
El verano gijonés se llena por decimosexto año de actividades que giran en torno a la llamada "música antigua", incorporando el segundo concurso de formaciones noveles, el curso y festival activo con actuaciones en distintos entornos y por supuesto conciertos como este de inauguración tras las palabras de su director Aarón Zapico.





Para aplacar el sofoco "fandanguero final" bisaron el Adagio del quinteto 7 que trajo nuevamente lo mejor de la formación, musicalidad a rebosar que hace grande la música nunca pequeña de Boccherini.