Musgo/ Molsa de David Ciriri. Ilustrado por Esther Burgueño. Barcelona, Edebé, 2013. 168 pp., 8,60 €.
Por Anabel Sáiz Ripoll.
Musgo (“Molsa” en catalán) es el último Premio Edebé de Literatura
Infantil. David Cirici escoge como protagonista del libro a un perro quien, con
su mirada limpia, inocente y realista,
alude a la sinrazón de las guerras y a sus peores consecuencias. Nos parece un
acierto esta mirada distinta porque Musgo, el perro, no adopta cualidades
humanas, como sería el caso de una fábula, sino que, sin dejar de ser perro,
logra conmover a los lectores porque nos permite entender, desde el punto de
vista emocional del animal, los errores que los humanos cometemos y las
injusticias que nos hacemos a nosotros mismos.
Musgo es un perro que vive con su familia, que adora a sus dos niños y que
ve como, de la noche a la mañana, su mundo se viene abajo porque su casa es
destruida por una bomba y, con ella, desaparecen
sus niños, la razón de su vida. Musgo empieza así una peripecia vital
impresionante porque necesita comer y sobrevive gracias a su instinto y a la
ayuda de otros perros, pero en su olfato sigue, aunque sea muy débil ya, el
aroma de Janinka y Mirek, sus pequeños amos.
David Ciriri logra hacernos creer que es el propio perro quien explica sus
recuerdos, sus frustraciones, sus anhelos y sus puntos de vista. Musgo se
convierte en un personaje redondo que, sin ser racional, sí sabe entender qué
es bueno y qué es malo.
La novela se desarrolla en torno a las fechas de la Segunda Guerra Mundial en algún
país ocupado por los nazis, ya que, sin nombrarlos, aparecen varias
referencias. El episodio más duro, sin duda, es el que alude a los campos de
concentración. Musgo acaba, junto a otros perros, en uno de estos campos
vigilando a los prisioneros, aunque no es una tarea que les guste mucho, como
se puede comprobar al final.
Interesa mucho en el relato el sentido del olfato canino que David Cirici
recoge con absoluta nitidez. Los olores que percibe Musgo y que nos hace
percibir a los lectores son distintos a los que sentimos los humanos, como es
destinta su manera de actuar y sus prioridades. Llegamos a la conclusión, eso
sí, de que el perro es mucho más noble que el humano, como muestra Musgo y como
sospechamos los que tenemos perro y sabemos de su inteligencia innata.
“Musgo” empieza y acaba de la misma manera; es, por así decirlo, la
historia de una vida y el testimonio de un momento de nuestra historia del que,
particularmente, no nos podemos sentir orgullosos. Gracias a la tenacidad de
Musgo, a su empeño y a su olfato, el desenlace es mucho mejor de lo que
habríamos supuesto al principio.
El relato está escrito de forma impecable y se organiza en torno a 15
breves capítulos. Esther Burgueño lo ilustra y capta los momentos más
importantes del relato con sus imágenes en blanco y negro; en las que se
aprecia la magia de unos personajes unidos por lazos mucho más fuertes que la
propia sangre. La portada, por ejemplo, en tonos sepia, resume la esencia de
“Musgo”.
Es un texto emocionante y, como ya hemos dicho, conmovedor, lleno de
ternura; aunque también de crítica y de reflexión social. Es un libro muy
adecuado para los lectores desde 10 años y, sin duda, para los adultos. A los
pequeños les encantará la historia de Musgo y a los mayores les permitirá
entenderse mucho más a sí mismos y cuestionarse gracias al enfoque del perro
mucho más humano que el de muchos hombres.