He esperado a que falten pocos minutos de este día 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, para contaros una historia de la que he tenido conocimiento esta misma mañana.
Se trata de la mujer asesinada por su pareja en Barcelona el pasado día 12 de febrero. Quizás escuchaste la noticia, remarcaron mucho que fue el primer asesinato de este tipo en lo que iba de año en Barcelona. Si, ya lo sé, a estas alturas ya no prestas atención a este tipo de macabras noticias.
Pero resulta que esa mujer asesinada, de origen dominicano, además de ser mujer era trabajadora. Y más concretamente era una de las chicas del servicio de limpieza que trabaja en mi empresa por las noches. Llevaba unos 3 meses trabajando con nosotros, me crucé con ella muchos días cuando finalizaba mi jornada laboral y comenzaba la suya.
Nunca me dijo su nombre aunque cada día cruzábamos algunos segundos de conversación sin importancia sobre el frío que hace o lo poco que llueve. Nadie en la empresa sabía su nombre, nadie conocía su historia. Todos recuerdan (yo no) que hace un par de meses llegó al trabajo con una marca en la cara que parecía un mordisco y ella dijo que había sido un golpe sin importancia.
Hoy cuando he descubierto que una mujer trabajadora ha sido asesinada y en el trabajo nadie supo de ella hasta 10 días después de cometerse el asesinato, he sentido una profunda tristeza, en serio. Una mujer que cruza el océano para buscarse un porvenir en nuestro país, que trabaja de noche limpiando la mierda que cuatro gilipollas como yo dejamos durante el resto del día.
Ella era una mujer trabajadora, nadie se acordará mañana de quién era, de donde venía, cuales eran sus problemas y cuales sus ilusiones. Es una más de la lista, la próxima está al caer.
Ah, por cierto, Felíz Día de la Mujer Trabajadora, seguro que si te acabas de quedar en paro te habrá hecho una puta gracia que te lo estén recordando todo el día, verdad?