Revista Cultura y Ocio
Notas previas
1221: el arzobispo de Toledo, Jiménez de Rada, consagra la iglesia de San Román.
1969: se inaugura el Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda en la iglesia de San Román.
Entorno histórico
El museo: la iglesia de San Román
La arquitectura:
La iglesia de San Román está situada en una de las partes más altas de la ciudad de Toledo.
Sus orígenes, sobre los que no existen más que datos parciales, se podrían remontar al periodo visigodo, ya que bajo la capilla mayor se descubrió en el transcurso de su restauración en 1968 una cripta identificada como un ábside edificado en dicha época, aunque algunas hipótesis los atribuyen a época romana por las bóvedas que sustentan la escalera de la torre.
Con posterioridad tal vez fue utilizada como mezquita ya que hasta 1572 se conservaban en ella laudas sepulcrales islámicas. Documentalmente se la cita como parroquia latina por primera vez a principios del siglo XII, en 1125, aunque la fábrica actual corresponde a la edificación consagrada por el Arzobispo Jiménez de Rada en 1221.
La tradición sitúa en esta iglesia la proclamación de Alfonso VIII como heredero de Castilla en 1161 por el alcalde de Toledo Esteban Illán, enterrado en una de las capillas.
La estructura es simple: es de planta basilical con tres naves, la central más alta y ancha, separada por arcos de herradura califal con dovelas alternadas enmarcadas en alfiz. Se sustentan sobre columnas de fuste romano adosadas a pilares de ladrillo, sobre las que se sitúan doce capiteles de diferentes tamaños, de los que cinco son visigodos, seis mozárabes (IX- X), y uno de tradición bizantina.
El programa iconográfico:
El deseo del arzobispo Jiménez de Rada, quien consagró la iglesia de San Román en 1221, de agradar tanto a mozárabes como a los cristianos nuevos de la ciudad de Toledo hizo que en esta iglesia quedasen plasmadas, a su vez, creencias de una y otra liturgia.
Éste, que reivindicaba el nuevo rito latino frente al toledano, mandó representar en los muros del templo a cabezas de la iglesia romana como san Benito, san Bernardo, san Gregorio, san Esteban, san Lorenzo, san Nicolás o san Ambrosio, junto a padres de la iglesia hispana, como san Ildefonso, san Eugenio, san Isidoro, o san Leandro.
De este modo presentaba un programa iconográfico como un fin catequético, en el que se pretendía mostrar dos realidades sociales dispares, como la de los mozárabes y los cristianos nuevos, que creen en el mismo dios, buscando el acuerdo de ambos.
Esta idea viene reforzada con las cartelas escritas y latín y otras en árabe, la lengua de los cristianos viejos.
De este modo, esta pintura mural se convierte en un claro ejemplo de plasmación de la realidad social del Toledo del siglo XIII.
Descripción
Los materiales que se exhiben en el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda, y que testimonian la importancia de la corte visigoda toledana a partir del último tercio del siglo VI, proceden de los fondos del Museo de Santa Cruz, provenientes de excavaciones llevadas a cabo en la provincia de Toledo (Vega Baja, Castillo de Bayuela, Carpio de Tajo, etc.).
Todas las piezas expuestas son el único vestigio que conservamos de lo que fueron las edificaciones civiles y religiosas de la ciudad en época visigoda, pues no se mantiene ninguna construcción original en pie.
La museografía distribuye las piezas arqueológicas en distintos bloques temáticos que nos ayudan a entender las características generales de la cultura visigoda y su plasmación material:
1. TOLEDO URBS REGIA.
Ya a mediados del siglo VI, el rey Atanagildo estableció la corte en Toledo, pero sería con Leovigildo, al culminar la unificación del reino, cuando la ciudad adquiriría la condición de sede regia.
En el III Concilio de Toledo, en época de Recaredo, conseguida la unidad política y religiosa entre arrianos y católicos, se designa a la urbe como Civitatem Regiam Toletanam, convirtiéndose de este modo en el centro neurálgico del poder político, administrativo y eclesiástico.
Para ilustrar este primer bloque temático, se presenta una pilastra de caliza de grandes dimensiones que nos hace suponer la envergadura de los edificios tanto civiles como eclesiásticos que se erigieron en Toledo durante estos dos siglos.
VEGA BAJA.
La vega baja del río Tajo, situada al norte de la población, experimentó una expansión como zona suburbana y espacio de recreo en época bajo imperial, con termas, circo, teatro y villas.
A partir de la segunda mitad del siglo VI y hasta mediados del siglo VII, en la vega baja toledana se produjo un nuevo desarrollo urbanístico, protagonizado por la construcción un complejo aúlico de palacios e iglesias.
Los restos arqueológicos resultados de las últimas excavaciones en dicha zona se exponen en una segunda vitrina, en la que encontramos gran cantidad de objetos como frisos, capiteles y pilastras de variada factura, junto con los restos de objetos de uso cotidiano como una arqueta, un colgante en forma de cruz, o monedas.
BAJO IMPERIO.
Un apartado especial se dedica a la trasformación cultural progresiva que sufre Hispania a partir del siglo IV, marcado por el proceso de cambio de uso de algunos edificios y espacios públicos, a la vez que surgieron otros nuevos.
En el territorio toledano existían importantes villae, destacando las de Saucedo (Talavera la Nueva) con una de sus salas transformada en iglesia en el siglo VI; Carranque, que continuó en explotación en época visigoda; Las Tamujas (Malpica de Tajo) o las Vegas de Pueblanueva.
LA DECORACIÓN DE LA IGLESIA.
Gran parte de la museografía se dedica al espacio de la iglesia y sus componentes; de este modo se explica la función de nichos, placas, tenantes de altar y canceles en el templo y se ilustra con gran cantidad de piezas. Entre todas ellas podríamos destacar un nicho-hornacina tallado reutilizando el fuste de una columna romana.
LA ESCULTURA.
El conjunto escultórico toledano es homogéneo en su temática y estilo, por lo que podría ser obra de un número reducido de talleres.
Estos centros cubrirían la demanda de piezas por parte de clientes como la Iglesia o el Estado, a los que se pueden sumar la escala más alta de la aristocracia visigoda.
La mayoría de los ejemplares conservados han aparecido fuera de contexto, como podemos percibir en muchas calles de la ciudad, o reaprovechados en construcciones posteriores, como es el caso de una pilastra con interesante iconografía conservada en la iglesia de San Salvador, reaprovechada para sostener los arcos de herradura de una mezquita en época posterior. Otro ejemplo de escultura característica de roleos con viñas se presenta en un friso procedente, posiblemente, de Guarrazar.
Agradecimientos:
Ficha realizada por nuestra colaboradora Lucía López García, que también ha aportado las fotografías que se incluyen.
https://www.turismo-prerromanico.com/monumento/museo-de-los-concilios-y-de-la-cultura-visigoda-20151111114933/&version;
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