Después de haber visitado los fantásticos Museos de Historia Natural de Nueva York, Washington D.C., Harvard y Oxford, he de decir que el de Viena ha pasado a ser mi favorito. No solo alberga la Venus de Willendorf, un esqueleto de un Diplodocus o una colección inmensa de insectos del siglo XVIII... el edificio en sí es una maravilla arquitectónica y los detalles de cada sala son una preciosidad.
El museo se compone de 40 salas con más de 30 millones de especímenes y objetos que lo convierten en uno de los museos más importantes de Europa... y uno de los más divertidos. Yo desde luego lo pasé genial. Las colecciones de minerales, animales disecados y piezas únicas relacionadas con el imperio austro-húngaro lo hacen una visita obligada.
Os dejo con esta visita virtual al museo y algunas fotos de nuestra visita.
{Medio mamut, en la misma sala que la Venus de Willenford}
{La Venus de Willendorf —con 25,000 añetes y así está de guapa}
{Esta sala tiene sorpresa: el Allosaurus fragilis que veis está animado (y es muy realista, oye)}
{Ramo de piedras preciosas que la emperatriz Maria Theresia le regaló a su marido}
{Cangrejos gigantes japoneses, regalo del emperador de Japón al emperador Franz Joseph}
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