcel, entre los bandidos, al cabo de cuatro años descubrí que había hombres. ¿Podrás creerlo? Hay naturalezas profundas, fuertes, maravillosas; fue bueno descubrir el oro bajo la ruda escoria. Y no sólo uno o dos, sino varios. A unos no puede dejar de respetárseles; otros son absolutamente admirables. A un cherkés (encarcelado por bandidaje) le enseñé a leer y a escribir el ruso. ¡Con cuánta gratitud me colmó! Otro prisionero lloró cuando nos separamos. Le había dado dinero; muy poco, pero su gratitud no tenía límites. Y, sin embargo, mi carácter se ha estropeado. Me mostraba caprichoso e impaciente con ellos. Respetaban mis humores y lo soportaban todo sin murmurar. A propósito: ¡qué cantidad de tipos maravillosos me he traído de la cárcel! Me acostumbré a ellos, y por eso creo conocerlos bastante bien. Cuántas narraciones de vagabundos y de bandidos y de toda esa vida negra y miserable; hay allí materia para volúmenes enteros. ¡Qué pueblo maravilloso! En fin, que no perdí el tiempo. Aprendí a conocer, si no a Rusia, por lo menos a su pueblo, a conocerlo bien, quizá como pocos lo conocen. Mira, este es mi pequeño orgullo. Espero que sea perdonable.
Fiódor Dostoievski
Carta a su hermano Mijail
Omsk. 22 de febrero de 1854
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De estas experiencias es de lo que vive un escritor. Si a un escritor no le pasa nada, pues tampoco va a tener qué contar. Pero escribir eso, ella la veía un poco como la amenaza de que yo iba a contar eso en toda la prensa, y no, yo sencillamente estaba pensando en tranquilizarla, en el sentido de que cualquier cosa que le pase a un escritor es su alimento, mientras que no sea la muerte. Pero la cárcel, y tenemos aquí el ejemplo maravilloso de Cervantes, el cautiverio, las aventuras, ser empleado que recoge granos o que cobra impuestos por todos los campos de España. Todo eso que algunos críticos y biógrafos dicen: “¡Pobre Cervantes! Iba por allá” es precisamente lo que enriqueció a Cervantes, lo que lo hizo cada vez más humano y pensaba yo en eso cuando usted me decía de si hay algo popular en lo mío. Desgraciadamente no, pero pensaba yo en Cervantes. Como él, por fuerza de las circunstancias había recorrido tanto pueblo y conocido a tanta gente y oído tantas cosas, que eso enriqueció inmensamente su obra.
Augusto Monterroso
La Semana de Autor sobre Augusto Monterroso
Madrid, 18 al 21 de noviembre de 1991
[Transcripción]
Foto: Dostoievski (izquierda) en la cárcel
21/22 de marzo de 1874